Parece que anda suelto Satan¨¢s
No estoy seguro de Dios, pero no tengo dudas con el Diablo. Ni Madrid de noche se parece a una canci¨®n de Aute. Ni el Diablo es como su estatua del Retiro, ni tiene que ver con el diab¨®lico personaje, ese tentador acompa?ante del ingenuo libertino en la ¨®pera de Stravinsky The rake's progress. Sin embargo, Satan¨¢s s¨ª anda suelto por las noches de Madrid. No le busquen entre los clientes de los autobuses ateos, ¨¦l sabe moverse con discreci¨®n y disimulo. La ciudad sabe convivir con sus diablos cojuelos y con los otros. Nosotros conocimos una noche alegre y confiada en los ochenta. Aquella movida nocturna muchas veces nos pill¨® en pecado y de madrugada, no pocas veces en aquellos jardines, sospechosos edenes que terminaban en ese garito llamado El Sol. Inevitable cita para una generaci¨®n de libertinos resistentes, de amigos de caer en las tentaciones, hasta que nos llegaba la hora de la expulsi¨®n de aquellos c¨¢lidos infiernos y nos expulsaban de nuestro particular para¨ªso con la m¨²sica de "pompa y circunstancia".
Madrid ya no es ese poblach¨®n manchego donde se mataba poco, ahora somos modernos al estilo Chicago a?os veinte
La ciudad siempre ha tenido sus territorios diab¨®licos, sus macarras, sus ladrones y los colgados que en compa?¨ªa de su mono te quer¨ªan asaltar -y algunas veces lo consegu¨ªan- a golpe de navajas o corta¨²?as. Las pistolas eran armas cargadas de pasado, un decorado de las pel¨ªculas de cine negro. Madrid ya no es ese poblach¨®n manchego, donde se mataba poco y de manera primitiva, ahora somos modernos de hace un siglo, de aquellos raros cinematogr¨¢ficos a?os veinte en Chicago. Ahora nuestra ciudad tiene sofisticadas tramas de corrupci¨®n, bandas internacionales, traficantes de alta tecnolog¨ªa, asesinos que surgen del fr¨ªo. Tipos que manejan pistolas que carga el diablo, que asesinan con nocturnidad en el centro hist¨®rico e irreal.
Hab¨ªamos visto la ¨®pera que Stravinsky compuso con libreto de Auden. Una obra maestra tonificada por el caf¨¦ y el whisky, en estado de genialidad, inter¨¦s por el diablo, desde sus man¨ªas, sus pasiones, su elegante izquierdismo, su escepticismo, sus pecados y sus tentaciones. Maravillosa, cinematogr¨¢fica y atrevida puesta en escena de Robert Lepage que es capaz de hacernos olvidar la hermosa lentitud de la belleza musical de Hogwood. Fuera la ciudad era noche y niebla, en la plaza de la cachonda Isabel II -mujer parecida a las exc¨¦ntricas que crearon Auden y Stravinski para llevar por el mal camino al libertino- nos tropezamos con unas velas encendidas. Era la puerta de una discoteca, el lugar donde a tiros hab¨ªan matado a dos noct¨¢mbulos. La discoteca se llama Heaven, la puerta a un infierno real.
Auden conoci¨® el infierno en Madrid. Era el a?o 36, luch¨® al lado de los buenos. Ganaron los otros y llegaron "noches saturadas de maldad".
Parece que anda suelto Lucifer. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.