Andrew Wyeth, pintor estadounidense
Su visi¨®n de la Am¨¦rica rural es a ¨¦l lo que la urbana a Andy Warhol
Pocas figuras han sido tan polarizadoras en el mundo del arte como la de Andrew Wyeth. El pintor estadounidense, cuya entrega a una pintura realista cargada de dobleces gener¨® arduas pol¨¦micas en el ¨¢mbito de la cr¨ªtica, falleci¨® el pasado viernes a los 91 a?os en Chadds Ford, Pensilvania.
Wyeth se hizo inmensamente popular en la d¨¦cada de los cincuenta, cuando el expresionismo abstracto se convirti¨® en la tendencia imperante en el mundo del arte americano mientras el p¨²blico a¨²n permanec¨ªa atado al gusto por iconograf¨ªas m¨¢s realistas. ?l escogi¨® el camino opuesto al de Jackson Pollock, Mark Rothko y todos los que revolucionaron el arte americano de la posguerra. Sin embargo, la obra de Wyeth, pese a ser despreciada por muchos de sus contempor¨¢neos de entonces y por algunos de los cr¨ªticos de la ¨¦poca, siempre fue aclamada por el p¨²blico. Los expertos del arte, en cambio, siguen sin ponerse de acuerdo sobre su legado.
Este pintor, nacido en el mismo pueblo en el que muri¨®, era el hijo de NC Wyeth, uno de los ilustradores m¨¢s celebrados de Estados Unidos. Fue ¨¦l quien le inculc¨® la pasi¨®n por el arte, aunque con m¨¦todos no exactamente ortodoxos. "Mi padre me mantuvo encerrado en algo parecido a una c¨¢rcel", recordaba en su biograf¨ªa. Aprendi¨® a dibujar antes que a leer correctamente, y durante su adolescencia ya trabajaba como ilustrador para su padre; sin embargo, no quer¨ªa seguir sus pasos y pronto empez¨® a experimentar con las acuarelas y la t¨¦mpera, para finalmente dar el salto a la pintura. Su primera exposici¨®n, organizada en 1936, fue un completo ¨¦xito: lo vendi¨® todo.
Pero el cuadro que lo catapult¨® al estrellato lo pint¨® en 1948. Cristina's world es el inquietante retrato de una mujer de espaldas que se arrastra por un campo verde. Al fondo se divisa una casa de aire oscuro. La imagen naci¨® de una visi¨®n real: la de una mujer, Cristina Olson, paralizada de cintura para abajo y que se negaba a ir en silla de ruedas y a la que conoci¨® de la mano de la que se convertir¨ªa en su mujer y su manager, Betsy James.
Su fuerte sentido de los negocios y la publicidad impuls¨® la fama de su marido hasta las alturas, consiguiendo convertirlo en favorito de presidentes -desde Eisenhower hasta Nixon- y en ni?o mimado de grandes instituciones -desde el Metropolitan hasta el Art Institute of Chicago-.
Su serie Helga Pictures reimpuls¨® su popularidad en los ochenta, cuando hizo p¨²blica una serie de m¨¢s de 200 retratos que nunca se hab¨ªan visto y que realiz¨® a lo largo de una d¨¦cada de la que fuera asistenta de su hermana. Estas pinturas siguieron alimentando el debate sobre el valor de su obra. Su particular visi¨®n de la Am¨¦rica rural es a Wyeth lo que la Am¨¦rica urbana es a Andy Warhol.
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