Salmer¨®n, un presidente olvidado
Dos libros recuerdan, en el centenario de su muerte, al pol¨ªtico de la Primera Rep¨²blica - En 1873 dimiti¨® por negarse a firmar sentencias de muerte
A pesar de ser una de las figuras intelectuales y pol¨ªticas m¨¢s relevantes del siglo XIX espa?ol, Nicol¨¢s Salmer¨®n Alonso (Alhama de Almer¨ªa, 1837-Pau, 1908) es un ilustre desconocido cuando acaba de cumplirse el centenario de su muerte. Aquel presidente de la Primera Rep¨²blica, que en 1873 dimiti¨® de su cargo porque se neg¨® a firmar unas sentencias de muerte, atesor¨® una de las trayectorias m¨¢s representativas de un agitado siglo. Salmer¨®n fue catedr¨¢tico de Universidad, ministro de Gracia y Justicia y presidente del Congreso de los Diputados y de la Rep¨²blica. Pero su vida estuvo tambi¨¦n salpicada de exilios, c¨¢rcel y represiones de todo tipo. "En cualquier caso", se?ala la historiadora Mar¨ªa Carmen Amate, "siempre puso su imperativo moral, la ¨¦tica, por delante de otras consideraciones de conveniencia, ego¨ªsmo u oportunismo. Su vida fue la renuncia constante de un hombre ¨ªntegro, un s¨ªmbolo de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y, prueba de ello, la encontramos en su lucha contra la pena de muerte o contra la esclavitud. Por todo ello resulta escandaloso que Salmer¨®n sea un presidente olvidado para la mayor¨ªa de espa?oles".
"El fil¨®sofo y pol¨ªtico represent¨® lo mejor de la Espa?a del XIX", dice su bi¨®grafa
Nicol¨¢s Salmer¨®n fue un s¨ªmbolo de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza
Para recuperar la memoria del fil¨®sofo y pol¨ªtico almeriense, Amate ha escrito una biograf¨ªa-c¨®mic en colaboraci¨®n con el dibujante J. M. Beltr¨¢n, titulada Nicol¨¢s Salmer¨®n. La vida de un presidente de la Rep¨²blica espa?ola (Arr¨¢ez Editores), que el pr¨®ximo mi¨¦rcoles se presentar¨¢ en el Ateneo de Madrid. Este acto formar¨¢ parte del homenaje que esta instituci¨®n cultural rendir¨¢ a Salmer¨®n y que incluir¨¢ tambi¨¦n la presentaci¨®n de Doctrinal de antropolog¨ªa, una selecci¨®n de cuadernos y de notas que el catedr¨¢tico de Metaf¨ªsica utilizaba para sus clases y que ha estado a cargo de Antonio Heredia, profesor de la Universidad de Salamanca. Una mesa redonda el jueves, que estar¨¢ coordinada por Jos¨¦ Luis Abell¨¢n, presidente del Ateneo de Madrid, completar¨¢ esta recuperaci¨®n del legado de Salmer¨®n. "Aparte de otras facetas", seg¨²n la convocatoria del Ateneo, "su fama de orador fue asimismo extraordinaria y en este aspecto su vinculaci¨®n con esta instituci¨®n fue muy considerable, ya que en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX esta llamada docta casa era la escuela de oratoria".
A juicio de Mar¨ªa Carmen Amate, que califica de "muy injusta" la ausencia de biograf¨ªas sobre Salmer¨®n, "el pol¨ªtico almeriense represent¨® lo mejor de la Espa?a del XIX". Influido por su padre, un m¨¦dico liberal, y por su hermano mayor, que tambi¨¦n fue un dirigente republicano, Nicol¨¢s sustent¨® toda su filosof¨ªa pol¨ªtica en el krausismo, una doctrina liberal, laica y regeneracionista. "La biograf¨ªa-c¨®mic sobre Salmer¨®n fue una iniciativa", comenta Amate, "pensada para los lectores m¨¢s j¨®venes como una forma m¨¢s amena de dar a conocer su figura. No obstante, est¨¢ pensada igualmente para un lector adulto. Hemos cuidado mucho el rigor hist¨®rico de forma que la mayor¨ªa de textos de los bocadillos del personaje de Salmer¨®n se basan en frases que pronunci¨® el dirigente republicano. Por ejemplo, su discurso cuando fue nombrado presidente en julio de 1873 y donde habla del derecho de todo hombre a la vida, a la libertad y a la dignidad, a ser protegido por el Estado, a no ser detenido arbitrariamente y de la extensi¨®n a la mujer de los derechos constitucionales, civiles y pol¨ªticos".
Salmer¨®n sustituy¨®, como presidente de aquella tempestuosa y agitada Primera Rep¨²blica a Francisco Pi y Margall e intent¨® imponer el orden y hacer respetar las leyes en una Espa?a sacudida por las sublevaciones cantonalistas, los disturbios callejeros y las frecuentes amenazas del Ej¨¦rcito de intervenir en la pol¨ªtica. No obstante, en un gesto que lo ha llevado a pasar a la historia con may¨²sculas, Salmer¨®n rechaz¨® las presiones de los militares para restablecer los consejos de guerra y las penas de muerte. "La pena de muerte como materia de penalidad", manifest¨®, "no la admitir¨¦ nunca porque es contraria a mi conciencia, porque es contraria a mis principios y a los principios de la democracia". Tras dimitir como primera autoridad del pa¨ªs, Salmer¨®n fue elegido presidente del Congreso y fue sustituido al frente de la Rep¨²blica por Emilio Castelar.
La Restauraci¨®n borb¨®nica en el rey Alfonso XII, auspiciada por el pol¨ªtico conservador Antonio C¨¢novas del Castillo, priv¨® a Salmer¨®n de su c¨¢tedra en la Universidad Central. Por ello se vio obligado a marchar al exilio en Par¨ªs. En la capital francesa, donde trabaj¨® como traductor y abogado, fund¨® el Partido Republicano Progresista, junto a Manuel Ruiz Zorrilla. Una d¨¦cada permaneci¨® con su mujer, Catalina Garc¨ªa P¨¦rez, y sus hijos en Par¨ªs hasta que en 1885 pudo regresar a Espa?a y recuperar su c¨¢tedra gracias a una amnist¨ªa decretada por el primer ministro liberal, Pr¨¢xedes Mateo Sagasta.
Desde 1886 y hasta casi su muerte -acaecida en 1908 en la ciudad francesa de Pau durante unas vacaciones- Salmer¨®n ser¨¢ elegido diputado republicano, una y otra vez, y se convertir¨¢ en palabras de Claudio S¨¢nchez Albornoz en "la sombra de la Rep¨²blica que un d¨ªa habr¨¢ de llegar". En su epitafio se pudo leer que "dej¨® el poder por no firmar una sentencia de muerte".
Huella republicana
- Cinco hijos de Nicol¨¢s Salmer¨®n tuvieron un protagonismo destacado en el primer tercio del siglo XX y, en especial, durante la Segunda Rep¨²blica. Nicol¨¢s fue diputado por el Partido Radical Socialista; Pablo fue presidente del Tribunal de Cuentas; Jos¨¦ fue director general de Obras P¨²blicas y dirigente de Izquierda Republicana; Exoristo fue un famoso dibujante y caricaturista; y Catalina se convirti¨® en una l¨ªder del movimiento feminista.
- A partir del final de la Guerra Civil, en 1939, el legado pol¨ªtico e intelectual de Nicol¨¢s Salmer¨®n desaparece casi por completo durante la dictadura franquista. Despu¨¦s de m¨¢s de tres d¨¦cadas de democracia, en la actualidad y fuera de la provincia de Almer¨ªa la huella de aquel catedr¨¢tico de filosof¨ªa es m¨¢s bien escasa. Prueba de ello es la escasa bibliograf¨ªa sobre Salmer¨®n. En Almer¨ªa, un parque, un instituto y una escultura recuerdan su figura, mientras en Alhama, su pueblo natal, una biblioteca recoge su obra.
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