El Atl¨¦tico est¨¢ quemado
Los de Aguirre no son capaces ni de aprovechar la inferioridad num¨¦rica del Almer¨ªa
A estas alturas, y con todos los males que le aquejan, no es un empate el mejor bot¨ªn para el Atl¨¦tico, un equipo que vive bloqueado tras arrancar 2009 de la peor manera posible. Y ese bloqueo le dej¨® sin argumentos en Almer¨ªa, donde no recaud¨® m¨¢s que la pedrea. No le vale. Al Almer¨ªa le falt¨® ¨¢nimo para hacer sangre de su rival en el primer tiempo y pag¨® su inferioridad num¨¦rica en el segundo. Al Atl¨¦tico le falt¨® lo de casi siempre: f¨²tbol.
Cinco minutos, no m¨¢s. ?se fue el tiempo que necesit¨® el Atl¨¦tico para desmenuzarse por culpa, ah¨ª es nada, de un bal¨®n que busc¨® la espalda de Antonio L¨®pez. Y que la encontr¨®, pues perdi¨® el defensa el norte, y el sitio, en su salto y Ortiz se fue raudo para ceder a la llegada de Uche, que remat¨® con todo. Leo Franco puso dos ladrillos en lugar de dos manos para amortiguar el disparo y ¨¦ste sali¨® rebotado al mismo sitio de donde vino, el pie derecho de Uche, que fusil¨®.
ALMER?A 1 - ATL?TICO 1
Almer¨ªa: Alves; Bruno, Carlos Garc¨ªa, Pellerano, Man¨¦; Juanma Oritz, Soriano, Iriney (Chico, m. 57), Crusat (Piatti, m. 78); Uche y Negredo. No utilizados: Esteban; Juanito, Corona, Nieto y Jos¨¦ Ortiz.
Atl¨¦tico: Leo Franco; Perea (Seitaridis, m. 62), Pablo (Miguel, m. 77), Ujfalusi, A. L¨®pez; Assun?ao (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 59); Sinama, Banega, Simao; Ag¨¹ero y Forl¨¢n. No utilizados: Coupet, Heitinga, Camacho y L. Garc¨ªa.
Goles: 1-0. M. 5. Uche fusila. 1-1. M. 22. Sinama cabecea una falta de Antonio L¨®pez.
?rbitro: Delgado Ferreiro. Expuls¨® por doble amarilla a Pellerano (m. 53) y a Banega (m. 89). Amonest¨® a Perea, Sinama, Iriney, Man¨¦ y Carlos Garc¨ªa.
Unos 15.000 espectadores en el estadio Juegos del Mediterr¨¢neo.
El partido dej¨® poco para el recuerdo. Lo mejor: un taconazo de... Hugo S¨¢nchez
A punto estuvo Hugo S¨¢nchez de hacer la voltereta en el banquillo. Por vez primera, el f¨²tbol espa?ol viv¨ªa un duelo de mexicanos en los banquillos, Aguirre y Hugo, compa?eros que fueron en su selecci¨®n. Hab¨ªa envidado el t¨¦cnico rojiblanco con una apuesta ofensiva y antes de pesta?ear ya ten¨ªa un gol en contra. Le tocaba al Atl¨¦tico remontar, dominar, crear juego, pues el Almer¨ªa, con semejante premio, pleg¨® velas y esper¨® acontecimientos. Pero al Atl¨¦tico, cuya imaginaci¨®n en la zona de creaci¨®n es un misterio, le costaba horrores tratar con criterio el bal¨®n que el Almer¨ªa le hab¨ªa regalado. Forl¨¢n, visto lo visto, se puso a la tarea y s¨®lo entonces se le encendi¨® la luz al Atl¨¦tico. La misma que se le apag¨® a Perea, al que se le fueron la cabeza y el hacha en una entrada delictiva a Crusat que s¨®lo fue castigada con una tarjeta amarilla. Al rato le imit¨® Pellerano, que volte¨® a Ag¨¹ero en una acci¨®n de aspecto barriobajero. Su falta permiti¨® a Antonio L¨®pez poner el bal¨®n en el ¨¢rea para solaz de Sinama, que lo cabece¨® ante la salida en falso de Alves.
El Atl¨¦tico hab¨ªa reaccionado con prontitud, pero viv¨ªa un suplicio cada vez que Crusat encaraba a Perea. El partido navegaba en la nada cuando Forl¨¢n se hizo presente y se fue con la pelota cosida al pie, metros y m¨¢s metros por delante, rivales que quedan en el camino. Pero le sobr¨® al uruguayo el pie derecho de Alves.
Aquello asust¨® al Almer¨ªa, que ni siquiera se anim¨® cuando un bal¨®n vol¨® sobre su banquillo y Hugo lo devolvi¨® al c¨¦sped con un soberbio taconazo, de las pocas cosas que dej¨® el partido para el recuerdo. El Almer¨ªa acab¨® de encogerse cuando se qued¨® con diez. Un simple empuj¨®n llev¨® al ¨¢rbitro a mostrar la segunda amarilla a Pellerano. La salida de Ra¨²l Garc¨ªa robusteci¨® al Atl¨¦tico. Ag¨¹ero se hizo presente con un cabezazo que golpe¨® el larguero y con sendas acciones en las que el bal¨®n se escap¨® por la orilla. Forl¨¢n tuvo la pen¨²ltima en su bota izquierda con un chutazo que sac¨® Alves. El partido viajaba sin demasiado sentido de un lado a otro, aunque era el Atl¨¦tico el que, superior num¨¦ricamente hasta que a Banega se le cruzaron los cables, llevaba la voz cantante. Pero les falt¨® acierto a quienes no suelen fallar, con Ag¨¹ero desesperado porque nada le sal¨ªa. Y lo que le sal¨ªa lo tapaba Alves, que se fue creciendo a la misma velocidad que fue menguando el Atl¨¦tico, un equipo quemado cuyo juego hace tiempo que est¨¢ en n¨²meros rojos.
Ag¨¹ero: "As¨ª no vamos a ning¨²n sitio"
Ag¨¹ero acab¨® el partido caliente. Quiz¨¢ demasiado. Su protagonismo fue tan destacado al terminar como durante el mismo, en el que pas¨® casi m¨¢s tiempo aguantando las faltas de sus rivales que demostrando la clase que se le conoce. Fue pitar Delgado Ferreiro el final del encuentro y el Kun explot¨®. Otra jornada que pasa, otro partido que el Atl¨¦tico no gana. Excesivo para su ambici¨®n.
En lo que va de a?o el Atl¨¦tico no sabe qu¨¦ es sumar de tres en tres puntos. Ayer estuvo cerca, no como en su visita al Valencia o cuando recibi¨® al Athletic. El motivo no fue otro que la media hora que dispuso en superioridad num¨¦rica contra el Almer¨ªa. Pero de nada le sirvi¨® la expulsi¨®n, por doble tarjeta amarilla, del defensa Pellerano en el minuto 53, las dos tras faltas sobre Ag¨¹ero.
"No puede ser que jugando contra diez no hagamos mejor al f¨²tbol, que no lleguemos m¨¢s", clam¨® el argentino. Y fue m¨¢s all¨¢ mandando un aviso sin destinatario concreto: "Estoy muy caliente. As¨ª no vamos a ning¨²n sitio. Tenemos que reaccionar y empezar a entrenarnos bien para que esto cambie".
Ag¨¹ero y cambio son dos t¨¦rminos que hace menos de cinco d¨ªas ya se juntaron. El pasado martes fue cuando su suegro, Diego Armando Maradona, le recomend¨® dejar Madrid para fichar por el Inter. Poco despu¨¦s, y previo paso por la ducha, el suramericano reconoci¨® el mal papel tanto individual como del grupo: "No podemos perder m¨¢s puntos. Nos falt¨® el ¨²ltimo pase y definir, aunque el portero estuvo muy bien".
Javier Aguirre, el t¨¦cnico del Atl¨¦tico, discrep¨® de la opini¨®n de su estrella ampar¨¢ndose en que s¨®lo les falt¨® el segundo gol: "Si habl¨¢ramos de 1-4, no pasar¨ªa nada. Evidentemente, nuestra intenci¨®n era ganar contra diez o contra once y as¨ª lo manifestamos en el terreno, pero no pudo ser".
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