Obama llega con una ola de esperanza
El nuevo presidente de Estados Unidos pide a los ciudadanos trabajar unidos - Ma?ana firmar¨¢ una serie de decretos con medidas inmediatas de cambio
El mito ser¨¢, finalmente, coronado al mediod¨ªa de hoy. Barack H. Obama tomar¨¢ posesi¨®n como el 44? presidente de Estados Unidos ante dos millones de testigos presenciales y varias decenas m¨¢s de millones de telespectadores en este pa¨ªs y a lo largo de todo el planeta. No se recuerda cu¨¢ndo un ser humano concentr¨® en torno a su persona tal cantidad de esperanzas de un mundo ansioso de optimismo.
Muy pronto empezar¨¢ a comprobarse si el hombre elegido por sus compatriotas est¨¢ a la altura de esa expectaci¨®n desorbitada. Hasta ahora, Obama ha citado a Kennedy, ha elogiado a Roosevelt y ha puesto a Lincoln como modelo. Pero en ninguno de ellos podr¨¢ escudarse a partir de hoy. Hoy Obama empezar¨¢ a construir su propio legado, Obama tendr¨¢ que ser el presidente Obama y, con suerte, alg¨²n d¨ªa compartir¨¢ con ellos la gloria, y la humanidad, todav¨ªa en plena era de dependencia americana, se habr¨¢ beneficiado de ello.
Ser¨¢n prioridades cerrar Guant¨¢namo y la prohibici¨®n de la tortura
Sobran las razones para ponerle a esta fecha una nota pesimista. La acumulaci¨®n de crisis pol¨ªticas y econ¨®micas contempor¨¢neas hace a¨²n m¨¢s patentes las obvias limitaciones que un hombre por s¨ª solo tiene para corregir la direcci¨®n del mundo. Pero la emoci¨®n es tambi¨¦n un motor de la historia, y Obama llega a la presidencia de Estados Unidos sobre una ola de energ¨ªa positiva que necesariamente debe engendrar un momento nuevo en el devenir de las calamidades cotidianas.
Cientos de miles de personas, en su mayor¨ªa j¨®venes y sonrientes, algunos llegados desde tan lejos como California, Kansas, Kenia, Jap¨®n o Alemania, est¨¢n desde ayer en las calles de Washington para dar testimonio de ese momento, excitante, ins¨®lito, lleno de posibilidades, creado en torno a una figura tan exc¨¦ntrica de la pol¨ªtica tradicional que ha devuelto la fe a aut¨¦nticas masas de descre¨ªdos. Si la elecci¨®n de Obama fue posible, todo parece ahora al alcance de la mano. ?Yes, we can!
Es cierto que cada cuatro a?os, el pueblo estadounidense se rinde ante el nuevo presidente con la ilusi¨®n infantil que caracteriza a esta sociedad. Cada cuatro a?os Washington se engalana y rinde homenaje a la democracia a la que sirve de sede. Pero esta vez hay algo m¨¢s. El p¨¦simo recuerdo dejado por George Bush, unido a la gesta de haber elegido al primer presidente negro de la historia, sumado a la propia personalidad y biograf¨ªa del gran protagonista, hacen de esta inauguraci¨®n casi una reinvenci¨®n del sistema pol¨ªtico norteamericano.
Obama ha empezado esa tarea humildemente. Por ahora, ha demostrado ser un hombre prudente y sereno al que el ¨¦xito no le ha separado todav¨ªa los pies del suelo. Ayer, con motivo de la celebraci¨®n del d¨ªa de Martin Luther King, recorri¨® los barrios pobres de Washington, ech¨® una mano en el adecentamiento de las horribles condiciones de algunos locales p¨²blicos -una peque?a contribuci¨®n con el rodillo y la pintura- y transmiti¨® una receta muy sencilla para responder a tantas expectativas. "Si todos cumplimos con nuestro trabajo, las cosas pueden ir mejor. Pero tenemos que involucrarnos todos, no podemos permitirnos manos ociosas", declar¨®.
Por supuesto ¨¦l tiene ya preparada una agenda intensa para su primer d¨ªa en la Casa Blanca. El mismo mi¨¦rcoles tiene previsto firmar varias ¨®rdenes ejecutivas (decretos) para el cierre de Guant¨¢namo, probablemente la prohibici¨®n de la tortura y otras medidas urgentes que no pueden esperar al debate en el Congreso. Tambi¨¦n mantendr¨¢ reuniones con sus equipos econ¨®mico y de seguridad para tomar enseguida distintas iniciativas relacionadas con la crisis financiera, el paquete de est¨ªmulo econ¨®mico, la guerra de Gaza, el repliegue en Irak y el refuerzo en Afganist¨¢n.
Las primeras 24 horas de Obama como presidente van a ser una vor¨¢gine de actividad que marcar¨¢ el resto de sus primeros 100 d¨ªas, en los que quiere aprobar las medidas para contener la crisis econ¨®mica -con un peque?o crecimiento, si es posible, para final de a?o- y establecer una nueva relaci¨®n con el mundo, basada en la apertura del di¨¢logo con pa¨ªses con los que ahora no lo hay -Siria, Ir¨¢n, quiz¨¢ Cuba- y el impulso de propuestas novedosas en relaci¨®n con Oriente Pr¨®ximo y el desarme nuclear. Todo ello desde una nueva filosof¨ªa, en la que se entierra la divisi¨®n superficial entre buenos y malos, y con un nuevo estilo, escuchando antes de tomar decisiones.
Esto es, al menos, lo que se promete y lo que mantiene aqu¨ª a la gente casi un¨¢nimemente en torno a su nuevo presidente, un valor, el de la unidad, que Obama intentar¨¢ preservar. "Ma?ana (por hoy) vamos a estar todos como un solo pueblo en el Mall, donde todav¨ªa suenan los ecos del sue?o del doctor King".
Obama necesita prolongar esos sue?os y conservar el respaldo de los ciudadanos porque ¨¦stos, a su vez, van a necesitar paciencia. Ni Guant¨¢namo se va a cerrar al d¨ªa siguiente de que lo ordene Obama ni la crisis econ¨®mica va a desaparecer en el momento en que se adopten las nuevas medidas. Obama necesita extender el actual periodo de gracia durante varios meses, si no a?os, antes de que los resultados de su gesti¨®n sustituyan a sus hermosos discursos.
Pero, de momento, las palabras tambi¨¦n cuentan. Las palabras son, en definitiva, las que se?alan el camino. Y hoy es un d¨ªa de palabras, unos 17 minutos de palabras que Obama pronunciar¨¢ para la historia.
Otros discursos
Frases m¨¢s c¨¦lebres
en las tomas de posesi¨®n presidenciales:
- Abraham Lincoln (1865). "Sin malicia hacia nadie (...), esforc¨¦monos para (...) vendar las heridas de la naci¨®n".
- Franklin D. Roosevelt (1933). "De lo ¨²nico que debemos tener miedo es del miedo mismo".
- John F. Kennedy (1961). "La antorcha ha pasado a manos de una nueva generaci¨®n de estadounidenses".
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