Se necesitan h¨¦roes
Aceptada la crisis tal cual es, tremenda, tras la reciente confesi¨®n del vicepresidente Solbes en este mismo diario, tendr¨ªa que ocurrir como en EEUU, donde se buscaron un h¨¦roe nada optimista, que llamaba a las cosas como lo que eran y empezaba a buscar pasta para d¨¢rsela corriendo a banqueros y corporaciones del autom¨®vil, contradiciendo la doctrina no intervensionista liberal tan cara al republicanismo norteamericano. Este h¨¦roe ten¨ªa que ser de nuevo aspecto. Gary Cooper ya estaba visto en S¨®lo ante el peligro, y adem¨¢s est¨¢ en los cielos; o James Stewart en El hombre que mat¨® a Liberty Valance, al que, por cierto, no mat¨® ¨¦l. Ten¨ªa que ser de color, color negro, cambio radical donde los hubiera, que removiera todo con su sola presencia, el llamado a dar el aldabonazo para lo nuevo. Y, cuando se empieza a desgastar, aparece un piloto en el Hudson y ameriza en plan pel¨ªcula salvando a todos los pasajeros de la nave. Estos americanos..., no est¨¢n locos, y a pesar de ello ya no los recibimos con alegr¨ªa.
Si no encontramos h¨¦roes, ya que Carpanta nos deprime y no da la talla, ?qu¨¦ nos queda?
Nuestro h¨¦roe de verdad, a lo sumo, volver¨¢ a ser Carpanta, el personaje de tebeo que so?aba con llenar su tripa. No damos para m¨¢s. Negamos la necesidad de h¨¦roes de verdad, y los seres de nuestra generaci¨®n, cuando empiezan a venir mal dadas, nos acordamos s¨®lo de ¨¦l, no con satisfacci¨®n. A m¨ª Carpanta me daba pena, no me hac¨ªa gracia, pero es lo que da esto que nos rodea, esta Espa?a, o esta Euskadi, o lo que sea. Cada pocos a?os, cuando los hechos nos demuestran que no ¨¦ramos lo que nos dec¨ªan que ¨¦ramos, pensamos en Carpanta. Somos m¨¢s pobres, pandereteros e irresponsables que los dem¨¢s. Nuestro lema es "Mientras dura, dura". Luego la crisis no da ni para h¨¦roes; nos domina tanto la depresi¨®n y, sobre todo, la envidia, que no les permitimos la existencia.
Les tenemos a nuestro lado y no les reconocemos. Son esos empresarios que han aguantado a pesar de la extorsi¨®n de ETA; esos agentes que tienen que acudir a cada amenaza de ETA y que se han salvado en Hernani de volar por los aires; esos profesores que aguantan las presiones. Cada vez que alguien quer¨ªa hablar apolog¨¦ticamente de ellos se le ped¨ªa que no dramatizase. Ahora, con esta crisis, igual resulta antipatri¨®tico buscar h¨¦roes para consolarnos. Hasta el mito del origen escrito del euskera en la excavaci¨®n de Veleia se nos ha ido al traste en cuanto los arque¨®logos han tirado de la manta. No tenemos nada a qu¨¦ agarrarnos. ?Hasta nuestros mitos son un fraude!
Si no encontramos h¨¦roes, ya que Carpanta nos deprime y no da la talla, ?qu¨¦ nos queda? Nos queda algo que se gest¨® en el franquismo y a lo que dio nombre el ministro de Obras P¨²blicas Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora: el Estado en obras. Nos van a consolar, nos vamos a consolar, con el tranv¨ªa de Vitoria, la nueva l¨ªnea de metro a Otxarkoaga, con cada tramo que avance el AVE en nuestro territorio. Volver¨¢n los nodos con el lehendakari de turno inaugurando obras, y, en vez de que Carpanta en esta ¨¦poca sue?e con un pollo, a nosotros nos har¨¢n so?ar con tramos f¨¦rreos o terminales de autobuses. Pero no habr¨¢ h¨¦roes, porque aqu¨ª para serlo tiene que ser autorizado con instancia y tasas a abonar. Nuestra mediocridad no los permiten.
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