Nadie hablar¨ªa de esto si fu¨¦ramos hombres
Su ropa, su peinado y su historia familiar. ?Por qu¨¦ se cuestiona a las mujeres en pol¨ªtica sobre su aspecto o vida personal?
Para que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, ministro del Interior (por nombrar a uno), hubiese generado un volumen de comentarios sobre su atuendo el d¨ªa de la Pascua Militar similar al de la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, probablemente tendr¨ªa que haber acudido al acto vestido con una falda.
La ministra pronunci¨® ante el Rey un largo discurso; explic¨®, entre otras muchas cosas, los cambios que conllevaba la Ley de Carrera Militar, las ¨²ltimas adquisiciones de armamento o el estado de las misiones en el exterior. Pero lo que inspir¨® r¨ªos de tinta, de lo que se habl¨® sin cesar desde aquel d¨ªa, fue de su pantal¨®n, su chaqueta y su sombra de ojos. En un primer momento, la pol¨¦mica se justific¨® en una supuesta violaci¨®n del protocolo, que exig¨ªa a las mujeres "vestido largo". Pero en cuanto la propia ministra aclar¨® que el atuendo hab¨ªa recibido el visto bueno de la Casa del Rey, el asunto qued¨® reducido a lo que era: otro debate sobre el aspecto de una pol¨ªtica. El en¨¦simo.
Paz Herrera: "La imagen debe reflejar la personalidad sin anular el mensaje"
Pilar L¨®pez D¨ªaz: "Ellas son m¨¢s atacadas porque no son bien venidas"
A¨ªdo: "Hay que mostrar la diferencia de trato para que no les suceda a otras"
Llevar una 'stripper' a la c¨¢rcel fue menos criticado que el traje de Chac¨®n
Podr¨ªa parecer que la pol¨¦mica era absurda, y que, por rid¨ªcula, era inocente e inofensiva. Y que llamar "Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vogue" a la vicepresidenta tras aparecer en un reportaje en una revista de moda, o "Carme la del bombo" a la ministra de Defensa cuando estaba embarazada, eran juegos de palabras m¨¢s o menos ingeniosos, gamberradas sin importancia.
La ministra de Igualdad, Bibiana A¨ªdo, cree, sin embargo, que en esas cr¨ªticas est¨¢ uno de los retos de su ministerio. "Tengo la responsabilidad de poner de manifiesto esta diferencia injustificada y gratuita de trato para intentar que, en el futuro, la situaci¨®n vaya cambiando y no les suceda a otras. Debo hacerlo aun sabiendo que visibilizar esta diferencia de trato traer¨¢ nuevos ataques de las mismas minor¨ªas que se resisten a los cambios".
Con un esfuerzo de siglos y la aplicaci¨®n de leyes de discriminaci¨®n positiva, las mujeres han conseguido conquistar los puestos de responsabilidad. Pero en el esca?o de diputada, en el sill¨®n de ministra, arrastran a¨²n el pecado original de ser mujeres y, en penitencia, se las despoja del apellido (Soraya, Maleni...), y se les piden explicaciones de c¨®mo se visten, de c¨®mo cuidan a sus hijos, o por qu¨¦ no los tienen. ?Por qu¨¦?
Chac¨®n interpret¨® el revuelo provocado por su atuendo en la falta de costumbre y la resistencia al cambio. "300 a?os tiene nuestra Pascua Militar; por primera vez una mujer da un discurso al Rey y algunos han cre¨ªdo que de lo que se deb¨ªa hablar era de la ropa que llevaba la ministra", contest¨® en una entrevista en Cuatro a I?aki Gabilondo.
Para Amelia Valc¨¢rcel, catedr¨¢tica de Filosof¨ªa Moral de la UNED y autora, entre otros, de ?tica contra est¨¦tica y La pol¨ªtica de las mujeres, todo obedece a "la fuerte inercia patriarcal, que mueve a¨²n el planeta Tierra". "Est¨¢ en las costumbres, en c¨®mo hablamos y pensamos, y la tienen igualmente los dos sexos". Frenar esa inercia ser¨¢ "un esfuerzo de varias generaciones". Pero es optimista. "Cada vez que se produce un episodio como el de Chac¨®n se abre un debate y, generalmente, despu¨¦s se avanza. Funcionan como un term¨®metro, porque son pruebas que nos dan la temperatura moral de la igualdad. El patriarcado es muy severo, pero todo eso ha empezado a romperse. Antes te echaban de misa si ibas con pantalones. Las mujeres se han empe?ado en ser libres, y acabar¨¢n si¨¦ndolo".
"Se siguen cuestionando, destacando y analizando aspectos relacionados con la vida privada de las pol¨ªticas, su vestuario, su peinado y otros elementos superficiales que nada tienen que ver con su val¨ªa profesional", se?ala A¨ªdo, "y eso se produce con independencia de la afiliaci¨®n pol¨ªtica de las protagonistas". Nunca Esperanza Aguirre hab¨ªa defendido con tanta pasi¨®n a un miembro de las filas enemigas como cuando se identific¨® con las cr¨ªticas al pantal¨®n de Chac¨®n: "Me indigna que sea motivo de discusi¨®n lo que nos ponemos y c¨®mo nos cortamos el pelo... Eso no pasa con los hombres. Todo lo que lleve puesto una ministra del Gobierno me parece correct¨ªsimo", zanj¨®.
Un repaso a los ¨²ltimos n¨²meros de las revistas del coraz¨®n confirmaba que, al contrario que sus colegas masculinos, la responsabilidad pol¨ªtica implica para las mujeres, espa?olas o extranjeras, el sacrificio de su vida privada. Rachida Dati, la ministra de Justicia francesa, resolv¨ªa p¨¢ginas en todas las publicaciones. Por haber salido del hospital en el que hab¨ªa dado luz a su hija "vestida para no perderse el Consejo de Ministros", por hacerlo "con tacones de aguja", por su baja maternal y por no haber querido revelar el nombre del padre de la criatura -el servicio de espionaje marroqu¨ª intent¨® averiguarlo y la lista de candidatos incluy¨® al ex presidente del Gobierno Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar-. Tambi¨¦n se hablaba de "El nuevo amor de Trinidad Jim¨¦nez" (secretaria de Estado para Iberoam¨¦rica), y por supuesto, del incidente Chac¨®n.
Pilar L¨®pez D¨ªaz, profesora de Ciencias de la Informaci¨®n, llama la atenci¨®n sobre lo siguiente: "Mientras todos estaban ocupad¨ªsimos criticando el traje de la ministra de Defensa, el hecho de que se llevara a una stripper a la c¨¢rcel de Picassent para que actuara delante de algunos hombres que hab¨ªan violado o matado a mujeres, precisamente por verlas como un objeto sexual, por no respetarlas, pasaba casi desapercibido. Mercedes Gallizo recibi¨® muchas menos cr¨ªticas por esto que la se?ora Chac¨®n. Me sorprende".
La pol¨¦mica sobre el pantal¨®n de la ministra segu¨ªa viva a¨²n en las revistas cuando un diario generalista public¨® en portada una fotograf¨ªa de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa retratada, seg¨²n explic¨® su director, "a lo femme fatale", sobre un titular que dec¨ªa: A solas con Soraya. En la imagen, en blanco y negro, la portavoz del PP en el Congreso aparec¨ªa recostada en la habitaci¨®n de un hotel, vestida con un traje de noche y descalza. Seg¨²n el diario, la imagen reflejaba "las contradicciones de la propia Soraya" (siempre Soraya), y otra cosa m¨¢s: "Puesto que Zaplana nunca se fotografi¨® en tanga -comparaba el diario- es obvio que este retrato de Soraya [nunca S¨¢enz de Santamar¨ªa] demuestra que las fantas¨ªas y las aspiraciones de muchas mujeres son distintas que las de la mayor¨ªa de los varones".
Las aspiraciones de las mujeres, aclar¨® A¨ªdo, que la semana anterior se encontraba en ese peri¨®dico con un reportaje sobre su novio, son las siguientes: "Que se nos juzgue por nuestra gesti¨®n [...], por si cumplimos o no nuestra palabra y nuestros compromisos. Que se nos mida con los baremos y criterios que se aplican a cualquier hombre".
Ninguna de las colegas de la portavoz del PP cay¨® en la trampa de criticarla. Tampoco sus compa?eros, al menos en p¨²blico. Jos¨¦ Luis Arceo, catedr¨¢tico en la Complutense especializado en Comunicaci¨®n Pol¨ªtica, interpret¨® en la imagen "un intento de afianzar la idea de mujer libre y poco cercana al ala ultra del PP", pero aventur¨® que "no dejar¨¢n de lloverle cr¨ªticas por esto". L¨®pez D¨ªaz, por el contrario, consider¨® que S¨¢enz de Santamar¨ªa hab¨ªa pretendido ofrecer una "imagen tradicional de una mujer que, antes de nada, es mujer, y que le gusta agradar". Y expuso como ejemplo contrario a Hillary Clinton. "No ofrec¨ªa la m¨¢s m¨ªnima posibilidad a que la consideraran una mujercita. Si un periodista le hubiera pedido que saliera de detr¨¢s de la mesa de su despacho para que cruzase las piernas y se hiciera una foto, le habr¨ªa dicho que la foto se hac¨ªa detr¨¢s de la mesa en la que trabajaba, porque ¨¦sa era la imagen que quer¨ªa dar".
Preguntada sobre qu¨¦ deber¨ªan evitar ellas en pol¨ªtica, Paz Herrera, asesora de imagen de la empresa Qu¨¦mepongo, afirma: "La imagen debe reflejar la personalidad del pol¨ªtico, pero siempre debe ser sobria y acorde a su puesto y situaci¨®n. Debe reflejar personalidad, pero nunca anular el mensaje".
En cualquier caso, nada hace pensar que, a corto plazo, la imagen de las pol¨ªticas empiece a importar tanto o tan poco como la de los pol¨ªticos. Porque el problema de fondo, concluyen los expertos, es que Espa?a es a¨²n una sociedad muy machista, en la que los pol¨ªticos no son una excepci¨®n. Lo sabe muy bien Soledad Becerril, a la que Alfonso Guerra defini¨® un d¨ªa como "Carlos II vestido de Mariquita P¨¦rez". "Fui la primera ministra de la democracia, en 1981, y eso llam¨® mucho la atenci¨®n", recuerda. "Los pol¨ªticos, hombres y mujeres, son reflejo de la sociedad del momento. Si hay casos de machismo entre los pol¨ªticos es porque esa actitud existe en la sociedad".
Valc¨¢rcel va m¨¢s all¨¢: "Las mujeres son nuevas en esto y se las mira con desconfianza. Estamos en un momento de competici¨®n entre dos procesos: la renovaci¨®n, que pasa porque las mujeres vayan ganando terreno en la esfera p¨²blica y les concedan por fin el derecho a la individualidad, el ser juzgadas una a una, y no como 'chicas'; y la resistencia al cambio". L¨®pez D¨ªaz est¨¢ de acuerdo: "Las mujeres sufren m¨¢s cr¨ªticas porque no son bienvenidas en el terreno del poder, y la prueba es que son necesarias medidas de discriminaci¨®n positiva que obliguen a listas paritarias. Muchos hombres, m¨¢s de los que se cree, no est¨¢n de acuerdo con su presencia en cargos p¨²blicos, de ah¨ª que aprovechen cualquier oportunidad para denigrar y socavar sus logros con comentarios que nada tienen que ver con su labor pol¨ªtica". A las mujeres, a?ade Becerril, "se les pide mucho m¨¢s". "Incluso nosotras mismas nos dejamos llevar por la corriente de ser buenas profesionales y tambi¨¦n estar guapas, a la moda...".
En ese escenario machista han surgido mujeres que parecen haber pensado "si no puedes con el enemigo, ¨²nete a ¨¦l". "Oportunistas ha habido siempre", afirma Valc¨¢rcel. "Tambi¨¦n hay muchas que comparten ese contexto patriarcal. Mucha gente mis¨®gina lo es realmente sin querer, porque lo ha heredado". Arceo cree tambi¨¦n que algunas personas "ejercen de mujer, aprovechan todo este asunto de manera poco natural y eso, al ser una exageraci¨®n, y ser as¨ª percibida, puede ir contra los propios principios de igualdad. Es decir, que si el objetivo es limar el machismo, con exageraciones desde el muy justo feminismo no se consigue alcanzar la meta propuesta sino, probablemente, todo lo contrario".
?Soluciones? A Becerril le gusta el ejemplo de la canciller alemana, Angela Merkel: "Se presenta tal como es: de aspecto austero, no sigue modas ni se deja torturar por la imagen. Es una magn¨ªfica profesional. Est¨¢ a lo que est¨¢".
"Resistir", propone L¨®pez D¨ªaz. "Vamos por el buen camino. Somos el ¨²nico pa¨ªs europeo con una ley de violencia de g¨¦nero". Valc¨¢rcel se?ala otra receta: "Si alguien demuestra estar en el pleistoceno moral, lo m¨¢s eficaz es el rid¨ªculo, hac¨¦rselo notar".
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