Barras y estrellas en la Castellana

Hist¨®rico. Emocionante. Inolvidable. Los adjetivos grandilocuentes se repet¨ªan ayer por la tarde en un c¨¦ntrico hotel de la capital, donde cerca de 600 personas se reunieron para ver el momento en que Barack Obama se convert¨ªa en el 44? presidente de Estados Unidos.

Una pantalla gigante retransmitiendo en directo desde Washington presid¨ªa la fiesta, delante de dos p¨®sters con la imagen sonriente del primer presidente negro en llegar a la Casa Blanca. Enfrente, la sala se iba llenando con las decenas de personas que hac¨ªan cola desde una hora antes. Caras de ilusi¨®n, de satisfacci¨®n, de expectaci¨®n. Y, sobre todo, caras j¨®venes.

Por eso el acto comenz¨® con la actuaci¨®n de unos m¨²sicos adolescentes. Les hab¨ªa presentado una representante de los dem¨®cratas en Espa?a, organizadores de la fiesta, tras declararse "orgullosa de ser americana". ?se era el esp¨ªritu reinante all¨ª. Orgullo e ilusi¨®n por la nueva etapa. "Queremos que los ni?os conozcan este esp¨ªritu de cambio", explicaban Ana y Gerard, una pareja estadounidense con hijos espa?oles. Sus palabras se ahogaron cuando los asistentes recibieron con una gran ovaci¨®n la aparici¨®n de Obama en la pantalla. Despu¨¦s, un silencio reverencial cuando jur¨® su cargo y dio su primer discurso como presidente. Para terminar, todos escucharon de pie a una joven de raza negra que cant¨® en el hotel, con voz emocionada, el himno americano. Todo un s¨ªmbolo.La mayor¨ªa eran j¨®venes estadounidenses. Pero tambi¨¦n hab¨ªa estudiantes espa?oles, como Gonzalo y Pablo, que quer¨ªan "vivir el momento rodeados de americanos y no s¨®lo verlos por la tele". O matrimonios con hijos peque?os que celebraban el "hist¨®rico d¨ªa". Serigne Fall, un senegal¨¦s afincado en Madrid, tampoco se quiso perder el "momento inolvidable", como lo calificaba con una bandera estadounidense en la mano.

El juramento como presidente se llev¨® la mayor ovaci¨®n de la tarde

El vicepresidente de la plataforma espa?ola del Partido Dem¨®crata, Gil Carvajal, ten¨ªa una invitaci¨®n para los actos de Washington, pero prefiri¨® "estar en Madrid, rodeado de amigos, que all¨ª con una multitud". Carvajal se mostraba "emocionado porque el gran cambio empieza hoy". Ashley Ingram, la estudiante de 17 a?os que cerr¨® el acto entonando el himno, tambi¨¦n cre¨ªa que "el cambio ya est¨¢ en marcha en Estados Unidos". Un cambio que acaba con la era de George W. Bush, silbado y abucheado cada vez que aparec¨ªa en la pantalla.

Juan Fernando L¨®pez Aguilar, cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas, tambi¨¦n se paseaba entre los m¨®viles y c¨¢maras digitales que fotografiaban la imagen de Obama en la televisi¨®n. "Este 20 de enero es el comienzo del siglo XXI", comentaba sonriente mientras segu¨ªa los actos de Washington: "Se demuestra que el poder del voto puede cambiar cosas".

Los aplausos fueron continuos durante toda la fiesta: para el matrimonio Clinton, para el vicepresidente Joe Biden, para la actuaci¨®n de Aretha Franklin... Los decibelios iban en aumento hasta que, a las seis y seis minutos, Barack Obama juraba el cargo de presidente. Todos los asistentes se pusieron entonces de pie y le dedicaron la ovaci¨®n m¨¢s sentida de la tarde.

"All¨ª se quiere mucho a Obama, pero veo que aqu¨ª en Espa?a tambi¨¦n", contaba la estudiante Marni Isaacson, de 19 a?os, que lleva un mes en Madrid. Su figura se ha convertido en "un fen¨®meno hist¨®rico, ins¨®lito", resum¨ªa Gil Carvajal. "Los ojos de todo el mundo est¨¢n pendientes de Washington", afirmaban emocionadas Amie Hern¨¢ndez y Susie Conwell. Trabajadoras en Espa?a desde hace dos a?os, las dos veintea?eras estaban sentadas en el suelo, en la primera fila frente a la gran pantalla: "Es un d¨ªa hist¨®rico". Detr¨¢s de las im¨¢genes que mostraban a la multitud reunida en los aleda?os del Capitolio, en Washington, para recibir al nuevo presidente, s¨®lo dos sencillos carteles. Barack Obama, sonriente, apostaba por el cambio.