La guerra sume Gaza en la oscuridad
Los habitantes deambulan entre ruinas en espera de la asistencia humanitaria
La iluminaci¨®n de la ciudad egipcia de Rafah es tenue. Pero cruzar la frontera entre el pa¨ªs ¨¢rabe y Gaza es sumirse en las tinieblas. El sistema el¨¦ctrico fue destrozado por el fuego israel¨ª. A partir del paso de Rafah, la franja era anoche un pozo m¨¢s negro que nunca.
Los uniformes de los polic¨ªas del Gobierno de la franja de Gaza son negros. En la frontera de Rafah, son esos agentes, funcionarios del Ejecutivo islamista, quienes reciben a los extranjeros que proceden de Egipto. Sonr¨ªen. Cuesta trabajo comprender c¨®mo tienen ganas de bromear tras el castigo padecido, despu¨¦s del p¨¢nico que han sufrido el mill¨®n y medio de sus habitantes durante 23 d¨ªas de bombardeo del Ej¨¦rcito israel¨ª. ?Y lo que les queda ahora por reconstruir!
Lo ¨²nico que se divisa a lo lejos son reflejos de los 'kibutzim' israel¨ªes
Los tanques del Ej¨¦rcito avanzaban por los salones de las viviendas
A¨²n se usan algunos de los 1.500 t¨²neles que perforaban la frontera con Egipto
Muy pocas luces se ven en los 35 kil¨®metros que separan la localidad de Rafah, en el sur de la franja, de la capital. Sorprenden las repentinas sombras al borde del asfalto. Gente que nada tiene que hacer en sus casas si no es dormir.
Cientos de miles de personas no pueden ver la televisi¨®n, ni navegar por Internet, ni lavarse con el agua que se bombea gracias al flujo de corriente, ni conservar alimentos, ni usar lavadoras, ni los alumnos pueden estudiar los ex¨¢menes de mitad de curso. "A los hospitales llegan ni?os con quemaduras porque muchas familias utilizan l¨¢mparas de queroseno y hay accidentes", comenta Mohamed, un vecino de Gaza.
Ni siquiera se puede observar la destrucci¨®n provocada por la enorme violencia desatada por los militares israel¨ªes que ayer, tras 18 d¨ªas de invasi¨®n terrestre, abandonaron el territorio palestino. S¨®lo algunas medianas de la carretera Saladino, ya convertidas en cascotes, y boquetes en las casas m¨¢s cercanas se divisan porque el conductor detiene el veh¨ªculo un instante. "Ya ver¨¢s ma?ana", dice.
La oscuridad ser¨ªa completa si no fuera porque los coches y los camiones que transportan ayuda humanitaria (que es una gota en el oc¨¦ano de la reconstrucci¨®n) circulan y alumbran con sus potentes faros.
"Hay casas que llevan 20 d¨ªas sin luz y sin agua en algunos barrios de la ciudad de Gaza", afirma Mohamed. Sucede a lo largo de la banda costera de 45 kil¨®metros. Desde la v¨ªa Saladino, un vistazo hacia oriente en la zona de Jan Yunis es suficiente para constatar que pueblos enteros viven en la oscuridad m¨¢s absoluta.
Lo ¨²nico que se divisa son algunos reflejos en la lejan¨ªa. Son de los kibutzim israel¨ªes y las comunidades agr¨ªcolas y ganaderas que bordean la franja de Gaza.
Es parad¨®jico. Porque la ¨²nica central el¨¦ctrica, destrozada en junio de 2006, tras la captura del soldado israel¨ª Gilad Shalit, ha vuelto a funcionar.
Hay combustible. Pero ahora es otro el problema. Los bombardeos de la aviaci¨®n y la artiller¨ªa israel¨ªes han machacado la mayor¨ªa de los transformadores y las redes el¨¦ctricas que surten a las ciudades y campos de refugiados. Lo de las redes el¨¦ctricas es un problema a?adido porque antes de la guerra se utilizaban para distribuir la corriente y repartir as¨ª la escasez. Ahora es mucho m¨¢s complicado.
Nos aproximamos a la ciudad de Gaza. En el este de la ciudad, se levantan los barrios de Zeit¨²n y Sheyaieh, dos de las zonas m¨¢s castigadas por el fuego israel¨ª.
Cuentan en Gaza que los blindados y la infanter¨ªa emplearon una t¨¢ctica para evitar que los explosivos colocados bajo tierra por las milicias islamistas -las Brigadas Ezed¨ªn el Kassam, de Ham¨¢s, y las Brigadas al Quds, de Yihad Isl¨¢mica- les sorprendieran. Las excavadoras se abr¨ªan paso derribando casas. As¨ª los tanques avanzaban por los salones de las viviendas. Sin peligro a toparse con los explosivos preparados por los milicianos. "Hay residentes que no encuentran las calles donde estaban sus viviendas. Son todo escombros", asegura Mohamed.
Ni est¨¢n en pie muchos de los pocos naranjos que hab¨ªan resistido embestidas anteriores, ni los olivos, ni las granjas de criadores de pollos...
Todo es tan oscuro que al for¨¢neo deben explicarle d¨®nde estaba el Serrallo, levantado por los brit¨¢nicos al comienzo de los 30 a?os de su mandato, entre 1918 y 1948.
La sede del Parlamento palestino en Gaza tambi¨¦n es una ruina. La comisar¨ªa, a escasos cientos de metros, otro mont¨®n de cemento y hierro. Estos bloques s¨ª pod¨ªan observarse. Porque tal vez las ¨²nicas farolas que iluminan la franja est¨¢n en la avenida de Omar el Mujtar, que muere en el Mediterr¨¢neo. Es el ¨²nico lugar donde la negrura se mitiga, porque un buen pu?ado de comerciantes s¨ª dispone de generadores el¨¦ctricos que producen un ronroneo constante.
Es uno de los aparatos m¨¢s demandados en Gaza. S¨®lo a trav¨¦s de los t¨²neles de Rafah se abastec¨ªan de estos artilugios, cuyo ruido es t¨ªpico en la franja desde que la central el¨¦ctrica fuera arrasada. Pero esa v¨ªa que ha alimentado el territorio palestino de armas y mercanc¨ªa durante a?os ha sido sofocada a base de proyectiles de potencia descomunal. Ya se han puesto los zapadores manos a la obra de nuevo.
En la Rafah egipcia, segu¨ªan ofreciendo ayer entrar en Gaza bajo tierra. Algunos de los 1.500 t¨²neles que perforaban la frontera con Egipto todav¨ªa se utilizan. Algunas de las cientos de carpas que escond¨ªan sin esconder los t¨²neles a¨²n permanec¨ªan intactas delante de edificios convertidos en esqueletos.

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