870 folios a l¨¢piz de memoria obrera
Manuel Barros, pe¨®n especialista del astillero vigu¨¦s Barreras durante la dictadura, redact¨® el relato de su vida como trabajador en el siglo XX
Ochocientos setenta folios escritos a l¨¢piz. En un contenedor de ese tama?o verti¨® Manuel Barros Fern¨¢ndez la memoria de toda una vida, la suya. Despu¨¦s de jubilarse en 1976, y animado por su hijo, el chaval que hab¨ªa nacido en Coruxo el 23 de marzo de 1918 fue llenando las cuartillas hasta completar O rap¨¢s da aldea. Memorias dun traballador (1918-1976). "Eu quedei todo cheo de ras¨®n pola boa noticia resibida. Mir¨¢bame libre de ir ¨® taller, onde levaba trinta e seis anos traballando, e non ter que morrer coas botas postas", acaba Barros su recuento vital, justo el d¨ªa de su retirada del astillero Barreras, en Vigo.
"Una vez que prejubilaron a mi padre, se aburr¨ªa", explica el primog¨¦nito de Manuel Barros, Carlos, historiador y profesor en la Universidad de Santiago. "En las navidades de 1982, le convenc¨ª para que escribiese sus memorias". Entre enero de 1983 y noviembre de 1987, en papel cuadriculado tama?o A3, el pe¨®n especializado Manuel Barros Fern¨¢ndez fue redactando un testimonio ¨²nico de su paso por el siglo XX. "No estaba acostumbrado a escribir, y esta falta de costumbre la resolvi¨® escribiendo como hablaba". Y ese habla, el gallego de Coruxo, la define Carlos Barros como "la de los que dicen Ghalisia y no Galicia".
"No acostumbraba a escribir, y lo resolvi¨® escribiendo como hablaba"
"No se trata de un personaje pol¨ªtico o sindicalmente significativo"
La edici¨®n de O rap¨¢s da aldea, facturada por la Fundaci¨®n Dez de Marzo y en manos de su director, V¨ªctor Santidri¨¢n, y de la fil¨®loga Bego?a M¨¦ndez, respeta "el gallego de los puertos" en el que Barros narra su vida. "Creo que mi padre nunca ley¨® un libro", dice Barros, "s¨®lo la prensa, la normal y la clandestina". Y le bastaron esos mimbres para transcribir la peripecia de "un trabajador como hubo millones a lo largo de la Historia", seg¨²n Santidri¨¢n.
"Lo que me interesa del libro como hijo", asegura Carlos Barros, "es lo que me interesa como historiador". Un volumen sobre las cousas da vida, en el que se reconstruye la subjetividad de un obrero expuesto a los vaivenes de su ¨¦poca. Desde su contacto con la "ideolog¨ªa comunista" en los tiempos de la II Rep¨²blica hasta su formaci¨®n, obligada, en las filas nacionales en la Guerra Civil, O rap¨¢s de aldea aparece como "testimonio directo de la gente com¨²n, lo que en historiograf¨ªa se denomina autobiograf¨ªa popular".
El autorretrato escrito de Manuel Barros, que muri¨® en 1998 sin verlo publicado, transita la Guerra Civil y los primeros y t¨ªmidos contactos con el aparato clandestino del PCE antes de las ca¨ªdas de posguerra. Y recuerda como su servicio en el ej¨¦rcito de Franco le ayud¨® a encontrar su puesto en el astillero vigu¨¦s. Operario de gr¨²a, grueiro, Barros Fern¨¢ndez describe los pormenores de la f¨¢brica, las condiciones objetivas del trabajo en uno de los polos industriales de la Galicia del franquismo. "Es la historia de las clases populares aut¨¦nticas", remarca V¨ªctor Santidri¨¢n.
A veces cercano a aquellas investigaciones que los te¨®ricos del obrerismo italiano denominaban encuesta obrera, O rap¨¢s da aldea habla del mundo del trabajo pero tambi¨¦n de la faceta de m¨²sico en orquestas de Barros. "As¨ª completaba su salario", dice Santidri¨¢n. Y aunque su posici¨®n en la cadena del astillero -en la gr¨²a, su jornada laboral transcurr¨ªa en solitario- no era la del obrero masa, en los a?os 60 recuperar¨ªa la militancia en la izquierda. "No se trata de un personaje pol¨ªtica o sindicalmente significativo", apunta el director de la fundaci¨®n editora, "sino de un trabajador que ten¨ªa el carn¨¦ del Partido Comunista y que repart¨ªa, a lo mejor, el Mundo Obrero". Quien s¨ª se destac¨® como afiliado al Partido Comunista de Galicia en los a?os anteriores a su legalizaci¨®n, sin embargo, fue su hijo Carlos Barros.
La utilizaci¨®n de materiales de derribo, recogidos en Barreras, para construir su casa, la relaci¨®n con los capataces o la familia se integran en las Memorias dun traballador. "Mi padre ten¨ªa una conciencia aguda de la historia", recuerda Barros, "y unos rudimentos b¨¢sicos de materialismo hist¨®rico a partir de los que enhebra el relato de su vida". La "frescura" del relato, que, a decir de V¨ªctor Santidri¨¢n, es la "principal virtud" de una obra "sobre la vida cotidiana de la gente de a pie", y su cercan¨ªa a la oralidad, "debido a una cuidadosa edici¨®n ling¨¹¨ªstica", remachan O rap¨¢s da aldea, que ayer se present¨® en Santiago. Para el Barros historiador, "es una fuente original, ya que no copi¨® a nadie, ¨²nica, porque no volvi¨® a escribir, e irrepetible, para conocer el siglo XX en Galicia".
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