Obama: "Nosotros no torturamos"
El presidente firma las normas que garantizan el trato humanitario a los presos y el cumplimiento por Estados Unidos de la Convenci¨®n de Ginebra
El presidente Barack Obama pas¨® ayer las p¨¢ginas m¨¢s oscuras de la anterior Administraci¨®n y orden¨®, adem¨¢s del cierre de Guant¨¢namo, acabar con la tortura, las detenciones ilegales, las c¨¢rceles secretas de la CIA, los traslados de presos a reg¨ªmenes dictatoriales y toda otra forma de trato vejatorio a los detenidos en contra de los elementales principios humanitarios.
"Es una acci¨®n vehemente para restaurar los procedimientos legales y los valores constitucionales que han hecho grande a este pa¨ªs incluso en el fragor de la guerra", dijo Obama al firmar los decretos que devuelven a EE UU al campo de las naciones civilizadas.
Junto con la formalizaci¨®n del cierre de Guant¨¢namo en el plazo m¨¢ximo de un a?o, que ya hab¨ªa sido anunciado el d¨ªa anterior, el presidente de Estados Unidos firm¨® un segundo decreto en el que se encarga a los responsables de los departamentos afectados la elaboraci¨®n de unas normas sobre "retenci¨®n, detenci¨®n, juicio, transferencia o liberaci¨®n de detenidos" que se atengan a las exigencias b¨¢sicas de las Convenciones de Ginebra.
Los nuevos decretos facilitar¨¢n el acceso de Cruz Roja a los detenidos
Un tercer decreto proh¨ªbe expresamente las instrucciones sobre m¨¦todos de interrogatorios dadas durante todos los a?os de la Administraci¨®n anterior y advierte que los ¨²nicos sistemas permitidos a partir de ahora son los que constan en el Manual de Campo del Ej¨¦rcito, que excluye, por ejemplo, la pr¨¢ctica del ahogamiento.
La orden presidencial exige que todos los organismos del Estado que tengan que ver con la seguridad faciliten el acceso de los detenidos a Cruz Roja y ordena a la CIA el cierre de todos sus centros de detenci¨®n -George Bush hab¨ªa dicho que ya no quedan-, y le proh¨ªbe en el futuro poner en funcionamiento ese tipo de instalaciones.
Estas medidas, declar¨® Obama, "adem¨¢s de promover un trato seguro y humano de aquellos individuos bajo la custodia de Estados Unidos, aseguran el cumplimiento de los tratados firmados por Estados Unidos, incluidas las Convenciones de Ginebra".
"Nos vamos a regir por una regla que dice: nosotros no torturamos", manifest¨® el presidente, quien afirm¨® que esto supone la aceptaci¨®n de "una norma que se remonta a los Padres Fundadores, unas exigencias de conducta que no s¨®lo se aplican cuando es f¨¢cil sino cuando resulta m¨¢s dif¨ªcil", en alusi¨®n al ataque sufrido por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 y la posterior guerra contra el terrorismo. "Vamos a intentar ganar esa guerra", a?adi¨®, "pero lo vamos a hacer de acuerdo a nuestras normas".
Un alto funcionario de la Administraci¨®n explic¨®, posteriormente, que cuando el presidente les dio instrucciones de redactar esta nueva legislaci¨®n, lo hizo "con la condici¨®n de que la seguridad de Estados Unidos no se viera amenazada". En su discurso de toma de posesi¨®n, Obama rechaz¨® como falsa "la opci¨®n entre seguridad y los ideales".
Con toda la grandeza que pueda encerrar esa frase, los pasos dados en sus primeras horas por Obama en relaci¨®n con este asunto conllevan un riesgo considerable. Estados Unidos no ha sufrido un ataque terrorista en su territorio desde el 11-S, y la Administraci¨®n anterior atribu¨ªa ese logro al precio que tuvo que pagar en materia de derechos humanos. Cierto o no, ese dilema va a estar presente en la mente de los ciudadanos si se produce alg¨²n atentado en los pr¨®ximos meses.
Algunas de las decisiones tomadas ayer por Obama tienen, adem¨¢s, cierta complejidad para su cumplimiento. No es f¨¢cil, por ejemplo, garantizar el respeto de las normas de interrogatorio que se decidan en los centenares de frentes en los que soldados, esp¨ªas y agentes de seguridad estadounidenses act¨²an simult¨¢neamente cada d¨ªa.
Especialmente dif¨ªcil resulta la soluci¨®n de Guant¨¢namo. Adem¨¢s del derribo del andamio legal levantado para su apertura, que debe hacerse con acciones coordinadas de los departamentos de Justicia y Defensa, es necesario encontrar una salida a los cerca de 250 presos que quedan en aquella base.
Un alto funcionario inform¨® ayer de que los presos ser¨¢n divididos en tres categor¨ªas: aquellos que van a ser transferidos a otros pa¨ªses, los que van a ser juzgados por tribunales estadounidenses y los que no entran en ninguno de los dos grupos anteriores. Los casos de estos ¨²ltimos ser¨¢n revisados personalmente y, probablemente, cada uno requerir¨¢ un tratamiento diferente mediante alguna ley o decreto espec¨ªficamente destinado a ¨¦l.
Esa misma fuente asegur¨® que la Administraci¨®n de Estados Unidos no ha iniciado todav¨ªa oficialmente conversaciones con pa¨ªses que, eventualmente, est¨¦n dispuestos a dar acogida a algunos presos. "Estamos convencidos, sin embargo, de que hay varios Gobiernos dispuestos a ayudarnos a resolver este problema", dijo.
Las autoridades estadounidenses se asegurar¨¢n de que ninguno de los presos es trasladado a pa¨ªses que no alcancen determinados niveles de democracia y derechos humanos, lo que excluye, seg¨²n el portavoz citado, a China como posible territorio de acogida.
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