La UE, Israel y el derecho
Muchos observadores han quedado sorprendidos de la timidez con la que la Uni¨®n Europea ha reaccionado ante las masacres desencadenadas por Israel contra los palestinos de Gaza durante varias semanas, y ello despu¨¦s de un cruel embargo sobre los territorios ocupados. La Uni¨®n declar¨® su postura el 30 de diciembre de 2008. Pero no hallamos en ninguna parte del texto condena directa alguna de los bombardeos contra los civiles, referencia alguna a la violaci¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra sobre la guerra, denuncia alguna de la estrategia israel¨ª de embargo con la que se pretende que la poblaci¨®n palestina padezca hambre y, menos a¨²n, indignaci¨®n alguna por la suerte de Gaza, ciudad convertida en c¨¢rcel al aire libre, permanentemente tiranizada por el Ej¨¦rcito israel¨ª. En el fondo, sabemos que la actual presidencia europea dirigida por el checo Vaclav Klaus se ha posicionado a favor de Israel. Y es probable que Francia, con el plan que ha elaborado con Egipto, y Espa?a, con la valiente declaraci¨®n del presidente Zapatero y la acci¨®n intensa del ministro Moratinos sobre el terreno, se hayan movilizado con tanto ¨ªmpetu para oponerse a la postura de la Uni¨®n. En realidad, la Uni¨®n no se considera un actor principal en Oriente Pr¨®ximo, aunque sea la primera en padecer las consecuencias de la inestabilidad que impera all¨ª. Y ello porque ha aceptado, como por otro lado los palestinos de la OLP, dos grandes cambios que se han producido en la gesti¨®n de este conflicto desde principios de los a?os 90.
Israel se arroga, en nombre de la seguridad, un derecho de guerra en todas partes, y no se sentir¨¢ seguro en ninguna
En primer lugar, la Uni¨®n acept¨® despu¨¦s de la guerra del Golfo de 1990-1991, que el conflicto palestino-israel¨ª se situara fuera de la legalidad internacional con la Conferencia de Madrid en 1992. Puesto que el principal resultado de ¨¦sta fue que israel¨ªes y palestinos entablaron un di¨¢logo directo, pero tambi¨¦n, bajo la presi¨®n conjunta de Estados Unidos e Israel, que el problema palestino-israel¨ª dej¨® de ser competencia de la ONU. A partir de esta ¨¦poca, estadounidenses e israel¨ªes hicieron saber al mundo que el conflicto no podr¨ªa solucionarse si no era dentro del marco de un acuerdo bilateral entre los principales protagonistas, y ello bajo la batuta norteamericana. La ONU deb¨ªa limitarse a avalar este acuerdo una vez tomado. Al aceptar este mecanismo, la OLP de Yasir Arafat entr¨® en una espiral fat¨ªdica, que sigue pagando. En cuanto a Europa, no s¨®lo se ha sometido desde hace 17 a?os a esta reorientaci¨®n, sino que incluso ha inscrito en ella su acci¨®n diplom¨¢tica.
En segundo lugar, Europa tambi¨¦n ha suscrito el cambio estrat¨¦gico impuesto por el eje estadounidenses-israel¨ª en el proceso de negociaci¨®n. A saber: la sustituci¨®n del paradigma de la paz a cambio de los territorios que apoya la comunidad internacional por el de la seguridad de Israel como condici¨®n a priori de cualquier avance en las negociaciones con los palestinos. Ahora bien, como Israel no quiere definir sus fronteras y sobre todo sigue con la colonizaci¨®n sistem¨¢tica de los territorios ocupados (los asentamientos de colonias se han multiplicado por cuatro desde los acuerdos de Oslo), resulta que este pa¨ªs se arroga, en nombre de la seguridad, un derecho de guerra en todas partes, y no se sentir¨¢ seguro en ninguna. La Uni¨®n Europea legitima esta evoluci¨®n en todas sus declaraciones anteponiendo el "derecho a la seguridad de Israel", sin definir nunca el per¨ªmetro de este concepto de seguridad.
Para salir de este doble callej¨®n sin salida Europa debe reorientar radicalmente su estrategia. Primero debe resituar el conflicto en el contexto del Derecho Internacional volviendo a la legitimidad de la ONU. Esto significa lo siguiente: que apoye la organizaci¨®n de una conferencia internacional auspiciada por el Consejo de Seguridad, que exija el env¨ªo sobre el terreno de cascos azules, que presione a Naciones Unidas para que ¨¦sta fije plazos en las negociaciones entre los protagonistas y que implique a la comunidad internacional en la seguridad, tanto del Estado de Israel como del futuro Estado palestino.
En el plano de sus relaciones bilaterales con los protagonistas, Europa deber¨ªa hacer uso sin que le temblase el pulso del mecanismo de la cooperaci¨®n privilegiada del que dispone, suspendiendo los acuerdos econ¨®micos en caso de que la legalidad internacional no fuera respetada. Deber¨ªa controlar la utilizaci¨®n de los fondos enviados a la Autoridad Palestina y, sobre todo, dialogar con Ham¨¢s, cuyo Gobierno ha sido democr¨¢ticamente elegido por los palestinos. Ello har¨ªa, sea dicho de paso, m¨¢s eficaz su condena a los ataques contra civiles israel¨ªes. En definitiva, Europa deber¨ªa ser independiente y mostrarse decidida en la defensa del derecho internacional. ?Acaso es eso un deseo piadoso?
Traducci¨®n de: Mart¨ª Sampons
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