"La confianza del paciente en m¨ª a¨²n me abruma"
Rebelde, innovador. Tambi¨¦n comenta que tiene cierta capacidad de anticipaci¨®n. De ah¨ª sus ¨¦xitos recientes como investigador y ginec¨®logo. Guillermo Anti?olo asegura ser de "ning¨²n sitio". Pero la realidad dice que es granadino, que estudi¨® medicina en Pamplona y que ahora reside en Sevilla. Nada m¨¢s sentarse a la mesa, Anti?olo propone un arroz de caza, "para probar". Y aclara, de paso, que la comida no es primordial para ¨¦l. Sin embargo, ha elegido un lugar singular; muy confortable. Nada qu¨¦ ver con esos restaurantes sevillanos abigarrados de im¨¢genes y tradiciones. Aqu¨ª todo es de corte minimalista, as¨¦ptico... "Casi como un laboratorio".
El m¨¦dico Anti?olo, de peque?o, ya quer¨ªa saber el porqu¨¦ de las cosas; le gustaba averiguar qu¨¦ escond¨ªan las tripas de los juguetes. Y, todav¨ªa adolescente, decidi¨® que tal vez pudiese alg¨²n d¨ªa cambiar algo del mundo. Tambi¨¦n muy pronto, recuerda, comprendi¨® que colaborar con los otros le hac¨ªa sentirse mejor. As¨ª que se especializ¨® en ginecolog¨ªa. "Un buen campo en el que hab¨ªa mucho que hacer...". Por entonces conoci¨® a su mujer, Salud Borrego, la genetista sin la que, dice, "nunca hubiese conseguido estos ¨¦xitos". De su mano lleg¨® a la gen¨¦tica y con ella sigue investigando.
Este ginec¨®logo ha logrado que nazca un ni?o sano para curar a su hermano
Se considera m¨¢s m¨¦dico que cient¨ªfico y lo que m¨¢s le complace, asegura, es observar el placer de los otros cuando algo sale bien. A sus 51 a?os afirma que a¨²n le sorprende que alguien se ponga en sus manos sin condiciones. "Tanta confianza me abruma".
El arroz, como la carne a la brasa que toma despu¨¦s, "est¨¢n deliciosos", aunque ¨¦sta se le ha quedado fr¨ªa; demasiadas cosas que contar... El director de la Unidad de Gen¨¦tica del hospital Virgen del Roc¨ªo vive inmerso en el torbellino de la pol¨¦mica. El nacimiento, hace tres meses, de Javier, el primer beb¨¦ gen¨¦ticamente tratado y concebido bajo el auspicio de la sanidad p¨²blica para ayudar a su hermano en el tratamiento de la enfermedad incurable que ¨¦ste padece, exacerb¨® a ciertos colectivos; principalmente a la Iglesia. "Hablar de beb¨¦s medicamento es simplista, manipulador y claramente interesado", puntualiza rotundo. "No entiendo por qu¨¦ hay que negarle a la sociedad la posibilidad de tener hijos sanos... Porque estamos hablando de preembriones de ocho c¨¦lulas; de nada m¨¢s. Creo que, en el fondo, lo que le preocupa a la Iglesia es perder poder".
Los ¨¦xitos de Anti?olo y su equipo de 40 personas vienen de lejos. Llevan m¨¢s de una d¨¦cada investigando. En 2006 naci¨® en su unidad el primer beb¨¦ libre de una enfermedad hereditaria, gracias al diagn¨®stico gen¨¦tico preimplantatorio; luego, por este sistema, han nacido ocho m¨¢s. Asimismo, este equipo ha identificado un gen que es responsable de cerca de un tercio de ciertas cegueras hereditarias; y en su haber tambi¨¦n tienen varios procesos de cirug¨ªa fetal para corregir malformaciones. "Se trata de ir siempre m¨¢s lejos; no me gusta pensar que hay un techo de cristal. Y, como dec¨ªa Shakespeare, nuestro destino no est¨¢ en las estrellas, sino en nosotros".
Anti?olo propone compartir el postre de torrijas de brioche y verbaliza un deseo; su ¨²ltimo sue?o: "?Qu¨¦ los ciegos recuperen alg¨²n d¨ªa la vista...!". ?Usted cree? "S¨ª, s¨ª que lo creo; s¨ª, espero que ocurra".
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