Con ¨¦l muri¨® el secreto
El abogado Pablo Vioque se llev¨® a la tumba las claves de la red de corrupci¨®n que teji¨® durante veinte a?os y abre la inc¨®gnita de que sus temibles memorias salgan a la luz
Manejando incalculables fortunas de los contrabandistas, cuando la importaci¨®n ilegal de tabaco americano estaba en su apogeo, y desde su modesto puesto de secretario general de la C¨¢mara de Comercio de la localidad pontevedresa de Vilagarc¨ªa, Pablo Vioque lleg¨® a ser el personaje m¨¢s influyente y mejor relacionado con los poderes pol¨ªtico y econ¨®mico dentro de los clanes ilegales de la r¨ªa de Arousa. Su ambici¨®n le llev¨® hasta la c¨²spide del narcotr¨¢fico, de la que luego se precipit¨® para acabar en la c¨¢rcel, donde tram¨® vengarse de los pol¨ªticos que le dieron la espalda aireando supuestas tramas de enriquecimiento il¨ªcito. Enfermo y abandonado, incluso por sus amigos, mor¨ªa en diciembre pasado en Madrid, tras una larga agon¨ªa, dejando abierta la inc¨®gnita de que sus amenazas puedan ver la luz en una publicaci¨®n p¨®stuma: la de las memorias que aseguraba estar escribiendo.
Vioque enfrent¨® a Garz¨®n con G¨®mez de Lia?o. Y fue acusado de tramar el asesinato del fiscal antidroga Javier Zaragoza
Arrastraba un c¨¢ncer de colon desde 1998, un a?o despu¨¦s de que el juez Baltasar Garz¨®n ordenase su detenci¨®n. Los cuatro a?os anteriores, a ra¨ªz de su cese fulminante en la C¨¢mara de Comercio, por orden directa del entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, Vioque hab¨ªa estado maquinando la forma de buscar apoyos entre los pocos aliados pol¨ªticos que le quedaban, empleando la t¨¢ctica de los mensajes intimidatorios con aquellos que tiempo atr¨¢s hab¨ªan tenido con ¨¦l algo m¨¢s que simples negocios. En aquella ¨¦poca, Vioque viv¨ªa en permanente alerta, amenazado de muerte por narcos colombianos, y tem¨ªa por la vida de su familia, sobre todo de su hijo, entonces menor de edad, seg¨²n confes¨® a un polic¨ªa amigo.
En julio de 1997, en la prisi¨®n de Carabanchel donde estaba recluido, Vioque mantuvo una conversaci¨®n con esta periodista, autorizada por el juez Garz¨®n, para anunciar que estaba decidido a "tirar de la manta". F¨ªsicamente desmejorado y con unos cuantos kilos de menos, asegur¨® que ten¨ªa pruebas, documentos y grabaciones para implicar a concejales y cargos de la Xunta de Galicia, tanto del PP como del PSOE, en el pago ilegal de comisiones.
Defensor de su propia causa, Vioque esperaba el momento oportuno para "desenmascarar" a sus antiguos amigos. Estaba convencido de que su excarcelaci¨®n no tardar¨ªa en llegar, como as¨ª fue. "Alg¨²n d¨ªa escribir¨¦ mis memorias", anunciaba. En esa conversaci¨®n, ofreci¨® algunos nombres y apellidos, disparando a diestro y siniestro. Asegur¨® que en 1990 hab¨ªa entregado tres maletines con 60 millones de pesetas a un alcalde y a un concejal por un gran proyecto inmobiliario en una ciudad gallega. Declaraba haber sobornado con 50 millones a dos altos cargos de la Xunta por otra operaci¨®n urban¨ªstica y se jactaba de haber comprado por 20 millones a un edil socialista para que apoyase a un alcalde de Alianza Popular (AP) en la comarca de Arousa. Hasta lleg¨® a mencionar sucursales en Madrid de varias entidades bancarias donde le habr¨ªan ingresado millonarias comisiones. Las pruebas, si existen, se las llev¨® a la tumba.
Nacido en C¨¢ceres, Vioque lleg¨® en 1975 a Vilagarc¨ªa, antes de que a la localidad se la conociera como Villa Winston, y Villa Mercedes. Entr¨® en la C¨¢mara de Comercio, recomendado por uno de sus cu?ados, despu¨¦s de haberse costeado los estudios como jugador de baloncesto.
Pronto conoci¨® a los mandos supremos del contrabando, que vieron en ¨¦l un asesor h¨¢bil pero, sobre todo, ¨¢vido de dinero y poder. El joven letrado y confidente conoci¨® el negocio por dentro y comenz¨® a gestionar las fortunas colocando un tibur¨®n en la bolsa y encarg¨¢ndose personalmente de hacer env¨ªos de dinero a bancos suizos. Para entonces ya se paseaba por el pueblo en un Porsche rojo.
Una denuncia en el juzgado de Cambados por el secuestro de un contrabandista vallisoletano que logr¨® escapar de un cami¨®n frigor¨ªfico fue el desencadenante de la gran redada de diciembre de 1983, que supuso el fin de las compa?¨ªas tabaqueras y el principio del narcotr¨¢fico en la r¨ªa de Arousa. Cuatro a?os despu¨¦s se aprehendi¨® el primer alijo de droga a bordo del pesquero Gazte Olayak, con 870 kilos de hach¨ªs. El bufete de Vioque se encarg¨® de defender a los tripulantes, aunque nunca se supo qui¨¦n era el capo de la operaci¨®n.
En diciembre de 1984, Vioque ya controlaba la junta local de Alianza Popular, el partido fundado por Fraga, en el que promovi¨® la llamada Operaci¨®n Arosa para desbancar a la ejecutiva comarcal. Vioque manejaba la cantera de votos vinculada al contrabando y aseguraba la financiaci¨®n de las campa?as electorales, en las que se implicaba personalmente. A los m¨ªtines y reuniones que organizaba para Fraga en el Parador de Cambados acud¨ªa la flor y nata de los intocables tabaqueros. Alguno, como Vicente Otero, Terito, fue condecorado con la medalla de oro y brillantes del partido, y otro como Jos¨¦ Ram¨®n Barral, Nen¨¦, ocup¨® durante 15 a?os la alcald¨ªa de su pueblo, Ribadumia, hasta que fue detenido por contrabando en 2001. El abogado tambi¨¦n mov¨ªa los hilos en el Ayuntamiento de Vilagarc¨ªa, donde controlaba el grupo municipal de AP, cuyos concejales eran a su vez miembros de la C¨¢mara de Comercio, y en el certamen ferial de la ciudad, en el que nombraba y destitu¨ªa presidentes a su antojo. Su boda en 1987 con una chica de una modesta familia de Vilagarc¨ªa fue un alarde de la influencia que hab¨ªa conquistado. En el monasterio pontevedr¨¦s de Armenteira se mezclaron pol¨ªticos relevantes del momento con arist¨®cratas, contrabandistas y mandos de la Guardia Civil y la polic¨ªa. Alguno de ellos se encargar¨ªa a?os m¨¢s tarde de ponerle las esposas.
A medida que tej¨ªa su propia trama de dinero y poder, dejaba por el camino muchos enemigos que tramaban su ca¨ªda. En 1992, sus adversarios hab¨ªan preparado un informe para denunciar sus maniobras pol¨ªticas y oscuros negocios que le hicieron llegar a Fraga confidencialmente.
Un a?o antes era asesinado a tiros en Benavente (Zamora) el tesorero de la C¨¢mara de Comercio, Manuel Vilas, a manos de dos sicarios colombianos. Un ajuste de cuentas en toda regla que iba dirigido contra Vioque por enga?ar al mism¨ªsimo cartel de Cali, que hab¨ªa organizado el env¨ªo de 1.200 kilos de coca¨ªna a Galicia, en mayo de 1991. Un cargamento que aparentemente se lo hab¨ªa tragado el temporal frente a las costas de Cedeira (A Coru?a). Pero parte de los fardos aparecieron en Madrid y Valencia, y las ganancias de la operaci¨®n se les qued¨® ¨ªntegramente el abogado. Vioque hab¨ªa apalabrado el transporte tras viajar a Suram¨¦rica y reunirse en el hotel Caracas Hilton con Pastor Peraf¨¢n, uno de los delegados del cartel colombiano en Venezuela.
En 1995 fue destituido en la C¨¢mara y la Xunta nombr¨® una gestora tras detectarse un agujero en la tesorer¨ªa de 70 millones de pesetas. El letrado no tard¨® en calificar la auditoria como "una guerra pol¨ªtica" para depurarle; un voto de castigo por dejar las filas populares e integrarse en el Partido Independiente de Espa?a (PIE), que logr¨® la llave para gobernar el Ayuntamiento en Vilagarc¨ªa. "Han creado una comisi¨®n escogida entre mis m¨¢s selectos enemigos, adoctrinados para hacerme el expediente", afirm¨®.
Vioque prometi¨® venganza y desat¨® su furia contra la Xunta y sus gobernantes, incluido Mariano Rajoy, quien est¨¢ convencido de que el bulo sobre su supuesta homosexualidad fue lanzado por el abogado para desacreditarle pol¨ªticamente.
En 24 de marzo de 1997 fue detenido en C¨¢ceres. Experto en argucias judiciales lleg¨® a enfrentar a dos magistrados que se disputaban la instrucci¨®n del caso. Gan¨® Garz¨®n, despu¨¦s de que Javier G¨®mez de Lia?o lo excarcelara, alegando que no daba credibilidad al arrepentido que le delat¨®. Ya apartado de la carrera judicial, Lia?o se convirti¨® en su abogado cuando la enfermedad de Vioque era irreversible. Cerr¨® el ¨²ltimo cap¨ªtulo de su vida consagr¨¢ndose como un capo mafioso: tram¨® el asesinato de Javier Zaragoza, entonces fiscal antidroga y ahora fiscal jefe de la Audiencia Nacional, que lo encaus¨® por ese motivo. -
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