Salir de la crisis
Harto de escuchar mis reiteradas protestas sobre la manifiesta incompetencia que est¨¢n mostrando los gobernantes de toda clase y condici¨®n en el manejo de una crisis de tanto calado como la actual, un colega de facultad, reconocido experto en la econom¨ªa rusa, intent¨® tranquilizarme regal¨¢ndome una heterodoxa interpretaci¨®n del asunto que, a pesar de mi sorpresa inicial, me ha dado que pensar durante toda la semana. En realidad, me dijo sin apenas inmutarse, lo mejor que puede pasar en las actuales circunstancias es dejar los asuntos econ¨®micos en manos de pol¨ªticos incompetentes.
El argumento esgrimido, que, as¨ª, a bote pronto, me pareci¨® c¨ªnico y, ahora, sin embargo, percibo como impecable, es que cuanto antes se llegue al suelo de esta maldita crisis antes se producir¨¢ la reactivaci¨®n. Puede parecer una frivolidad impropia de cient¨ªficos profesionales, pero, bien mirado, resulta de una l¨®gica casi aplastante. Puro sentido com¨²n. Todo el mundo sabe que la condici¨®n m¨¢s definitiva para que algo pueda crecer es que ya no pueda decrecer m¨¢s.
Expresiones populares como "no es posible caerse del suelo", "todo lo que baja, sube", o viceversa (como bien saben los especuladores en Bolsa), y otras muchas de parecido tenor, aciertan casi siempre porque acaban captando la naturaleza primigenia de las cosas. Mao Tse Tung, desde una posici¨®n m¨¢s intelectual dada su condici¨®n de l¨ªder revolucionario, lo expres¨® de una manera algo rebuscada, pero a la postre igual de contundente, al advertir sin tapujos que "cuando m¨¢s cerca est¨¢ el caos, m¨¢s pr¨®xima est¨¢ la soluci¨®n". Lo que en el fondo viene a ser lo mismo, solo que en versi¨®n oriental.
Seg¨²n yo entend¨ª, lo que el colega me quer¨ªa decir en suma es que si las cosas ocurrieran como yo propon¨ªa que ocurran, es decir, que las medidas de pol¨ªtica econ¨®mica que se anuncian, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, fueran manejadas por gente capaz y diligente, consiguiendo, mediante una ejecuci¨®n eficaz de las mismas, la efectiva ralentizaci¨®n en los efectos nocivos de la recesi¨®n, no hay duda de que la actividad caer¨ªa m¨¢s lentamente, pero, en contrapartida, el descenso podr¨ªa hacerse interminable. Desde una perspectiva totalmente laica como es la suya, no cabe duda de que es firmemente partidario de la conocida Ley de Mastch seg¨²n la cual siempre es mejor tener un final horrible que tener horrores sin final. No me pareci¨® una locura.
La verdad es que, aunque todav¨ªa algo confuso, me hab¨ªa dejado un poco m¨¢s tranquilo. Llenar gobiernos e instituciones financieras de incompetentes no es que fuera una mala idea, como yo cre¨ªa. Es que, en estas circunstancias, probablemente sea la mejor idea de entre todas las posibles.
A¨²n as¨ª, cuando abandon¨® mi despacho, me sigui¨® rondando la duda de saber si en Espa?a tanta acumulaci¨®n de incompetencia podr¨ªa ser capaz incluso de romper el suelo y prolongar el desastre hasta el s¨®tano. Instintivamente mir¨¦ el calendario de mesa. En ¨¦l hab¨ªa escrito, al lado de la cifra que indica el d¨ªa del mes, la siguiente frase lapidaria: "Si vas deprisa alcanzas la desgracia. Si vas despacio la desgracia te alcanza a ti", y debajo, entre par¨¦ntesis, una breve referencia a la difusa autor¨ªa de la misma. Proverbio ruso, dec¨ªa.
Puede parecer irracional, pero ahora estoy convencido de que esto no tiene soluci¨®n.
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