Territorio sin ley
En el invierno de 2006 se public¨® un libro autobiogr¨¢fico de Esperanza Aguirre en el que revelaba que Alberto Ruiz-Gallard¨®n conoc¨ªa de antemano, creo que al menos desde la noche anterior, y se lo call¨®, el atentado que aquellas dos figuras de la felon¨ªa pol¨ªtica, Eduardo Tamayo y Teresa S¨¢ez, a la saz¨®n socialistas, iban a perpetrar contra la voluntad popular a la ma?ana siguiente. Gallard¨®n dijo que la presidenta ment¨ªa, pero no fue a los tribunales a denunciarla.
Como consecuencia, los ciudadanos nos quedamos una vez m¨¢s en ascuas sobre tan turbio esc¨¢ndalo democr¨¢tico y, llegado mayo de 2007, el uno y la otra revalidaron sus victorias en las urnas sin que sus votantes le dieran al parecer mayor importancia al hecho. Pero si Aguirre no ment¨ªa y, en efecto, Gallard¨®n sab¨ªa lo que iba a pasar en la Asamblea de Madrid, y no avis¨®, dando lugar lo que pas¨® luego a que las urnas le brindaran a ella una nueva oportunidad, Aguirre pudo haber sido una ingrata descubriendo al que, seg¨²n eso, fuera su ¨¢ngel ben¨¦fico.
Lo que pasa es que del cotilleo al espionaje no hay, a veces, m¨¢s que un mal paso
Ahora, recordando aquella acusaci¨®n de la presidenta al alcalde, en medio del carajal que se ha organizado con esos esp¨ªas aficionados, de cuya retribuci¨®n nadie quiere hacerse cargo, y que siguen a la gente por gusto y elaboran informes que nadie les ha encargado para que nadie los lea, pudo uno haber ca¨ªdo en la tentaci¨®n de preguntarse si Gallard¨®n, todav¨ªa presidente de esta nuestra Comunidad cuando lo de Tamayo y S¨¢ez, ten¨ªa entonces esp¨ªas a su servicio.
Menos mal que, ante los malos pensamientos que me asaltaban, el ahora alcalde, desde la televisi¨®n, hecho una furia con este guirigay de los esp¨ªas, me llev¨® a descartar enseguida tal sospecha. Su indignaci¨®n era la de un aut¨¦ntico dem¨®crata, naturalmente, que rechazar¨ªa siempre operaciones de este tipo, incluso en el caso de que hubieran servido para descubrir a Tamayo, a S¨¢ez y a los amigos con los que Tamayo y S¨¢ez se hubieran visto en aquellos d¨ªas, y que podr¨ªan no serle desconocidos ni a Gallard¨®n ni a Aguirre, como las rechaza, sin duda alguna, la presidenta. Pero dicen que gracias al espionaje auton¨®mico, si es que lo ha habido, se han levantado algunos esc¨¢ndalos de corrupciones de los adversarios del PP y, sin embargo, nadie agradece nada a Francisco Granados en este sentido, si es que hubiera motivos para ello. Cobos, por su parte, no entiende la utilidad de que se investigue a qu¨¦ hora sale de su casa y entra en el despacho, pero pudo haber pasado, que no pas¨®, que la presidenta tuviera curiosidad por saber c¨®mo se mueve Cobos, o que Granados pensara que la presidenta ten¨ªa esa curiosidad y quisiera complacerla, o que los agentes de Granados pensaran que a Granados y a la presidenta pod¨ªa apetecerles saber si Cobos desayuna churros o porras y con qui¨¦n, y les pasara un informe. No es lo mismo el espionaje que el cotilleo.
Lo que pasa es que del cotilleo al espionaje no hay, a veces, m¨¢s que un mal paso, y ¨¦se pod¨ªa haber sido el del personal a las ¨®rdenes de Granados, si es que hubo ¨®rdenes, hay personal y, por supuesto, mal paso.
Cuando haya transcurrido alg¨²n tiempo, despu¨¦s de dilatarse infinitamente el trabajo de la justicia, una vez agotadas las comisiones de investigaci¨®n sin haber investigado nada, espiado Rajoy por s¨ª mismo, tarde y sin resultados, y todo por no haber hecho caso de esa lumbrera de Esteban Gonz¨¢lez Pons, tan clarividente y riguroso, que con enorme perspicacia ha descubierto enseguida al culpable de este l¨ªo, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, es posible que el alcalde agradezca a quien tenga que hacerlo, si se llegara a saber a qui¨¦n, que haya convertido su ciudad en la capital del espionaje, como un atractivo m¨¢s para el Madrid 2016.
Tal como marcha el mundo, que aqu¨ª se junten los pol¨ªticos traidores que distorsionan la voluntad de los votantes en connivencia con especuladores, las autoridades que no cumplen las leyes, los narcotraficantes c¨¦lebres de turismo, el apogeo de matones a sueldo, las mafias de visita o residentes, los ajustes de cuentas, los comisionistas de la Operaci¨®n Guateque, las corrupciones municipales de todos los colores en ayuntamientos diversos, los bronquistas que matan al menor descuido y el espionaje de ahora en las instituciones, hacen de Madrid un territorio sin ley con especial seducci¨®n para gente con mucho dinero y pocos escr¨²pulos. As¨ª que, tan pronto se le pase la indignaci¨®n por los esp¨ªas, seguro que el alcalde organiza un congreso mundial de esp¨ªas aficionados y, si no le ofrece la presidencia ejecutiva a Granados y la de honor a Aguirre, no ser¨¢ porque no hayan hecho m¨¦ritos, sino porque Ana Botella no le deja.
Como dir¨ªa Raimunda, el personaje encarnado por Pen¨¦lope Cruz en Volver, qu¨¦ olor a pedo...
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