La oficina transparente
Unos treinta?eros han montado una oficina de paredes transparentes en uno de los lugares m¨¢s opacos de Madrid. All¨ª, en Nuevos Ministerios, est¨¢n las oficinas de los bancos, las de los abogados y las del Gobierno. Teniendo en cuenta la cantidad de informaci¨®n confidencial que se gestiona en todas esas dependencias, lo de montar una oficina de metacrilato a la vista de todo el mundo suena a provocaci¨®n. Pero no era esa la intenci¨®n.
La empresa de los treinta?eros se llama Waksman Studios, una agencia de comunicaci¨®n que se dedica a organizar acciones publicitarias below the line, una t¨¦cnica de marketing que consiste en estrujarse los sesos para idear nuevas formas de comunicaci¨®n dirigidas a un p¨²blico espec¨ªfico. En este caso, la oficina transparente, de la que entran y salen 10 empleados, pretende probar que los despachos de toda la vida est¨¢n obsoletos y que una empresa peque?a puede montar su chiringuito donde le plazca. Aqu¨ª es donde entra en juego la compa?¨ªa que trata de colocar el mensaje, Vodafone. El lema es Reinventemos el fijo y, en resumidas cuentas, lo que trata de decir es que con tel¨¦fonos sin cables, blackberrys, m¨®viles y dem¨¢s aparatos de ¨²ltima generaci¨®n, usted no tarda ni una ma?ana en trasladarse de oficina. O m¨¢s bien, que la oficina es usted. Hasta aqu¨ª la parte publicitaria del asunto.
"No es bueno que se sepa lo que pasa en el despacho", dice una abogada
Pero, como dec¨ªamos al principio, ese lugar transparente en medio de tanto despacho inaccesible llama la atenci¨®n si uno se pasa all¨ª un rato y, sobre todo, si tiene que escribir de ello. La oficina es un prisma cuadrangular instalado en el aire, sobre un andamio bajo el que se despliega el anuncio. "Aqu¨ª te cargas de energ¨ªa. Vas con ilusi¨®n a trabajar porque cambias de aires. El traslado nos llev¨® una ma?ana, lo que se tarda en mover los ordenadores y los tel¨¦fonos. Imag¨ªnate lo que tardar¨ªas si tuvieses que montar toda la instalaci¨®n telef¨®nica", explica ?lvaro Rey, uno de los responsables de la empresa, que tiene 15 trabajadores entre Bilbao y Madrid.
Suena r¨¢pido y barato. La crisis ha rebajado la ocupaci¨®n y los alquileres de los locales de trabajo, seg¨²n public¨® este peri¨®dico el lunes. As¨ª que la idea de juntarse y levantar una oficina por dos duros, al sol y enfrente de la Castellana, suena bien para quienes pasan por esta arteria de la ciudad. Gloria, de 34 a?os, es abogada y trabaja por la zona. "Estar¨ªa muy bien. Al sol y con estas vistas. Pero s¨ª, en un despacho de abogados suceden muchas cosas y no es bueno que la gente sepa todo lo que pasa dentro. Por una cuesti¨®n de intimidad". En la oficina de los Waskman pasan muchas cosas, pero todas son intangibles y ocurren en la Red, en las comunicaciones, a trav¨¦s de las ondas, donde es m¨¢s dif¨ªcil controlarlas. As¨ª que si a los Waskman les diera por dejar el negocio (por cierto, se van en febrero) y montar un servicio de contravigilancia, nadie se enterar¨ªa.
Alguno de los paseantes se queda mirando a los trabajadores expuestos en el cubil y observa c¨®mo emplean su tiempo en llamar por tel¨¦fono y mandar archivos por el ordenador. "?Qu¨¦ es eso de ah¨ª?", pregunta una se?ora mayor a su acompa?ante al paso por la oficina. "?Eso? Ni idea", responde el hombre. Ambos se detienen a observar sin que se les ocurra algo con sentido y luego se marchan con sus bolsas de El Corte Ingl¨¦s. Pero la mayor¨ªa de los que se topan con esta oficina-anuncio pasan de largo. Para nada sirven las paredes transparentes si nadie mira a trav¨¦s de ellas.
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