Obama, de 'verde'
Los planes energ¨¦ticos del presidente buscan efectos clim¨¢ticos, econ¨®micos y pol¨ªticos
Barack Obama ha decidido imprimir un vertiginoso ritmo de reformas a sus primeros d¨ªas en la Casa Blanca y, en otro contraste con la Administraci¨®n precedente, firm¨® el pasado lunes varias ¨®rdenes ejecutivas que servir¨¢n de base a una "nueva econom¨ªa de la energ¨ªa". Al amparo de esta f¨®rmula, Obama se ha propuesto hacer de la necesidad virtud. O por mejor decir, de las m¨²ltiples necesidades que han aflorado con la crisis econ¨®mica y la inestabilidad pol¨ªtica internacional. La lucha contra el cambio clim¨¢tico, desatendida e incluso despreciada bajo el mandato de Bush, ha sido adoptada ahora no s¨®lo como bandera, sino tambi¨¦n como gu¨ªa de acci¨®n en varias direcciones.
El plan fijado por Obama pretende recuperar terreno en ¨¢mbitos que, como la eficiencia energ¨¦tica o el uso de las energ¨ªas renovables, vienen preocupando desde hace a?os a los Gobiernos de los principales pa¨ªses desarrollados. Por lo que se refiere a la industria automovil¨ªstica norteamericana, el plan llega en un momento de excepci¨®n. Se podr¨ªa pensar que los est¨¢ndares de consumo de combustible aprobados por Obama significar¨¢n un coste adicional que profundizar¨¢ las dificultades del sector, y as¨ª lo hicieron saber en el pasado algunas grandes firmas ante intentos de reforma m¨¢s t¨ªmidos que el actual. Pero las previsiones de la Casa Blanca son exactamente las contrarias: las nuevas reglas, adem¨¢s de las ayudas concedidas, se traducir¨¢n en la necesaria y urgente renovaci¨®n de esta industria y, sobre todo, de su producto, el autom¨®vil.
El compromiso de Obama contra el cambio clim¨¢tico podr¨ªa tener, por otro lado, importantes repercusiones en la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. Entre los nombramientos de estos d¨ªas se encuentra el de Todd Stern como responsable del Departamento de Estado para los asuntos de medioambiente; Stern fue el negociador norteamericano de los acuerdos de Kioto, que posteriormente Washington rechaz¨® ratificar, y que tampoco obliga a China e India. Obama se ha comprometido a revisar esta posici¨®n y solicitar otro tanto de estos dos pa¨ªses que, como Estados Unidos, se encuentran a la cabeza de los m¨¢s contaminantes.
Pero el principal mensaje pol¨ªtico de este giro en materia energ¨¦tica se dirige hacia los productores de petr¨®leo. Reducir la dependencia de Estados Unidos hacia el crudo del Golfo significa, entre otras cosas, poner l¨ªmite a un flujo de d¨®lares que ha marcado decisivamente la econom¨ªa y las relaciones internacionales de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y eso sin tomar en consideraci¨®n el margen de maniobra que Washington podr¨ªa adquirir en una regi¨®n donde, sin duda, se est¨¢n decidiendo la paz y la seguridad mundiales. Obama parece establecer una sutil aunque inequ¨ªvoca relaci¨®n entre la lucha contra el cambio clim¨¢tico y una mayor libertad de acci¨®n para Estados Unidos, hasta ahora obligado a considerar como aliados pol¨ªticos a reg¨ªmenes de los que, sobre todo, es reh¨¦n energ¨¦tico.
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