Metaf¨ªsica
Seg¨²n se mire el asunto, podr¨ªa considerarse que Europa ha alcanzado el nivel supremo de la excelencia cultural. Por varias ciudades del continente circulan autobuses que no anuncian productos de consumo, sino hip¨®tesis metaf¨ªsicas. ?Qu¨¦ se podr¨ªa mejorar a¨²n? De acuerdo, retiro lo del "nivel supremo". A eso llegaremos cuando en La noria se tiren de los pelos unos cuantos profesores, discutiendo sobre los ¨²ltimos cotilleos de la mec¨¢nica cu¨¢ntica, y cuando ?D¨®nde est¨¢s, coraz¨®n? sea un programa sobre patolog¨ªas cardiacas.
Pero el camino deber¨ªa ser ¨¦se, ?no?
En realidad, los "anuncios metaf¨ªsicos" son bastante tontines: "Probablemente, Dios no existe". ?C¨®mo que "probablemente"? Hasta donde se sabe, hay tantas pruebas de que exista como de que no. Dicen que los ateos que financian la campa?a se han visto obligados a a?adir el "probablemente", como el "posiblemente" de una conocida marca de cerveza, porque las reglas publicitarias exigen que las afirmaciones puedan fundamentarse en algo. Ser¨¢ por eso.
?Habr¨ªa puesto la Conferencia Episcopal en un anuncio: "Probablemente, Dios existe"? Pues no creo. Tratar¨ªan de ser un poco m¨¢s aseverativos, y har¨ªan bien. En un asunto tan serio, uno piensa que hay que optar por un "s¨ª" o por un "no", y vivir en consecuencia. (Y mal andar¨ªamos si en estas cosas tuvi¨¦ramos que hacer caso a la publicidad).
Tampoco me parece que la hipot¨¦tica, o "probable", inexistencia de Dios permita, como dice el anuncio, dejar de preocuparse. Y a la inversa. Si Dios existe (no es mi opini¨®n, pero respeto a los creyentes), ?cu¨¢l es el problema? Dios nunca ha impedido nada a nadie. Y las normas ¨¦ticas fundamentales rigen lo mismo con Dios, sin Dios y con la duda.
Dios, si existe, se comporta con absoluta discreci¨®n y no molesta jam¨¢s a nadie. Salvo, puntualmente, a algunos enfermos de esquizofrenia. Pero eso es otra cosa.
Los enredos no los monta Dios, sino nosotros, el personal de tierra. No deber¨ªa hacer falta meterse en metaf¨ªsica para hablar de algo tan humano como la religi¨®n. egonzalez@elpais.es
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