M¨²sica para fans de la paz

Una salva de flashes digitales y aullidos sirvi¨® ayer de insospechada traca inaugural al Hay Cartagena de Indias, sucursal caribe?a y benigna de "la gran fiesta galesa de las palabras".

Los cantantes Juanes (Medell¨ªn, 1972) y Miguel Bos¨¦ (Panam¨¢, 1956) parpadeaban, deslumbrados, sobre el escenario del Teatro Heredia de la ciudad colombiana, con su platea dec¨® y sus frescos colonialistas pop. Se pretend¨ªa una charla sobre el compromiso art¨ªstico. Y devino en improvisado concierto y seguramente en el ¨²nico acto que permite juntar en una misma frase "festival literario" y "fen¨®meno fans". Porque, en efecto, hubo los suspiros, nervios y carreras habituales en estos casos.

Eran manifiestos ya antes de comenzar el evento, cuando Juanes tocaba absorto en el camerino su guitarra sin amplificar, mientras en la calle el p¨²blico, unas 850 personas hac¨ªa tiempo (en algunos casos hasta dos horas) bajo el sol inmisericorde. Y se repitieron al final, cuando uno y otro se retiraron en sendos cochazos zarandeados por la multitud.

Antes supimos que todo esto era en realidad el final de un viaje que comenz¨® hace casi un a?o en C¨²cuta, al oriente del pa¨ªs, justo donde el hombre dibuj¨® las fronteras entre Venezuela, Ecuador y Colombia. All¨ª cit¨® Juanes a varios m¨²sicos, estrellas del firmamento de la m¨²sica latina como Carlos Vives, Alejandro Sanz o el propio Bos¨¦ a un concierto gratuito en el que unas 100.000 personas clamaron por la paz y "contra la ineptitud de los pol¨ªticos", en palabras de Bos¨¦, que provocaron uno de tantos conflictos vecinales de la zona. Fue la chispa que prendi¨® la conciencia de Juanes. "Muchos piensan que no vale de nada", dijo el autor de A Dios le pido o La camisa negra. "Y muy probablemente una canci¨®n de Miguel o de Carlos Vives no cambie las cosas. Pero somos ciudadanos y como tales tenemos el derecho a no quedarnos callados".

Entrada en materia y jaleada por sus fans, la pareja detall¨® otras paradas de ese viaje de "compromiso y amistad", como el concierto que ambos dieron en homenaje a Ingrid Betancourt en Par¨ªs. Y entonces la charla se adentr¨® en derroteros cercanos al surrealismo gracias a una pregunta sobre la cr¨ªtica del conductor del evento, Roberto Pombo, director del diario El Tiempo. "El papel del cr¨ªtico est¨¢ en el l¨ªmite de la legalidad", opin¨® Bos¨¦, que se perdi¨® en sus propias ideas antes de pronunciar la muy sensata frase "ya que esto es lo que sabemos hacer, vamos a hacerlo", mientras su compa?ero empu?aba la guitarra.

Cantaron, como todos confiaban que har¨ªan. Probaron que "el noticiero" puede ser inspiraci¨®n l¨ªrica e incluso Juanes se rasg¨® la dichosa camisa negra. Entonces, Bos¨¦ remat¨® con un consejo: "El error hay que subrayarlo. En la m¨²sica y en la vida, porque el error es espect¨¢culo siempre".

A la reflexi¨®n seguir¨¢n muchas otras, m¨¢s o menos meditadas, durante las cuatro jornadas del Hay. Una cita que en este escenario suma a las armas habituales de su f¨®rmula (literatura m¨¢s espect¨¢culo) cierta indolencia tropical que resta dramatismo a un tiempo donde todo se antoja dram¨¢tico."Somos ciudadanos y tenemos derecho a no callarnos", dice el colombiano