Tierra inc¨®gnita
Aunque el proceso constituyente de 1978 se desarroll¨® en medio de una presi¨®n terrorista muy considerable, el constituyente pec¨® de ingenuidad al considerar que el terrorismo etarra ser¨ªa un fen¨®meno pasajero, que desaparecer¨ªa una vez que estuviera operativo el Estado democr¨¢tico y se hubiera ejercido el derecho a la autonom¨ªa en el Pa¨ªs Vasco. De ah¨ª que no se incluyeran en el texto constitucional previsiones ni expresas ni impl¨ªcitas para impedir que ETA pudiera simultanear el terror con la participaci¨®n pol¨ªtica institucionalizada a trav¨¦s de partidos o agrupaciones de electores. A diferencia de lo que hizo la Ley Fundamental de Bonn -que tanta influencia tuvo, por lo dem¨¢s, en la Constituci¨®n de 1978 que s¨ª incluy¨® expresamente tanto al regular el derecho de asociaci¨®n como al hacer el reconocimiento de los partidos como entes con relevancia constitucional una v¨ªa constitucional junto a la v¨ªa penal para la suspensi¨®n o disoluci¨®n de un partido pol¨ªtico, atribuyendo expresamente al Tribunal Constitucional Federal la decisi¨®n en el caso de que se pusiera en pr¨¢ctica esa v¨ªa- la Constituci¨®n espa?ola ¨²nicamente contempl¨® la v¨ªa penal, dejando sin cobertura una posible v¨ªa constitucional.
Restos de la ingenuidad constituyente han permanecido incluso tras la Ley de Partidos de 2002
Esa ingenuidad del constituyente era ampliamente compartida por la sociedad espa?ola, que durante muchos a?os, a pesar de la ferocidad del terrorismo etarra, mantuvo la esperanza de que el terrorismo ser¨ªa un fen¨®meno pasajero y que no era incompatible su persistencia con la participaci¨®n en el sistema pol¨ªtico espa?ol y en el subsistema pol¨ªtico vasco de partidos vinculados a ETA.
Tendr¨ªan que pasar m¨¢s de 20 a?os para que la sociedad espa?ola abandonara esa posici¨®n ingenua y llegara a la conclusi¨®n de que no se pod¨ªa admitir que ETA participara en el sistema pol¨ªtico mediante las armas y mediante el ejercicio del derecho de sufragio. Es lo que supuso la aprobaci¨®n de la Ley de Partidos en 2002. Con ella se revis¨® un elemento que tuvo su importancia en el consenso de la transici¨®n. No se revis¨® mediante una reforma de la Constituci¨®n que es, como en mi opini¨®n deber¨ªa haberse hecho, pero se revis¨® y se revis¨® de una manera que ha sido aceptada por el Tribunal Constitucional.
Restos de la ingenuidad constituyente han permanecido incluso tras la aprobaci¨®n de la Ley de Partidos de 2002 y de ah¨ª las diferencias que se han manifestado respecto de la interpretaci¨®n y aplicaci¨®n de la ley por el PP en la oposici¨®n, por un lado, y los dem¨¢s partidos, por el otro. Pero tras el atentado de la T-4, cualquier resto de ingenuidad ha desaparecido por completo.
La coincidencia entre los ciudadanos y sus representantes pol¨ªticos parlamentarios en que es inadmisible que se deje alg¨²n resquicio por el cual pueda colarse ETA en el sistema pol¨ªtico en cualquiera de sus niveles de gobierno, es pr¨¢cticamente total. De ah¨ª que no quepa esperar a partir de estas pr¨®ximas elecciones auton¨®micas vascas, que se vaya a admitir la proclamaci¨®n de ninguna candidatura respecto de la que exista el m¨¢s m¨ªnimo indicio de que pueda ser un instrumento de ETA.
Parece, hasta que no dispongamos de las resoluciones de proclamaci¨®n de candidaturas por las Juntas Electorales de las provincias vascas y las sentencias que dicten el Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco y el Tribunal Constitucional no lo sabremos con seguridad, pero parece que se va a imponer una interpretaci¨®n expansiva de la Ley de Partidos, de tal manera que encaje en alguno o varios de los m¨²ltiples supuestos que en ella se contemplan, las candidaturas abertzales que se vehiculen, bien a trav¨¦s de partidos pol¨ªticos que estaban inscritos pero inactivos, bien a trav¨¦s de la f¨®rmula de coaliciones electorales.
Entramos en tierra inc¨®gnita. La no presencia de un partido vinculado a ETA levanta una hipoteca, que ha conducido pr¨¢cticamente a la par¨¢lisis al sistema pol¨ªtico vasco. Los esca?os abertzales han sido decisivos desde que se rompi¨® el acuerdo entre PNV y PSE. Todo el sistema ha sido reh¨¦n de dichos esca?os, como se comprob¨® en la aprobaci¨®n de los dos planes presentados por el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Con la no presencia de diputados abertzales puede ocurrir que el nacionalismo deje de tener mayor¨ªa parlamentaria absoluta, pero tambi¨¦n puede ocurrir que la tenga y, en ese caso, tendr¨ªa un valor completamente distinto. La reforma del Estatuto de Gernika ¨²nicamente exige mayor¨ªa absoluta para su aprobaci¨®n en el Parlamento Vasco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.