El arma del crimen
Los fondos desaparecidos en la estafa realizada por Bernard L. Madoff no pueden haberse volatilizado. Los 'para¨ªsos fiscales' son el principal instrumento para lavar las pr¨¢cticas fraudulentas del actual capitalismo
La corrupci¨®n se ha convertido en una pandemia que todo lo infecta, a la que nadie y nada escapa. La corrupci¨®n entendida, no s¨®lo ni principalmente, como la utilizaci¨®n abusiva e inicua de las posiciones de poder en provecho de quien las detenta, sino como la falsificaci¨®n de todos los valores, la perversi¨®n sistem¨¢tica, la impostura permanente en el planteamiento de medios y objetivos. Personas, organizaciones, la econom¨ªa, los lenguajes, el deporte, la pol¨ªtica, las empresas, la justicia, las ideolog¨ªas, el Estado, la comunicaci¨®n; todo estragado, pervertido. Es decir, la adulteraci¨®n de las conciencias, la corrupci¨®n del esp¨ªritu, que transforman cualquier prop¨®sito en barbarie. Por eso, hoy, la generalizaci¨®n y persistencia de las pr¨¢cticas corruptas no s¨®lo han trivializado su uso, sino que lo han connaturalizado, inscribi¨¦ndolo, con todos los honores, en el patrimonio de los comportamientos leg¨ªtimos y necesarios de nuestra contemporaneidad.
Hasta las v¨ªctimas aceptan con naturalidad los comportamientos corruptos Sin la un¨¢nime incitaci¨®n a pedir prestado no se hubiera producido este desastre
Esto es lo que explica lo m¨¢s perturbador del universo actual de la corrupci¨®n: su celebraci¨®n no s¨®lo por sus protagonistas y beneficiarios, sino tambi¨¦n por quienes la sufren, por sus v¨ªctimas. Pues lo m¨¢s significativo de la larga lista de personalidades pol¨ªticas francesas de la derecha -Fran?ois Lyotard, Jean Tiberi, Alain Carignon, Robert Pandraud, Michel Noir, Michel Mouillet, Alain Jupp¨¦ y tantos otros-, con su hom¨®loga relaci¨®n de l¨ªderes de la izquierda tan notables como Roland Dumas, Robert Hue, Dominique Strauss-Kahn, etc¨¦tera, todos procesados y muchos condenados, a pesar de los escapismos de la inmunidad parlamentaria y gubernamental y de la opacidad de los fondos p¨²blicos de que se han servido, es la incorporaci¨®n de estas "haza?as" a sus carreras pol¨ªticas como bazas positivas, de la que dan cuenta en muy diversos casos las triunfales elecciones postcondena de sus protagonistas. El ejemplo paradigm¨¢tico es el de Henri Emmanuelli, l¨ªder entonces y todav¨ªa hoy del ala izquierda del Partido Socialista, que en las primeras elecciones a las que se present¨® despu¨¦s de haber cumplido su condena obtuvo muchos m¨¢s votos que en las que precedieron a su procesamiento.
Lo m¨¢s lamentable, lo m¨¢s repugnante de esta situaci¨®n, es la tolerancia, cuando no la complicidad, del sistema democr¨¢tico en su conjunto, es decir, de sus actores pol¨ªticos, de sus Estados y de sus Gobiernos, en una acumulaci¨®n de falsedades y enga?os que sin ellos no podr¨ªa existir. Porque m¨¢s all¨¢ de la general codicia humana y de las fechor¨ªas de las que es habitualmente causa, la criminalidad econ¨®mica de guante blanco no hubiera podido alcanzar estas elevad¨ªsimas cotas de eficacia y de ¨¦xito sin la contribuci¨®n determinante de una arquitectura financiera que ha elaborado unos dispositivos t¨¦cnicos, tan s¨®lidos como sutiles, y cuya legalidad, es decir, cuya protecci¨®n jur¨ªdica, procede de quien puede otorgarla, es decir, de los Estados. Lo que los hace muy dif¨ªcilmente impugnables.
Se ha dicho, y hay que repetirlo, que sin la un¨¢nime incitaci¨®n bancaria al cr¨¦dito y sin el reducido costo del dinero impulsado por los bancos centrales, es decir, por los Estados, no se hubiera producido la hecatombe actual; pero tampoco hay que olvidar el trabajo anterior de socavamiento, la tarea de zapa del sistema que representaba la oferta de los malignos malabarismos financieros que han encarnado los fondos, en particular, los fondos basura -los hedge funds- y todos los otros mecanismos de falsificaci¨®n que han florecido, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, en el mundo de las finanzas. Cuyos frutos, presididos por el secreto, instrumento principal de la esquiva, es decir, del chanchullo bancario, encuentran en los para¨ªsos fiscales su tierra prometida.
La macroestafa de Madoff ha sido la ¨²ltima y ejemplar ilustraci¨®n de cuanto sab¨ªamos y ven¨ªamos soportando. La credulidad, producto de una incontrolable codicia, de una insaciable avidez de enriquecimiento, cada vez m¨¢s pr¨®ximo al latrocinio, a las que han sucumbido tanto los grandes como los peque?os, y que, despu¨¦s de haber arruinado a tantas empresas y familias, se ha visto arropado por una mansa reacci¨®n de los poderes de control, que ni siquiera han llevado a la c¨¢rcel a los causantes del estropicio. Claro que para evitarla han contado con excelentes abogados y con magistrados comprensivos, lo que se ha traducido en que, tras una confortable cuarentena dom¨¦stica, han podido volver a sus negocios, como sucedi¨® con el bochornoso caso de Michael Milken. Condenado a 10 a?os de c¨¢rcel, que se redujeron a apenas 20 meses de c¨®modo confinamiento privado, continu¨® triunfalmente su actividad financiera a trav¨¦s de su sociedad Drexel Burnham Lambert. Pero hay m¨¢s. La Milken Family Foundation, creada por ¨¦l con el dinero cosechado gracias al timo y a las trampas, ha multiplicado las acciones de solidaridad y se ha granjeado el reconocimiento y los aplausos de todos.
Probablemente, antes de no mucho, suceder¨¢ lo mismo con Bernard L. Madoff y su gente, cuyo prop¨®sito de volver al mundo financiero y de completar dicha actividad con otras dedicadas a la defensa del planeta y a la lucha contra el hambre comienza a aflorar.
Pero a¨²n no estamos ah¨ª y seguimos en la impotencia judicial y en la penosa comedia de la b¨²squeda de la localizaci¨®n de unos fondos que, gracias a la valent¨ªa personal y a la competencia profesional de Denis Robert, todos sabemos d¨®nde est¨¢n y bajo qu¨¦ cobertura. Se trata de la cuenta n¨²mero 646, abierta por Bernard Madoff el 2 de noviembre de 1999 en la sociedad financiera Clearstream de Luxemburgo, una de las m¨¢s importantes cajas de compensaci¨®n del mundo y quiz¨¢s el m¨¢s eficaz dispositivo de coordinaci¨®n de los 10 para¨ªsos fiscales del ¨¢mbito pol¨ªtico europeo. ?sa es el arma del crimen, ¨¦se es el lugar de la abominaci¨®n financiera, pues nadie ignora que los para¨ªsos fiscales son el instrumento principal de la econom¨ªa criminal, que Bernard Madoff, el rey de la trampa, maneja con destreza e impunidad. La primera la pone ¨¦l; la segunda, los Estados. Econom¨ªa criminal que va desde la evasi¨®n fiscal y el blanqueo de dinero hasta el mercadeo de seres humanos, pasando por el bot¨ªn procedente de las extorsiones mafiosas, el tr¨¢fico de drogas y de armas, la producci¨®n y comercializaci¨®n de moneda falsa, el robo, estafas y contrabandos de todo tipo, que constituyen los componentes de un volumen conjunto que supera ya el 40% de la econom¨ªa legal mundial. Volumen que sin los para¨ªsos fiscales no encontrar¨ªa tan extraordinario acomodo para su conservaci¨®n, ni tantas facilidades para su producci¨®n y multiplicaci¨®n.
Pero, volviendo a Clearstream, se afirma que tuvo mucho que ver con la apropiaci¨®n indebida de fondos del FMI destinados a Rusia a trav¨¦s de la Sociedad Menatep, apropiaci¨®n que, al parecer, se oper¨® desde y en Clearstream. Sin olvidar que, seg¨²n Jean-Fran?ois Couvrat, portavoz de Attac-France, las ramificaciones del holding de la familia de Bin Laden llegan y se cruzan en Luxemburgo con las operaciones criminales del Banco de Comercio y Cr¨¦dito Internacional (BCCI), tan ligado a los intereses de los Saud y de ¨¦stos a los dos presidentes Bush de los Estados Unidos, como confirma Craig Unger, director del The New York Observer, en su libro Los Bush y los Saud. Denis Robert se?ala al financiero Nadhmi Auchi, el banquero de Sadam Husein, que realiz¨® la discutida compra de Ertoil a la pareja Piqu¨¦-De la Rosa, como el centro neur¨¢lgico de estas siniestras maniobras, que encontraron en el para¨ªso fiscal luxemburgu¨¦s la hospitalidad que necesitaban.
Por cierto, ?hasta cu¨¢ndo va a bendecir Claude Juncker, presidente del Eurogrupo, que su pa¨ªs, en el que tanto manda, siga especializado en esos turbios menesteres? Entre nosotros, s¨®lo Rafael Cid, en Diagonal, ha comenzado a explorar tan tenebroso pozo. Esperemos que cunda el ejemplo y que, frente al falso deslumbramiento de la instantaneidad de lo num¨¦rico, frente a la infantil satisfacci¨®n de la reiteraci¨®n de lo ic¨®nico, frente a la huida en el enclaustramiento de lo virtual, la irrenunciable obstinaci¨®n en el acercamiento a la realidad, propia del periodismo de investigaci¨®n, vuelva por sus fueros y pueda ilustrarnos sobre estas negras tramas del capitalismo criminal que todo lo contaminan.
Jos¨¦ Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de Par¨ªs y presidente de la Fundaci¨®n Amela.
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