Uno de cada tres ni?os holandeses toma f¨¢rmacos para la hiperactividad
Las autoridades buscan explicaci¨®n al aumento de prescripciones
Cerca de 750.000 ni?os holandeses de cinco a 15 a?os -un 34,2% de los comprendidos en esa franja de edad, que son 2.191.164- tomaban a finales de 2008 f¨¢rmacos para controlar el Trastorno por D¨¦ficit de Atenci¨®n e Hiperactividad (TDAH). La cifra resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la incidencia de este trastorno mental ronda el 5% en los pa¨ªses desarrollados. Las autoridades sanitarias est¨¢n buscando una explicaci¨®n al alarmante aumento de las prescripciones de estos f¨¢rmacos, en su mayor¨ªa derivados de las anfetaminas.
La primera en llamar la atenci¨®n sobre la situaci¨®n ha sido la Fundaci¨®n para la Estad¨ªstica de la Farmacia, que revisa las recetas que se extienden en Holanda. Seg¨²n sus datos, un 75% de los peque?os que tomaban psicoestimulantes como Ritalina o Concerta eran chicos. El 25% restante eran chicas, pero entre ellas ha aumentado mucho el diagn¨®stico. Concretamente, un 40% desde 2007 y un 33% en el primer semestre de 2008. Entre los ni?os, el aumento fue de un 34% y un 23%, respectivamente.
Algunos expertos temen que se est¨¦ medicando a ni?os que no lo necesitan
Mientras llega la explicaci¨®n oficial, la fundaci¨®n ha se?alado que los bajos precios de los gen¨¦ricos de f¨¢rmacos indicados para el TDAH "no parecen haber contribuido al aumento de las recetas". Otra posibilidad es que ahora se afine m¨¢s en el diagn¨®stico y, por tanto, afloren m¨¢s casos que antes no se hubieran catalogado como hiperactividad. O, por extra?o que parezca, tambi¨¦n puede suceder lo contrario: que se est¨¦ medicando como hiperactivos a ni?os que no lo son a pesar de mostrar s¨ªntomas parecidos.
Esta ¨²ltima hip¨®tesis, a¨²n por demostrar, es la que preocupa a Trudy Dehue, psic¨®loga y fil¨®sofa de la Universidad de Groningen. Autora de uno de los libros de referencia sobre el incremento de las depresiones en los pa¨ªses ricos, La epidemia de la depresi¨®n, sostiene que los padres tienen hoy una doble responsabilidad. "En una sociedad donde se mide a la gente por sus prestaciones, se pueden sentir culpables del hecho de que sus hijos puedan no funcionar de forma satisfactoria. Nadie quiere que en el futuro sus hijos puedan echarles en cara que no tuvieron suficientes oportunidades por no haberles dado unos medicamentos que estaban a su alcance. Lo malo es que tambi¨¦n pueden ser criticados por brind¨¢rselos, pues no son productos inocuos y los ni?os, al tener que medicarse, pueden acabar interiorizando que no son suficientemente buenos siendo ellos mismos", dice.
Dehue reconoce que hay ni?os hiperactivos que pueden beneficiarse del apoyo de la psiquiatr¨ªa, pero apunta que tal vez otros casos requieran un enfoque m¨¢s sociol¨®gico que individual: "Escuelas m¨¢s peque?as; menos actividades extraescolares; menos presi¨®n para ser mejor de lo que se es; m¨¢s espacio para jugar fuera", propone. "La industria farmac¨¦utica se ha aprovechado de la ambig¨¹edad del manual de la Asociaci¨®n de Psiquiatr¨ªa de Estados Unidos [DSM-IV] sobre qu¨¦ se puede considerar TDAH, para ofrecer sustancias destinadas a lograr que las chicas est¨¦n calmadas", a?ade.
Su opini¨®n es compartida por un sector de los psiquiatras holandeses, reacios a recetar demasiado pronto psicoestimulantes a los menores. Otro grupo, por el contrario, cree que las tensiones de la sociedad han desencadenado la aparici¨®n del trastorno. "Yo preferir¨ªa que se diera menos importancia a la mejora del individuo, ya sean ni?os o adultos. Mejorando las precarias circunstancias en las que muchos viven, cambiar¨ªan ya muchas cosas. No habr¨ªa que etiquetarlos en masa de enfermos ps¨ªquicos, porque ese calificativo acaba formando parte de su identidad", concluye.
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