Golpes y celdas para los menores bajo tutela
Ni?os custodiados por la Administraci¨®n sufren castigos crueles, seg¨²n una investigaci¨®n del Defensor del Pueblo
"?Hola! He visto y vivido c¨®mo un educador estampaba contra una pared y tiraba brutalmente a un ni?o llamado Antonio que med¨ªa metro y medio". Con una letra sin aristas, infantil y llena de faltas de ortograf¨ªa, una ni?a ingresada en el centro de menores Casa Joven, de Azuqueca de Henares, Guadalajara, explica en una carta manuscrita de cinco folios su vida cotidiana. Desgrana en una cuadr¨ªcula las mismas vulneraciones de derechos que sufren en estos centros "terap¨¦uticos" los ni?os tutelados que denuncia el Defensor del Pueblo en un extenso informe de casi 500 p¨¢ginas enviado ayer al Congreso de los Diputados para su tramitaci¨®n. La instituci¨®n, que se encarga de velar por los derechos fundamentales de los ciudadanos, ha investigado en 27 de los 58 centros existentes en Espa?a, con m¨¢s de 550 plazas. Estos ni?os no han cometido delitos ni est¨¢n internados con una orden judicial, sino que padecen diversos "trastornos de conducta" -como problemas psicol¨®gicos o drogodependencias- y est¨¢n bajo tutela de las administraciones.
En esa carta, el nombre de la chica est¨¢ borrado con tippex. Seguramente no coincida con alguno de los muchachos entrevistados a lo largo de dos a?os por el defensor. Pero sus argumentos son muy semejantes. As¨ª como sus conclusiones: "Bajo eufemismos, como medidas educativas creativas" se esconden "acciones punitivas". O sea, muchos de estos lugares recurren a los castigos corporales, a la medicaci¨®n no consentida y descontrolada, al aislamiento en habitaciones cerradas, "a veces en los lavabos", de hasta 72 horas, a la violaci¨®n de la intimidad en las cartas y las llamadas telef¨®nicas y a un r¨¦gimen, en definitiva, "m¨¢s duro que el de los centros de reforma". Unas normas que, en alg¨²n caso, incluyen "no hablar mal del centro".
- Castigos. No hay homogeneidad entre los centros. Cada uno aplica su reglamento, generalmente escrito con un lenguaje t¨¦cnico. Algunos recogen las obligaciones de los menores. No sus derechos. En uno de ellos se "aplican sanciones degradantes, como atar a dos menores que no se llevan bien entre s¨ª". Cuatro de los lugares visitados recurren a "la contenci¨®n mec¨¢nica". Esto consiste en atar al menor con correas a la cama.
En Baix Maestrat (Castell¨®n), Pic¨®n (Madrid) o Casa Joven (Guadalajara), todos ellos gestionados por la Fundaci¨®n O'Belen, se les da a los ni?os "collejas educativas". En muchos de los sitios investigados se reduce al menor contra el suelo y se le deja en esa posici¨®n mucho tiempo.
Una carta firmada por antiguos trabajadores de Casa Joven subrayaba que "se abusa cotidianamente de la contenci¨®n f¨ªsica, poniendo en riesgo al menor". Describen c¨®mo una chica de 14 a?os fue inmovilizada en el suelo durante m¨¢s de una hora. Uno de los comportamientos que conlleva estos castigos es "no estar de acuerdo con el personal de la unidad". Otros castigos consisten en quedarse en los centros durante d¨ªas sin poder salir.
Algunos menores relatan que les obligan a dar vueltas sin descanso a los patios con s¨®lo unas alpargatas. Otros, que les hac¨ªan comer sobras de la comida del d¨ªa anterior. Todo figura en cartas, adem¨¢s de que la investigaci¨®n del Defensor haga menci¨®n a algunas de estas reprimendas.
- Aislamiento. Consiste en el encierro y estancia del ni?o en un lugar del que no se permite salir. Algunos educadores denuncian que la "estancia del ni?o" puede ser en los lavabos, durante horas y por el delito de "haber eructado". En opini¨®n del Defensor las habitaciones se parecen "a una celda medieval" y reserva el adjetivo "siniestra" cuando se refiere a la de Nuestra Se?ora de la Paz, en Cuenca, que es un cub¨ªculo min¨²sculo con las paredes pintadas de negro, puerta blindada y un ventanuco para vigilar al menor. Adem¨¢s est¨¢ recubierta con goma que "despide un fuerte y desagradable olor". Sobre esta residencia, la propia Consejer¨ªa de Bienestar Social del Gobierno manchego, mand¨® una carta a sus responsables para que subsanasen graves deficiencias.
Tanto en las infraestructuras, "como en sus m¨¦todos". Tambi¨¦n hacen referencia a la sala "negra", criticando que "est¨¢ muy alejada del resto de habitaciones y no hay sitio para supervisar en todo momento al menor". La misiva tiene sello oficial de la Direcci¨®n General de la Familia. Esta residencia est¨¢ considerada como "un recinto carcelario" por el Defensor. Varias de estas instituciones cierran los dormitorios por fuera, como celdas.
- Visitas y correspondencia. Es habitual que los menores tengan que abrir sus cartas delante de los educadores. Algunos ni?os denunciaron al Defensor que su correspondencia nunca lleg¨® a su destino. Las visitas, en el centro Sirio I, dependen "del comportamiento del chico". En varios centros, los educadores est¨¢n presentes mientras los muchachos hablan por tel¨¦fono, aunque no intervienen en las conversaciones.
- Registros. En todos estos lugares se realizan registros personales y en los dormitorios. En cinco de las residencias se realizan desnudos integrales de los ni?os para inspeccionarlos. No hay ninguna norma que regule estas "prevenciones". Una chica, a trav¨¦s de un escrito a la fiscal¨ªa, denuncia que la desnudaron y le hicieron ponerse de rodillas delante de su cuidadora. Seg¨²n escribe la chica con trazo redondeado "por no querer mirarla a la cara".
- Medicaci¨®n. Los centros precisan que la medicaci¨®n s¨®lo se dispensa con permiso del menor. Pero esta aseveraci¨®n se va, poco a poco, cargando de matices. As¨ª, en Can Rubi¨®, se recurre a la apostilla "con excepciones". En Pic¨®n de Jarama, en Madrid, los menores aseguran que les obligan. De hecho, en otros centros, Como Santa Luc¨ªa, en Madrid, sus trabajadores se lamentan de que cuando les llegan chicos de otras residencias "vienen tan medicados que parecen sedados y eso es malo para el trabajo con los ni?os".
- Deterioro de la instalaci¨®n. En el recorrido que la investigaci¨®n hace por los 27 centros, se encuentran con uno, Casa Joven, que lleva dos semanas sin agua corriente. Varios presentan cristales rotos y aspecto "abandonado".
LOS CENTROS
- S¨®lo dos de los 27 centros visitados por el Defensor del Pueblo son de titularidad y gesti¨®n p¨²blica. La gesti¨®n de 25 de ellos est¨¢ a cargo de entidades privadas, la mayor¨ªa organizaciones sin ¨¢nimo de lucro. Pero el responsable ¨²ltimo es la comunidad aut¨®noma, que tiene la obligaci¨®n de supervisar.
- Un 71% de los centros son de creaci¨®n reciente: abrieron sus puertas despu¨¦s de 2000.
- Los menores atendidos
en estos centros han pasado antes por todos los dem¨¢s recursos de protecci¨®n existentes.
- M¨¢s del 80% de los centros atienden a menores con edades entre los 11 y los 18 a?os. Pero la mayor¨ªa exige una edad m¨ªnima de 13. Dos centros atienden a menores a partir de los 9 a?os.
- El 76% de las plazas est¨¢n cubiertas por chicos frente a un 24% de chicas.
- El 87% de los menores son espa?oles. Los inmigrantes con problemas de conducta ingresan de forma preferente en centros especializados para menores extranjeros.
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