La rebeli¨®n de los parados
En Espa?a hay m¨¢s de 700.000 rumanos en busca de fortuna. Pero hay algunos andaluces tan desesperados que se han largado a Ruman¨ªa a trabajar de alba?il. Porque aqu¨ª no encuentran curro.
Me lo cuenta Antonio Rivas Ortiz, un solador de 49 a?os que ingres¨® en las listas del paro el pasado octubre. Es la primera vez que este alba?il pasa tanto tiempo mano sobre mano. En anteriores ocasiones, sufr¨ªa paros de corta duraci¨®n, una semana o poco m¨¢s. Hoy, el drama del desempleo se ha instalado en su casa de Bormujos (Sevilla). Un drama que afecta a toda su familia.
La familia Rivas representa la tragedia que viven decenas de miles de familias andaluzas: todos los miembros activos de la unidad familiar est¨¢n en paro. Su mujer y dos de sus cuatro hijos han sido despedidos en los ¨²ltimos meses. Una tercera hija est¨¢ de baja por maternidad; el peque?o de la familia, un adolescente de 15 a?os, estudia en el instituto del pueblo. Los Rivas forman parte de ese batall¨®n de casi 750.000 andaluces parados. Los datos hechos p¨²blicos el martes por el Ministerio de Trabajo son un nuevo jarro de agua fr¨ªa: 25.578 andaluces se sumaban el pasado mes de enero a las listas del Inem.
Los fr¨ªos n¨²meros no desvelan la tragedia ¨ªntima que viven los afectados. Hablar con Antonio Rivas Ortiz, s¨ª. Su historia, adem¨¢s, resume la gran mentira de la burbuja inmobiliaria. Antonio trabajaba con su hijo en una obra subcontratada por Delco a Ferrovial. En octubre del a?o pasado los dos fueron despedidos porque Ferrovial no pagaba a Delco.
Tuvieron que pelear incluso para que les abonaran sus ¨²ltimos salarios. Pas¨® de ganar m¨¢s de 2.000 euros, eso s¨ª, "trabajando de sol a sol, no un ratito, como los pol¨ªticos", a cobrar mil euros por el seguro de desempleo. Paga pr¨¦stamos de coche ("herramienta de trabajo") y de los materiales que compr¨® para construirse su casa. Su hijo, casado, y con un beb¨¦ de pocos meses, sigue el patr¨®n: tiene hipoteca y paga coche. Al mediod¨ªa todas las bocas se sientan alrededor de la mesa del padre.
?Qu¨¦ har¨¢ cuando se le acabe el seguro del paro? Antonio no lo duda: "Tendr¨¦ que salir al campo a robar, a lo que sea, o irme al extranjero. ?Qui¨¦n me emplear¨¢ con casi 50 a?os?". Muchos de sus vecinos ya se han largado. Han hecho m¨¢s de 3.500 kil¨®metros para trabajar en la construcci¨®n en Ruman¨ªa. ?Qu¨¦ contrasentido!
?A qui¨¦n hace responsable de este desastre? "A Rajoy le digo que deje sus diferencias, que se d¨¦ la manita con Zapatero y que los dos nos saquen de este pozo; luego, que discutan todo lo que quieran".
Con palabras menos cursis que las de pol¨ªticos y analistas, Antonio pide un pacto. Un gran pacto entre las fuerzas pol¨ªticas, sindicales y patronales. Un pacto como el que pregona el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, pero de verdad. Un pacto que comience por cre¨¦rselo ¨¦l mismo.
Si ese pacto no llega, "nos vamos a morir de hambre; tengo amigos en las ¨²ltimas", dice Antonio. Y advierte este veterano militante de Comisiones Obreras: "Si no lo arreglan, nos van a obligar a que se unan los pobres". El drama familiar puede saltar a la calle en cualquier momento y convertirse en un grave conflicto social. La rebeli¨®n de los parados est¨¢ a punto de producirse.
Es muy grave por ello que algunos intenten sacar tajada de tanta desgracia. La derecha, ech¨¢ndose a la calle m¨¢s para erosionar al Gobierno que por defender el empleo. Le preocupa m¨¢s la conquista del poder que los miles de Antonios desesperados. Los empresarios, algunos, porque pretenden pagar menores salarios y adelgazar sus plantillas para seguir engordando sus beneficios.
A estos les ha enviado un mensaje claro el secretario general de la UGT en Andaluc¨ªa, Manuel Pastrana: "Si quieren quitarse lastre laboral, que se preparen".
El fr¨ªo invierno puede dar paso a una caliente primavera.
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