Tarsila do Amaral, artista can¨ªbal
La obra de la hero¨ªna de la vanguardia brasile?a toma la Fundaci¨®n March
Una buena dosis de cubismo pasada por el tamiz de los colores, las formas y la vegetaci¨®n de Brasil. Tal fue la receta que Tarsila do Amaral (Capivari, S?o Paulo, 1886-S?o Paulo, 1973) macer¨® durante la d¨¦cada de los veinte del pasado siglo para convertirse en una figura clave del modernismo brasile?o. Un proceso de asimilaci¨®n que la Fundaci¨®n March recorre en la primera exposici¨®n monogr¨¢fica de la artista brasile?a que se realiza en Espa?a. "Lo que est¨¢ en juego en esta exposici¨®n es si una cultura se come a otra. En una novela negra, Tarsila ser¨ªa una especie de agente doble, que va a Par¨ªs, asimila, vuelve a Brasil y saca lo mejor de la modernidad", resum¨ªa ayer Javier Gom¨¢, director de la fundaci¨®n.
Esa asimilaci¨®n, que en Brasil acab¨® llam¨¢ndose "antropofagia", empez¨® para Tarsila do Amaral con sus viajes a Par¨ªs a principios de los a?os veinte, donde se impregn¨® de cubismo en los talleres de L¨¦ger, Gleizes y Lhote. El cubismo, seg¨²n afirmaba la artista en 1923, deb¨ªa ser "el servicio militar" del artista moderno. Crucial en su carrera fue conocer a Oswald de Andrade, poeta, ensayista y dramaturgo y autor en 1924 del manifiesto del grupo Pau Brasil, que adopt¨® el palo de Brasil como s¨ªmbolo de la nueva poes¨ªa brasile?a y propugnaba una est¨¦tica primitivista, el v¨ªnculo con la cultura tradicional brasile?a. "La poes¨ªa existe en los hechos. Las casuchas de azafr¨¢n y de ocre en los verdes de la favela bajo el azul cabralino, son hechos est¨¦ticos", encabeza el citado manifiesto. Con ese mismo esp¨ªritu, Tarsila pint¨®, a¨²n en Par¨ªs, La negra, una de sus obras fundamentales, inspirada en una antigua criada de su infancia. "Luego volvi¨® a S?o Paulo y, como quer¨ªa ser una artista brasile?a, pintaba como L¨¦ger, pero se le colaban las palmeras en sus cuadros", explicaba ayer Juan Manuel Bonet, comisario invitado de la exposici¨®n.
Pero la asimilaci¨®n de la modernidad en Brasil a¨²n habr¨ªa de dar un paso m¨¢s para culminar, a finales de la d¨¦cada de los veinte, con la Antropofagia, tambi¨¦n postulada por De Andrade en otro manifiesto publicado en 1928. Esta vez se trata de metabolizar la modernidad sin perder la tradici¨®n, siendo el ind¨ªgena brasile?o el antrop¨®fago que engulle la civilizaci¨®n occidental del colono europeo. Abaporu (1928) y Antropofagia (1929) son las obras que recogen ese esp¨ªritu en la obra de Do Amaral.
A partir de ese momento, la obra de la artista enfila unos derroteros muy distintos. Separada de De Andrade, viaja a la URSS con su nuevo compa?ero, Osorio C¨¦sar, y practica una militancia pol¨ªtica que la lleva hacia un arte social que, seg¨²n la experta en su obra, Aracy Amaral, marca en la artista una cierta decadencia creativa. "En el caso de Tarsila, la p¨¦rdida de fuerza, de estilo, sucedi¨® a ra¨ªz de la crisis del 29. A partir de entonces se empez¨® a interesar por la pol¨ªtica y a hacer un arte social que es demasiado interesante". La muestra incluye una obra de este periodo, Operarios, de 1933.
Junto a la obra de Do Amaral, la Fundaci¨®n March expone algunas obras de otras figuras del modernismo brasile?o, como Anita Malfatti o Vicente do Rego Monteiro.
Babelia
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