Andanzas de un extremista frustrado
Hace cinco a?os David triunf¨® con un espect¨¢culo, Los siete suicidios de un gato, una pieza entre danza, performance y teatro donde este ni?o grande nacido en Ventas y cicatrizado en la Alameda de Osuna intentaba llevar su vida al escenario a golpes, a martillazos. Luego llegaron m¨¢s espect¨¢culos, colaboraciones con Calixto Bieito, cruces esc¨¦nicos con Ang¨¦lica Liddell... Apuestas en las que Fern¨¢ndez nunca se ha bajado de la burra y ha seguido asombrando. Autodidacta del violonchelo, filosuicida y t¨¦cnico al mismo tiempo que punki, David parece un personaje de Thomas Bernhard sin saberlo, en el l¨ªmite, rom¨¢ntico, extremo, obsesivo, violento y sentimental.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo es la primera vez en la que oye: mira David, qu¨¦ cosas hace?
"Uno de mis planes estrella era volar el matadero de Legazpi"
Respuesta. Con 12 a?os me pill¨¦ una bata de la ducha, amarilla chillona, le puse unos parches de Public Enemy y me fui al colegio. Cuando llegu¨¦, me quer¨ªan pegar. Yo intentaba ser como los dem¨¢s, pero era un pringado. La pe?a me escup¨ªa, me llamaban el picotas, por la nariz, me dejaban andar delante y me escup¨ªan... Y cuando vi que no pod¨ªa integrarme, me dije: 'Pues ahora no me integro ni de co?a'. Me puse la bata, un collar de perro, lo que se me ocurr¨ªa. Cuando sal¨ª a Madrid y conoc¨ª el punk la violencia subi¨®. Luego me enroll¨¦ con una piba, la Pasionaria la llamaban, Mar. Ten¨ªa 10 a?os m¨¢s que yo, muy militante, vegetariana... Y me volv¨ª vegetariano y muy pol¨ªtico. Me quit¨¦ la cresta, que para m¨ª era como mi caballo con el que salir montado a la calle, me rap¨¦, me puse fuerte y me introduje en la lucha en defensa de los animales. Ah¨ª vino la vuelta de tuerca total.
P. ?Por qu¨¦?
R. Me fui radicalizando. No com¨ªa ning¨²n producto animal y dej¨¦ de relacionarme con la gente que com¨ªa carne, para m¨ª eran unos asesinos. Hablaba con mi familia pero no com¨ªa con ellos, no utilizaba cubiertos ni platos donde se hubiese comido carne. Descubr¨ª el Frente de Liberaci¨®n Animal. La primera vez que vi a esos t¨ªos liberando animales, me emocion¨¦, llor¨¦ como un cerdo, me enamor¨¦ y me met¨ª a saco. Luego descubr¨ª a una gente americana que se llamaban Hardline y propugnaban pasar a la acci¨®n violenta. Ah¨ª me incendi¨¦, a mi alrededor la gente empez¨® a pasar de m¨ª y pens¨¦ que si la gente no ten¨ªa cojones lo har¨ªa yo. Uno de mis planes estrella era volar el matadero de Legazpi. Iba solo por la noche, estudiaba el terreno, fabricaba bombas con gasolina, cloruro am¨®nico... Y siempre hice mal todo, nunca estall¨® ninguna. En aquella ¨¦poca mi meta era ser terrorista.
P. ?C¨®mo sali¨® de ah¨ª?
R. Decid¨ª integrarme en la sociedad, empezar a comer carne para que no se me detectase y meterme al ej¨¦rcito para que me entrenasen. Entonces mi madre me dijo que hab¨ªa una pizzer¨ªa donde daban trabajo y me dije: "Ya est¨¢, me meto ah¨ª y comienzo mi plan". Pero me met¨ª en un sitio donde todas eran bailarinas, empec¨¦ a salir de marcha, a tener amigos. Y me acuerdo un d¨ªa haciendo pizzas con una compa?era que me dijo: "?Por qu¨¦ no te pones a estudiar ballet?". Me hab¨ªa pasado al bando enemigo.
P. ?Vaya pel¨ªcula, no?
R. Yo siempre he sido muy peliculero. Me iba todas las noches al Retiro, justo donde bes¨¦ por primera vez a Cuqui, la bailarina que conoc¨ª en la pizzer¨ªa. Ella se fue a subir a una barca y se cay¨® al agua. Cuando la saqu¨¦ nos empezamos a besar. Cog¨ªa siempre el ¨²ltimo metro de Carabanchel, me dejaba en Gran V¨ªa, andaba con mi violonchelo hasta el Retiro y me iba al mismo sitio. Los vigilantes ya me conoc¨ªan y me dejaban. Cuando llov¨ªa, me iba al pasadizo y tocaba. Los yonquis se me acercaban y me dec¨ªan: "Pero t¨ªo, qu¨¦ bonito". As¨ª estuve dos a?os.
P. ?Se enamor¨®?
R. S¨ª, pero pasaron de m¨ª. Como a ella le encantaba un personaje de la pel¨ªcula Los amantes del Pont Neuf que tocaba el violonchelo, lo intent¨¦ con ese instrumento. Adem¨¢s, no pod¨ªa expresarme con palabras. Me llegu¨¦ a aprender una parte de Cyrano de Bergerac, pero cuando estaba delante de ella no me sal¨ªa palabra. Horrible. As¨ª que pens¨¦: "Pues se lo digo con el violonchelo". Fueron tres a?os en los que no sal¨ª de la buhardilla en la que viv¨ªa, dorm¨ªa con el violonchelo, me pasaba horas abrazado a ¨¦l, le hablaba. Fueron tres a?os de depresi¨®n horrible en el que el suicidio era la ¨²nica esperanza, esa puerta que sab¨ªa que estaba ah¨ª si quer¨ªa y que evitaba que la claustrofobia fuese insoportable.
P. ?Autodidacta?
R. Pues s¨ª. No tengo una t¨¦cnica de la hostia me hubiera encantado tocar Brahms, Shostakovich, Bach... Pero no puedo, y en vez de ser un frustrado que intenta algo y es mediocre he buscado mi manera de tocar, he encontrado mi forma de hacer m¨²sica, de bailar, de hacer teatro. Nunca he hecho nada bien, nunca he tenido talento para nada. Pero no me rindo, he seguido y he encontrado mis maneras. Adem¨¢s, ahora hago lo que quiero y gano pasta. Me he definido como persona, f¨ªsicamente, de cabeza y de coraz¨®n (www.davidfernandez.com.es).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.