?Viva el 'Manga pop'!
Margaritas de p¨¦talos blancos sonr¨ªen dulcemente, champi?ones coquetos y calabazas tan simp¨¢ticas como la que se transform¨® en carroza para Cenicienta. No es la ilustraci¨®n colorista de un cuento, es arte contempor¨¢neo, lo ¨²ltimo salido del taller del que llaman el nuevo Warhol japon¨¦s, Takashi Murakami, un creador que escala aprisa los puestos de honor de las listas de los m¨¢s reconocidos. La revista Artnews lo situaba este a?o entre los 30 primeros artistas del mundo, tras sus exposiciones en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Los ?ngeles y en el Brooklyn de Nueva York. Esta ¨²ltima, con un t¨ªtulo tan expl¨ªcito como ? Murakami, llega ahora al Guggenheim de Bilbao con 90 obras entre esculturas, pinturas, dibujos y dise?os de un hombre diferente.
"Mi generaci¨®n", afirma Murakami, de 47 a?os, "es el p¨²blico del arte del futuro". Una teor¨ªa que lanz¨® en forma de manifiesto a finales de los noventa con Hello, you are alive y que consolid¨® hace nueve a?os cuando present¨® su primera monogr¨¢fica bautizada como SuperFlat -"Queremos cosas nuevas porque deseamos ver el futuro"-. Uni¨® el estilo de las pinturas de los maestros antiguos japoneses con los colores planos del c¨®mic y la animaci¨®n. Oriente y Occidente, el manga y el vinilo, un nuevo pop con Murakami como icono tan popular que incluso Kanye West, el rapero estadounidense, reclam¨® su colaboraci¨®n para su ¨²ltimo disco, Graduation. Juntos idearon la puesta en escena de la canci¨®n Good morning, un videoclip protagonizado por un oso con gafas de persiana que intenta llegar a tiempo a su ceremonia de graduaci¨®n.
Nacido en Tokio en 1962, la carrera art¨ªstica de Murakami ha sido mete¨®rica. Marc-Olivier Wahler, director del Palais de Tokyo en Par¨ªs, un centro pionero en arte contempor¨¢neo en Europa, le describi¨® acertadamente como un Goldfinger. "Murakami convierte en oro lo que toca", dijo. No se equivocaba. Es una m¨¢quina de hacer dinero, y sus obras se cotizan ya en millones de d¨®lares.
Con aspecto de samur¨¢i, perilla, coleta y gafas redondas, Murakami aparece como un personaje de c¨®mic en los v¨ªdeos que distribuye su empresa, la Kakai Kiki Co., Ltd., con sede en Tokio y en Long Island, Queens, Nueva York. En Kakai Kiki, un centenar de empleados, artistas, animadores, escritores y artesanos trabajan a destajo produciendo arte y objetos. Hombre parco en palabras, Murakami responde a El Pa¨ªs Semanal con frases cortas y contundentes: "No soy un artista global. Soy japon¨¦s", afirma el creador de Mr. DOB, su ¨¢lter ego, un personaje blandito, simp¨¢tico, grotesco y feo, con grandes ojos redondos y orejas a lo Mickey Mouse, un cruce entre Hello Kitty, Sonic, el erizo de Saga y Doraemon, el gato c¨®smico del popular c¨®mic japon¨¦s. Mr. DOB, que ha ido evolucionando con su creador, es ahora un Doctor Jekyll, un monstruo de afilados dientes que engulle lo que encuentra a su paso.
Murakami ha intelectualizado su trabajo con la idea de un Jap¨®n "plano", sin recursos, traumatizado tras el lanzamiento de la bomba at¨®mica sobre Hiroshima y Nagasaki en la II Guerra Mundial. Las setas multicolores que aparecen en sus pinturas son un recuerdo de aquellos hongos de muerte. "Por supuesto que el trauma de la bomba at¨®mica est¨¢ presente en mi obra", dice. "Ning¨²n japon¨¦s de la generaci¨®n de los a?os sesenta lo padeci¨®, pero yo pienso mucho acerca de lo que aquello signific¨® para nuestro pueblo".
Ese sentimiento de recuperaci¨®n del orgullo japon¨¦s lo ha extrapolado a su colaboraci¨®n con el dise?ador de moda, el estadounidense Marc Jacobs -quien lo descubri¨® a trav¨¦s de un cat¨¢logo de Christie's-, para el que renov¨® el logo de Louis Vuitton. Murakami cree que dise?ar para estas grandes firmas es una manera de poder llevar el arte a la calle. A la pregunta de si su colaboraci¨®n con Marc Jacobs y Louis Vuitton es una b¨²squeda de esa cultura popular, echa balones fuera: "Es fruto de la pura casualidad. Marc es un brillante dise?ador, hombre de negocios y artista".
En la retrospectiva que le dedic¨® el Museo de Brooklyn, la misma que llega ahora al Guggenheim de Bilbao, se ofrec¨ªa al espectador en un gran escaparate de cristal el merchandising del artista, 500 objetos creados por su empresa Kakai Kiki. Como respuesta a las cr¨ªticas de los puristas, Murakami contraatac¨® pregunt¨¢ndose sobre qu¨¦ es el arte contempor¨¢neo y estableciendo paralelismos entre su dise?o del anagrama LV con La fontaine de Duchamp.
-?Cree que su trabajo es tan provocativo como el urinario de Duchamp?
-No. Es mucho m¨¢s mediocre.
Murakami vive la mayor parte del a?o en Jap¨®n. Aparentemente, s¨®lo se dedica a trabajar. "Mis padres viven en Tokio, la ciudad en la que resido, y respecto a lo que usted me pregunta sobre qu¨¦ hago en mi tiempo libre, le dir¨¦ que veo pel¨ªculas de dibujos y de ciencia-ficci¨®n en DVD". Dicen que es un obseso del trabajo -"Hace arte y duerme"- y cuentan haberle visto en los montajes de sus exposiciones con su saco de dormir y cocinando noodles en un infiernillo.
Los programas de la televisi¨®n nipona son un referente en la obra de Murakami. Recuerda especialmente las comedias del actor y director japon¨¦s Takeshi Kitano - presentador de Humor amarillo-: "Me gustaban mucho, especialmente una, El castillo de Takeshi". Ni Superman ni el Hombre ara?a. Sus h¨¦roes de ficci¨®n, japoneses por supuesto, son "Ultraman, Ultra Seven y Ge ge ge no Kitaro. Ellos representan las tensiones sociales durante el periodo de gran crecimiento econ¨®mico en Jap¨®n", afirma.
Los colores del pop, la influencia japonesa y algunos elementos surrealistas hacen de las obras de Murakami una mezcla ¨²nica: "Es arte que sigue la historia japonesa pura en el contexto de historia del arte occidental". Su objetivo, dice, no es transmitir al espectador belleza o t¨¦cnica: "Quiero que vean el poder del esp¨ªritu que lucha".
No le molesta el paralelismo entre ¨¦l y Andy Warhol , porque "Warhol hizo realidad que una persona d¨¦bil y nada cool se convirtiera en un h¨¦roe. El que se me compare con ¨¦l debe significar que yo tambi¨¦n soy una persona d¨¦bil y nada cool, y eso quiere decir que soy sin duda un artista". Sobre Picasso afirma: "No soy un experto en su obra, pero ahora me gusta. Antes no me gustaba nada". Y cuando se le pregunta por alg¨²n otro artista europeo, Murakami menciona a dos: "Franck Muller, que hace relojes de pulsera muy complicados. Y Frank Miller, un dibujante y guionista estadounidense, y director de cine (el autor de Sin City y 300).
A mediados de los a?os noventa, Murakami descubri¨® las posibilidades de la escultura. Su Miss Ko2, de largas piernas, con cabellera rosa al estilo Barbie, e Hiropon, con enormes pechos de los que surge un surtidor de leche que rodea la figura, son una provocaci¨®n. Murakami lo niega: "Mi arte, aunque parezca positivo y alegre, no es pop arte. Es el reflejo de la lucha de la gente discriminada".
Entre el pop y el otaku (la cultura japonesa del manga), Murakami se autorretrata en Mr. DOB e Inochi -un adolescente de cabeza apepinada que recuerda a E.T-. "Los dos son mis hijos. Sin embargo, nacieron en tiempos distintos. Mr. DOB fue creado hace ya diez a?os, es el primer personaje que hice. Inochi fue ideado hace cinco a?os. Me siento en edad f¨¦rtil, es algo parecido a cuando tienes el tercer hijo". Mr. Pointy, Tan Tan Bo y Oval tambi¨¦n forman parte de sus representaciones acerca de lo que ¨¦l llama "la desesperanza". En Bilbao se expondr¨¢ adem¨¢s su gigantesco Buda, uno de sus "dioses art¨ªsticos", una escultura en plata impactante.
La obra de Murakami se ha ido dulcificando con el tiempo. ?La raz¨®n? "El p¨²blico aprecia las cosas kawaii [tiernas], y yo he acabado por incorporarlas".
-Artista, te¨®rico, hombre de negocios, ?en qu¨¦ papel se siente m¨¢s c¨®modo?
-Como pintor. Cuando pasan d¨ªas sin que haya podido dar una pincelada, me siento frustrado y desgraciado.
Se sinti¨®, en cambio, muy feliz cuando visit¨® el Guggenheim de Bilbao en septiembre del a?o pasado. La experiencia que vivi¨® en el restaurante del museo, dirigido por el cocinero Josean Mart¨ªnez Alija, fue impactante. Murakami no ces¨® de elogiar al chef por las perlas de tapioca en un fondo de legumbres y la pierna de lechal con reques¨®n y jugo de mostaza: "Fue mi primera visita a Espa?a. Tiene una cultura gastron¨®mica que es una de las tres grandes del mundo. La comida que sirven en el restaurante del Guggenheim es maravillosa".
'? Murakami' se inaugura en el Guggenheim
de Bilbao el pr¨®ximo d¨ªa 17.
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