El problema de tragarse un coco
Una querida amiga francesa que regresa a su pa¨ªs despu¨¦s de vivir varios a?os en Espa?a me ha dado, como regalo de despedida, un precioso librote lleno de proverbios. Se titula Sagesse africaine (Sabidur¨ªa africana, en la editorial Michel Lafon) y se ve que mi amiga pens¨® que me vendr¨ªa bien un poco de sapiencia. El libro tiene fotos hermosas y un mont¨®n de sentencias populares recogidas en diversas zonas de ?frica. Est¨¢n en franc¨¦s, y me voy a permitir traducir algunas. Es curioso esto de los refranes o de los dichos, porque dejan traslucir muy claramente c¨®mo es la realidad de la que han nacido. Son pensamientos colectivos formulados a fuerza de rodar entre la gente, y de tanto rebotar de ac¨¢ para all¨¢ terminan dibujando los perfiles sociales. Son como retratos hechos con palabras.
De entrada, y como es natural, los proverbios africanos son maravillosamente ex¨®ticos en su puesta en escena. Mientras en Espa?a hablamos de ratones y p¨¢jaros y perros, ellos mencionan hipop¨®tamos, caimanes y elefantes. Por ejemplo: "Cuando el elefante tropieza, son las hormigas las que sufren". Es del Congo y tiene su gracia, porque una de las cosas m¨¢s distintivas de este conjunto de dichos africanos es su sentido del humor. Muchos son verdaderamente divertidos, con una ligereza y una guasa feliz que no deber¨ªa sorprendernos, dada la vitalidad de las culturas africanas. Pero estamos tan acostumbrados a escuchar hablar de ese continente s¨®lo en su faceta m¨¢s dolorosa y tr¨¢gica, que esa burbujeante chispa nos resulta chocante. He aqu¨ª uno de mis proverbios preferidos del libro, justamente por su sabidur¨ªa desternillante: "Quien se traga un coco conf¨ªa en su ano" (Costa de Marfil). Pero hay muchas frases m¨¢s igualmente deliciosas: "Cuando el gato se va de viaje, los ratones sacan el tamtan" (Costa de Marfil). "Quien quiere tener un ni?o cueste lo que cueste se casa con una mujer embarazada" (Senegal), o este proverbio estupendamente gr¨¢fico: "Quien es amigo de los monos no tendr¨¢ jam¨¢s su bast¨®n y su camisa colgados en la copa de un ¨¢rbol" (N¨ªger), una frase que s¨®lo se le puede ocurrir a un pueblo que ha tenido que trepar muchas veces hasta las ramas m¨¢s altas para recuperar sus pertenencias.
Y es que otra de las caracter¨ªsticas de estos dichos africanos es su vigorosa capacidad expresiva, el poder de sus im¨¢genes. "Si ves que un cocodrilo se compra un pantal¨®n, es que ha encontrado una soluci¨®n para hacer salir su cola" (Etiop¨ªa). Son frases que se encienden enseguida dentro de tu cerebro: ves al cocodrilo muy ufano con su ropa, ves la camisa en lo alto del ¨¢rbol y los monos riendo, ves a los ratones bailando al ritmo fren¨¦tico de los tambores y ves la aventura digestiva del coco en toda su crudeza. Y lo mismo sucede con esta otra frase de Costa de Marfil: "No se le da un golpe en la cabeza a quien tiene tu dedo dentro de su boca". Ay, casi duele el mordisco s¨®lo con escucharlo.
Son proverbios agudos, atinados, llenos de color. Y algunos, tambi¨¦n, llenos de melancol¨ªa y de una oscura fuerza po¨¦tica: "Porque vive en el agua, nunca se ven las l¨¢grimas del pez que llora" (Costa de Marfil). Hay otras frases sobrias que me encantan: "El pueblo es un le¨®n dormido" (Costa de Marfil), la pragm¨¢tica "Un problema sin soluci¨®n no es un problema" (Gab¨®n) o la enternecedora y algo enigm¨¢tica "Es por bondad de coraz¨®n por lo que el cangrejo rechaz¨® que Dios le fabricara una cabeza" (Malawi). Es evidente, en fin, que los dichos recogidos en este libro provienen de una sociedad rural. Aunque tal vez todos los refranes del mundo posean este mismo origen: me pregunto si la sociedad urbana y posindustrial, con su atomizaci¨®n y su individualismo, es capaz de crear nuevos proverbios. Tal vez ya se haya interrumpido para siempre entre nosotros ese recorrido natural de la experiencia colectiva, ese salto del saber de boca en boca, esa reflexi¨®n sosegada y com¨²n. Hay una frase en Sagesse africaine que est¨¢ relacionada con esto que digo: "Todos los blancos tienen un reloj, pero jam¨¢s tienen tiempo" (Senegal). Tal vez hayamos perdido el tiempo de pensarnos. La pausa necesaria para poder aprender de lo que vivimos.
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