Corrupci¨®n y liderazgo
La pol¨ªtica del PP de minimizar da?os resulta ya insuficiente. Rajoy debe demostrar su autoridad
El juez Baltasar Garz¨®n, con el apoyo de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, orden¨® el pasado viernes la detenci¨®n de cinco personas vinculadas con el PP, algunas de ellas antiguos cargos del partido, por los presuntos delitos de cohecho, tr¨¢fico de influencias, blanqueo de capitales, fraude fiscal y asociaci¨®n il¨ªcita. Otras 30 personas, en su mayor¨ªa empresarios, est¨¢n siendo investigadas y se han llevado a cabo registros en empresas y domicilios particulares. La redada coincidi¨® en el tiempo con la destituci¨®n del n¨²mero uno de las listas populares por Ourense en las pr¨®ximas elecciones gallegas, Luis Carrera, por haber cobrado comisiones a trav¨¦s de un para¨ªso fiscal. Y lleg¨®, adem¨¢s, al d¨ªa siguiente de que la Asamblea de Madrid pusiera en marcha, con enormes cortapisas, la investigaci¨®n del espionaje a altos cargos de la Comunidad y del Ayuntamiento.
A las dificultades para encontrar un tono de oposici¨®n adecuado ante una crisis econ¨®mica de graves proporciones, el PP debe sumar en estas ¨²ltimas semanas la multiplicaci¨®n de presuntos casos de corrupci¨®n que le afectan. Desde que salieron a la luz las tramas de espionaje en el Gobierno de Esperanza Aguirre, la actividad pol¨ªtica del PP se ha limitado a intentar un control de da?os con la vista puesta en las elecciones gallegas y vascas, adem¨¢s de las europeas, en las que, seg¨²n se ha interiorizado en las propias filas populares, la actual direcci¨®n se juega su continuidad. Entre otras razones, porque los episodios de los que se ha ido teniendo noticia no forman parte, sin m¨¢s, del cap¨ªtulo de la corrupci¨®n, sino que ponen de manifiesto hasta qu¨¦ punto resulta descarnada la lucha por el poder en el PP.
Los populares disponen desde hace a?os de una gran cuota de poder municipal y auton¨®mico, que se mantuvo m¨¢s o menos invariable tras su derrota en 2004. Autonom¨ªas como Madrid y Valencia han llegado a convertirse en caladeros de voto imprescindibles para que la direcci¨®n nacional del partido llegue con posibilidades a cualquier elecci¨®n general. La investigaci¨®n de la Audiencia Nacional y la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n afecta, sobre todo, a Madrid y Valencia. De prosperar este presunto nuevo caso de corrupci¨®n, el PP puede verse da?ado all¨ª donde hasta ahora contaba con un estable n¨²mero de votos. Dirigentes auton¨®micos como Aguirre, que no ha dejado de airear sus ambiciones de suceder a Rajoy, o como Camps, m¨¢s discreto, ven peligrar su alternativa en el propio partido. No son pocos los l¨ªderes regionales que ven a la presidenta madrile?a como un elemento de tensi¨®n interna que dificulta una verdadera labor de oposici¨®n.
La estrategia de minimizar da?os que Rajoy ha seguido comienza a revelarse como insuficiente. Si aspira a continuar ejerciendo el liderazgo, es ahora cuando debe demostrar autoridad. Muchos ciudadanos, afines o no al PP, se preguntan leg¨ªtimamente en manos de qui¨¦n y de qu¨¦ intereses est¨¢ el principal partido de la oposici¨®n. Rajoy debe dar una respuesta.
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