El 'pagano' Berlusconi se vuelve un agitador provida
Arrecian las manifestaciones contra la injerencia cat¨®lica
El dram¨¢tico caso de Eluana Englaro pasar¨¢ a la historia de Italia. Si no por cosas m¨¢s profundas, que tambi¨¦n, desde luego por la milagrosa transformaci¨®n que ha operado en el primer ministro m¨¢s mundano y liberal (seg¨²n propia definici¨®n) que haya tenido el pa¨ªs. El pagano Silvio Berlusconi, divorciado, mujeriego, ad¨²ltero confeso y acumulador de poder y riquezas sin fin, ha visto la luz. En 17 a?os no hab¨ªa pronunciado en p¨²blico una sola vez la palabra Englaro. En 48 horas, se ha convertido en el m¨¢s ardiente agitador pro-vida de un pa¨ªs donde no faltan ese tipo de voces.
Imbuido de ese nuevo personaje, Berlusconi atac¨® ayer a todo lo que se le puso por delante. De los m¨¦dicos que el viernes suspendieron la alimentaci¨®n artificial de Eluana destac¨® su "crueldad". A los partidarios de respetar la sentencia firme del Tribunal Supremo les dijo que pertenecen a "la cultura de la muerte y del estatalismo" (mientras ¨¦l representa "la cultura de la vida y la libertad"). Y al padre de la mujer, le espet¨® esta lindeza: "Me dicen que Eluana] tiene buen aspecto, funciones activas, ciclo menstrual... Si fuera mi hija, no podr¨ªa desconectarle la sonda".
Un d¨ªa m¨¢s, fueron superadas las expectativas. "Mal gusto, manipulaci¨®n, cinismo", resumi¨® el jefe de la oposici¨®n, Walter Veltroni. "Berlusconi utiliza el caso para realizar su proyecto pol¨ªtico". Un proyecto bien ambicioso, adem¨¢s. El objetivo, declarado otra vez ayer a las claras, es reformar la Constituci¨®n para reducir el poder, ya muy limitado, del presidente de la Rep¨²blica. Para que ¨¦ste, explic¨® Berlusconi, "no se atribuya poderes que pertenecen al Gobierno".
La maniobra empez¨® el viernes. Al emitir el decreto para salvar a Eluana, Berlusconi desautoriz¨® el papel constitucional del presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, y deslegitim¨® de paso al Tribunal Supremo. El decreto tuvo un efecto devastador. Traslad¨® al jefe del Estado la responsabilidad moral de decidir sobre la muerte de la mujer, y le puso a los pies de los caballos del Vaticano, que no tard¨® ni diez minutos en manifestar cu¨¢nto le hab¨ªa "desilusionado" Napolitano.
El presidente se neg¨® a firmar, como hab¨ªa anunciado, porque el decreto es claramente inconstitucional, ya que intenta anular una sentencia inapelable. Pero Berlusconi apret¨® m¨¢s todav¨ªa. Convoc¨® de urgencia al Parlamento y presion¨® a los presidentes del Senado y la C¨¢mara para legislar sobre el asunto a toda velocidad. Al tiempo, anunciaba que cambiar¨¢ la Constituci¨®n si no se le permite gobernar por decreto.
Todo ello, adobado con descalificaciones. La m¨¢s grave, ayer. Berlusconi calific¨® la carta que Napolitano le envi¨® el viernes para explicar la inviabilidad del decreto como una invitaci¨®n a "la eutanasia". Falsedad absoluta, como se puede ver en la propia carta. Paciente, el presidente ni replica a la falacia. Y Berlusconi acaba desmintiendo haber dicho lo que de verdad ha dicho.
Desde N¨¢poles, Napolitano se limita a decir que "el monopolio de la solidaridad y la autoridad moral no es patrimonio de nadie. Tampoco el fin de la vida". Berlusconi replica. Hay que "aclarar la Constituci¨®n", dice, porque "fue elaborada hace muchos a?os por fuerzas ideologizadas" e "inspiraci¨®n filo-sovi¨¦tica". Napolitano era comunista en aquella ¨¦poca.
Mientras, la oposici¨®n, llena de cat¨®licos, est¨¢ partida en dos. Grupos de ciudadanos salieron ayer a la calle e inundaron las webs para protestar contra el golpe de mano del primer ministro. Unos criticaron la injerencia de la iglesia al grito de "Gobierno italiano, decreto Vaticano". Otros protestaron contra la "vergonzosa" frase de Berlusconi ("Eluana podr¨ªa tener hijos"). Y todos defendieron a Napolitano como garante del Estado de Derecho. Veremos por cu¨¢nto tiempo.
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