C¨®mo lidera Obama
Hace dos a?os, Barack Obama era un senador en su primer mandato que hab¨ªa manifestado inter¨¦s en postularse para la presidencia. Mucha gente se mostraba esc¨¦ptica ante la posibilidad de que un afroamericano con un nombre extra?o y escasa experiencia pudiera ganar. Pero a medida que desarroll¨® su campa?a, demostr¨® que ten¨ªa los poderes necesarios -blando y duro- para gobernar.
El poder blando es la capacidad de atraer a los dem¨¢s y sus cualidades esenciales son la visi¨®n, la inteligencia emocional y la capacidad de comunicar. Pero un l¨ªder necesita tambi¨¦n cualidades del poder duro, como una capacidad organizativa y hasta maquiav¨¦lica. Igualmente importante es la inteligencia contextual que le permite variar la mezcla de estas habilidades en diferentes situaciones para producir las combinaciones exitosas que yo llamo "poder inteligente".
Estados Unidos s¨®lo es potencia sin rival en uno de los tres tableros del mundo, el del poder militar
Durante su campa?a, Obama demostr¨® estas habilidades en su tranquila respuesta a las crisis, su visi¨®n de futuro y su soberbia capacidad organizativa. En cuanto a su inteligencia contextual, se hab¨ªa forjado desde abajo, con sus experiencias personales en Indonesia y Kenia y su comprensi¨®n de la pol¨ªtica norteamericana a partir de su trabajo como organizador comunitario en Chicago.
Obama sigui¨® demostrando estas habilidades en su casi perfecta transici¨®n. Al elegir a su principal rival, Hillary Clinton, como secretaria de Estado, y superar el partidismo para retener a Robert Gates como secretario de Defensa, demostr¨® su disposici¨®n a contar con subordinados fuertes. En su discurso de toma de posesi¨®n, apel¨® al poder inteligente -"tender una mano abierta a quienes aflojen sus pu?os"-, pero tambi¨¦n mostr¨® responsabilidad en un momento en que los norteamericanos afrontan serios problemas econ¨®micos.
Es m¨¢s, Obama ha iniciado su mandato de manera activa. En sus primeras semanas, ha comenzado sus promesas dise?ando un plan de est¨ªmulo econ¨®mico masivo, ordenando el cierre de Guant¨¢namo, concedi¨¦ndole una entrevista a la cadena Al Arabiya y enviando un importante emisario a Oriente Pr¨®ximo.
George W. Bush dijo que su papel como l¨ªder era ser el que decide. Pero incluso aunque Bush hubiera sido mejor a la hora de decidir, la gente quiere algo m¨¢s de un l¨ªder. Queremos a alguien que nos diga qui¨¦nes somos. Juzgamos a los l¨ªderes no s¨®lo por la efectividad de sus acciones, sino tambi¨¦n por sus significados.
La mayor¨ªa de los l¨ªderes se alimentan de la identidad y la solidaridad de sus grupos. Pero algunos ven obligaciones morales m¨¢s all¨¢ de su grupo inmediato. Cuando Obama se enfrent¨® a una crisis por las incendiarias observaciones raciales de su ex pastor, no se evadi¨® del problema, sino que us¨® el episodio para pronunciar un discurso que sirvi¨® para ampliar la capacidad de entendimiento entre los norteamericanos blancos y negros.
El 11-S fue una oportunidad para que Bush expresara una nueva visi¨®n de la pol¨ªtica exterior. Pero no logr¨® producir una visi¨®n sostenible sobre el liderazgo de EE UU en el mundo. Una visi¨®n exitosa es aquella que combina inspiraci¨®n con viabilidad. Bush nunca entendi¨® esa combinaci¨®n.
Obama necesitar¨¢ utilizar tanto su inteligencia emocional como contextual si ha de restablecer el liderazgo norteamericano. Hace una d¨¦cada, lo convencional era pensar en un mundo con una hegemon¨ªa norteamericana unipolar. Los neocons llegaron a la conclusi¨®n de que EE UU era tan poderoso que pod¨ªa hacer lo que quer¨ªa, y que los dem¨¢s no ten¨ªan otra alternativa que seguirle.
Este nuevo unilateralismo se basaba en un entendimiento profundamente err¨®neo de la naturaleza del poder -la capacidad de movilizar a los otros para obtener los resultados que uno quiere- en la pol¨ªtica mundial. EE UU puede ser la ¨²nica superpotencia, pero preponderancia no es imperio; puede influir, pero no controlar a otras partes del mundo. Que ciertos recursos produzcan poder siempre depende del contexto.
Para entender el poder y sus contextos en el mundo hoy, suger¨ª la met¨¢fora de un juego de ajedrez tridimensional. En el tablero superior del poder militar, EE UU es la ¨²nica superpotencia. En el tablero intermedio de las relaciones econ¨®micas, el mundo ya es multipolar. EE UU no puede obtener los resultados que quiere en comercio, lucha contra los monopolios y otras ¨¢reas sin la cooperaci¨®n de la Uni¨®n Europea, China, Jap¨®n y otros. En el tablero inferior de las relaciones transnacionales fuera del control de los gobiernos -pandemias, cambio clim¨¢tico, control del narcotr¨¢fico o terrorismo transnacional, por ejemplo-, el poder est¨¢ distribuido de manera ca¨®tica. Nadie ejerce el control.
?ste es el mundo complejo en el que Obama asume el liderazgo. Hereda una crisis econ¨®mica global, dos guerras en las que hay desplegadas tropas estadounidenses y aliadas, crisis en Oriente Pr¨®ximo y el sur de Asia y la lucha contra el terrorismo. Tendr¨¢ que lidiar con este legado y al mismo tiempo trazar un nuevo horizonte. Tendr¨¢ que tomar decisiones dif¨ªciles y a la vez crear una mayor sensaci¨®n de sentido, donde EE UU vuelva a exportar esperanza y no miedo. ?sa ser¨¢ la prueba de fuego de su liderazgo.
Joseph S. Nye es profesor en Harvard y autor de The Powers to Lead. ? Project Syndicate, 2009. Traducci¨®n de Claudia Mart¨ªnez.
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