Tinta de calamar

El presidente de la Generalitat borde¨® ayer la insumisi¨®n cuando anunci¨® en las Cortes Valencianas que, pase lo que pase, nunca reconocer¨¢ la homologaci¨®n acad¨¦mica entre el valenciano y el catal¨¢n, pese a las numerosas sentencias judiciales a favor de la misma. Francisco Camps, en el hemiciclo del Palacio de Benicarl¨®, se hizo un gorro con el pre¨¢mbulo de la ley de creaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, arroj¨® al cesto de los papeles la sentencia del Tribunal Constitucional por la que se reconoce el derecho a llamar catal¨¢n al valenciano, subi¨® el tono de voz para que lo crit del Palleter se oyera con claridad, fuese y no dijo nada. Una burda maniobra para que nadie hablara de lo que realmente interesaba: los casos Orange Market y Ulibarri, en los que alguna responsabilidad tienen el partido y el Gobierno que preside. Burda maniobra que, por cierto, suele resultarle eficaz porque cuenta con los inestimables costaleros de Canal 9 y de otros medios adictos al r¨¦gimen.

Hace pocos d¨ªas se conoci¨® que una de las personas implicadas en los esc¨¢ndalos que afectan al PP hab¨ªa cometido la felon¨ªa de acusarle de ser un venal a cuenta de unos trapos. Su gesti¨®n ser¨¢ todo lo criticable que se quiera, pero Francisco Camps es incapaz de poner la u?a del dedo me?ique en el tarro de la miel. Hay en su trayectoria personal una transparencia que acredita su honradez. En cambio, la gesti¨®n pol¨ªtica de su Gobierno es un fundido en negro en el que no hay modo ni manera de saber qu¨¦ ocurre. ?ngel Luna, portavoz socialista, le emplaz¨® ayer a que facilitara la documentaci¨®n de la empresa que se dedica a la promoci¨®n de la Comunidad Valenciana. No hubo respuesta. Y, si la hay, ser¨¢ un portazo en las narices de la oposici¨®n y de los medios que intentan hallar luz donde todo son tinieblas. El sarcasmo vino del vicepresidente Vicente Rambla cuando afirm¨®: "Pondremos toda la transparencia que haga falta" para, a continuaci¨®n, sacar a relucir el reglamento, cuya letra peque?a oculta todas las trampas que hacen imposible la pr¨¢ctica de control democr¨¢tico del Consell. Ya lo dijo el conde de Romanones, cuando era el poliministro de Alfonso XIII: "Dejad que ellos [los diputados] hagan las leyes, yo har¨¦ el reglamento". Rambla es de esa escuela.

Respuestas no hubo ayer en las Cortes, menos a¨²n transparencia. S¨ª, en cambio, mucha tinta de calamar para ocultar el PP sabr¨¢ qu¨¦, y no pocas sospechas.

Y Garz¨®n hablando de "d¨¢divas y sobornos a autoridades p¨²blicas".