Voluntad frente al espejismo de la igualdad
Las feministas instan al futuro Gobierno a profundizar en la ley para garantizar los derechos y libertades de la mujer
La parodiada f¨®rmula "vascos y vascas" que emplea el lehendakari es una muestra (no la mejor) de que preocupaciones como el uso no sexista del lenguaje se han extendido entre la clase pol¨ªtica de Euskadi. Los programas de todos los principales partidos defienden la igualdad entre mujeres y hombres como condici¨®n para una sociedad libre que propicia el desarrollo econ¨®mico y la cohesi¨®n social. El feminismo ve con estupor c¨®mo la clase pol¨ªtica asume buena parte de su discurso. Si hasta el presidente Zapatero se define como feminista, ?habr¨¢n tocado techo las reivinidcaciones de las mujeres? Las cifras sobre violencia contra la mujer y sobre discriminaci¨®n indican lo contrario. Parafraseando a la fil¨®sofa Amelia Valc¨¢rcel, varias expertas bautizan la situaci¨®n actual como "el espejismo de la igualdad" y detallan las grandes asignaturas pendientes que el Gobierno que salga de los comicios deber¨¢ aprobar para garantizar los derechos y libertades femeninas. La principal para avanzar en el resto es aplicar efectivamente la ley de Igualdad aprobada en 2005.
Los principales partidos plantean iniciativas a favor de la igualdad
"El actual modelo de bienestar descansa sobre las espaldas de la mujer"
El marco legislativo es el adecuado; falta que el Parlamento exija que se cumpla
Tasa laboral, sueldo o conciliaci¨®n son todav¨ªa fuentes de desigualdad
Los malos tratos ya no son considerados un mero problema dom¨¦stico. Una media de 70 asesinadas al a?o en Espa?a por sus parejas o ex parejas obliga a hablar de lacra social. En Euskadi, el n¨²mero de denuncias por maltrato pas¨® de 2.260 en 2002 a 4.459 el a?o pasado. Con todo, "la mayor¨ªa de los casos siguen quedando en el ¨¢mbito de lo privado", se lamenta Emakunde.
Arantxa Elizondo, profesora de Ciencias Pol¨ªticas de la UPV, opina que la lucha contra la violencia hacia las mujeres falla por su concepci¨®n limitada, que no relaciona el maltrato, las agresiones sexuales o el miedo a caminar solas de noche. "Hay que entender la violencia de manera global, como el riesgo potencial que vivimos las mujeres por el hecho de serlo", apunta. Por ello, reclama reforzar las pol¨ªticas de prevenci¨®n y los programas educativos contra el sexismo. "Como la violencia es consecuencia de la desigualdad, para combatirla hay que luchar contra todas las caras de esa desigualdad", incide la directora de Emakunde, Izaskun Moyua.
Una cara fundamental se encuentra en el mundo laboral. Aunque la tasa de actividad femenina ha subido 15 puntos en los ¨²ltimos tres lustros, el 45% actual sigue a¨²n lejos de la masculina (65%). La brecha salarial es uno de los argumentos m¨¢s contundentes contra el mito de que la igualdad es ya realidad. Los hombres ocupados ganan de media 6.200 euros anuales m¨¢s que las mujeres. "Los gobiernos central y auton¨®mico, los agentes econ¨®micos y sociales tienen que aliarse para garantizar un igual salario por trabajo de igual valor", exige la defensora para la Igualdad del Pa¨ªs Vasco, Maite Erro.
Las mujeres acceden en general a empleos de menor calidad y se concentran en el sector servicios. El que apenas un tercio del alumnado de las ingenier¨ªas sea femenino confirma que los estereotipos siguen condicionando la elecci¨®n de los estudios. "Hay que dise?ar pol¨ªticas p¨²blicas no s¨®lo desde el Gobierno, sino tambi¨¦n desde la Universidad, porque se sigue orientando a chicos y chicas hacia ¨¢mbitos diferentes, con lo que conlleva para su futura vida laboral", abunda Elizondo.
Una de las principales trabas para la promoci¨®n profesional de las mujeres radica en su necesidad de compatibilizarla con las cargas familiares. En los ¨²ltimos a?os se ha puesto de moda el concepto "conciliaci¨®n", pero en la pr¨¢ctica significa conciliarse con una misma y sobrevivir a una doble jornada. La otra salida es recurrir a los abuelos o a a una asistenta, generalmente inmigrante. Si una de las transformaciones m¨¢s importantes del siglo XX fue el acceso de la mujeres a los espacios p¨²blicos, como el mercado laboral, "los hombres no han asumido en la misma medida sus responsabilidades en el ¨¢mbito privado", se queja Moyua. Dedican al trabajo dom¨¦stico y el cuidado de los hijos una hora y media al d¨ªa, frente a las casi cuatro horas de las f¨¦minas.
"El actual modelo de bienestar descansa sobre las espaldas de las mujeres: la atenci¨®n a la infancia, a mayores, dependientes... Eso nos resta libertad, tiempo, posibilidad de dedicarnos a la carrera profesional", se?ala Pilar P¨¦rez Fuentes, doctora de Ciencias Sociales de la UPV y experta en estudios de g¨¦nero. Mientras Moyua aboga por propiciar que los hombres asuman "su derecho y su deber de cuidar de s¨ª mismos y de la humanidad", Erro insta a regular que tanto padres como madres tengan que acogerse a los permisos para cuidar a los hijos como un derecho individual e intransferible. Eva Mart¨ªnez, integrante del colectivo feminista Plazandreok, destaca que avanzar en la corresponsabilidad y en la autonom¨ªa econ¨®mica de las mujeres ayudar¨¢ a combatir problemas como el maltrato o la feminizaci¨®n de la pobreza.
La ley de Igualdad ha llevado la paridad a espacios masculinizados como el Parlamento y el Gobierno, pero las cabezas de lista de los principales partidos son hombres e incluso las viceconsejer¨ªas y las direcciones del Gobierno no llegan a la cuota. Donde no alcanza la ley, como los consejos de administraci¨®n de las empresas, las mujeres no pasan del 10%. "Tras los grandes pactos hay se?ores con corbata que deciden sobre cuestiones que nos afectan, como el aborto o la atenci¨®n a personas dependientes", critica Mart¨ªnez. La directora de Emakunde aboga por extender la acci¨®n positiva de la pol¨ªtica al resto de ¨¢mbitos, como la empresa: "Los grandes avances se han dado de la mano de medidas valientes. Sin ellas, pasar¨¢n siglos hasta que las mujeres se coloquen donde tienen que estar por justicia".
Adem¨¢s de aumentar la presencia de las mujeres, la cuesti¨®n fundamental es que las pol¨ªticas p¨²blicas las tengan en cuenta, incorporando lo que el feminismo ha llamado "perspectiva de g¨¦nero": "No se trata s¨®lo de crear planes espec¨ªficos para las mujeres, sino de que cualquier medida que salga de las instituciones vascas tenga en cuenta el impacto que tendr¨¢ para la vida de las mujeres y de los hombres. No existen leyes neutras; los efectos siempre son diferentes", explica P¨¦rez-Fuentes. Es uno de los preceptos de la ley de Igualdad que a¨²n no se est¨¢ aplicando. Todas las consultadas coinciden en que el marco legislativo es el adecuado; falta que el Parlamento exija que se cumpla, asignar m¨¢s recursos y mejorar la coordinaci¨®n entre instituciones. "Hace falta priorizar las pol¨ªticas de igualdad, continuidad para no empezar de cero cada legislatura y valent¨ªa, porque para lo que quieren bien que trascienden las competencias auton¨®micas", concluye Mart¨ªnez. Tambi¨¦n piden al futuro Gobierno que fomente la implicaci¨®n de los hombres a favor de la igualdad, la solidaridad entre mujeres y una imagen menos estereotipada de unos y otras en los medios informativos.
Las propuestas
Los principales partidos, salvo UPyD, cuentan en sus programas con sendos cap¨ªtulos dedicados a la igualdad y, menos el PP, todos incluyen apartados para combatir la homofobia. El PP tambi¨¦n se queda solo al plantear una modificaci¨®n de la ley de Igualdad, ya que se opone a la pol¨ªtica de cuotas. El resto se comprometen a seguir desarroll¨¢ndola y Aralar incluso plantea sancionar a quien no la cumpla.
Una de las prioridades es combatir la violencia contra las mujeres, con nuevos ¨®rganos como un observatorio (PSE), un servicio de atenci¨®n a v¨ªctimas (PP), un plan integral de sensibilizaci¨®n (EB) o una ley para proteger a las v¨ªctimas (PNV). Todos proponen facilitar la conciliaci¨®n de la vida profesional y familiar con medidas como aumentar las plazas en guarder¨ªas, reducciones de jornada y permisos de paternidad. PP y PNV plantean reconocer a las empresas que faciliten la conciliaci¨®n. Para garantizar la igualdad de oportunidades laboral, destaca la propuesta del PNV de desarrollar un plan de actuaci¨®n interinstitucional para disminuir en un 30% la brecha salarial. EB se preocupa por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar.
Tambi¨¦n se repiten las medidas para mejorar la atenci¨®n sanitaria a las mujeres, a lo que PP y PNV dedican propuestas espec¨ªficas. Los socialistas se destacan por citar las situaciones de doble discriminaci¨®n (mujer e inmigrante,...) EB plantea incluso crear una Consejer¨ªa de la Mujer que dise?e pol¨ªticas transversales.
Las expertas consultadas discrepan sobre si con un eventual cambio de gobierno se modificar¨ªan las pol¨ªticas de igualdad. "Los veinte a?os de trabajo de Emakunde han consolidado un camino que no tiene marcha atr¨¢s", indica su directora, Izaskun Moyua. Pilar P¨¦rez-Fuentes, quien ha colaborado en la redacci¨®n del programa socialista, defiende las bondades de un cambio: "Un gobierno de izquierdas ser¨¢ m¨¢s proclive a redistribuir recursos". Arantxa Elizondo cree en cambio que el PSE, al contrario que el socialismo andaluz, no se caracteriza por tener a feministas en sus filas y apunta que Aralar es el ¨²nico partido que se ha destacado en su actividad parlamentaria por la igualdad.
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