De pol¨ªtica, de olvidos y de libros
Ensayo. El hombre es, seg¨²n se dice, el animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Quiz¨¢ porque olvid¨® el tropiezo o no sabe que existen piedras. No s¨¦ lo que es peor, si la ignorancia o el olvido. Hay, por supuesto, otros males con sonidos m¨¢s estrepitosos que el de la ignorancia y el olvido, palabras que, al parecer, andan perdidas por una especie de limbo te¨®rico donde, desgraciadamente, colocamos a todo ese mundo ideal que no queremos, que no sabemos ver o que no nos "importa". Son enfermedades sociales, pol¨ªticas, latrocinios econ¨®micos o mentales -nos ofuscan la posibilidad de pensar- que, desde el realismo de ciertas mentes rendidas pragm¨¢ticamente a la teor¨ªa del "hombre lobo del hombre", admiten ese est¨²pido dogma de que "as¨ª son las cosas". Con independencia de este falaz realismo, alimentado por la demencia, la rapacidad o la crueldad, no "son as¨ª las cosas", si aprendemos a mirarlas, a entenderlas y como consecuencia de este entendimiento, a no olvidarlas.
Es cierto que ronda por los espacios mentales de la sociedad la tesis de que es la "naturaleza" la que nos ense?a la lecci¨®n de la dominaci¨®n o de la violencia. Ese dominio natural en el que estamos instalados y esa naturaleza que "somos", se transforma de una manera especial en los humanos. No conocemos completamente el comportamiento de los animales y es posible que la caza o la defensa originen alguna a?agaza que nos parezca excesiva. Pero me temo que s¨®lo el animal humano sea el ¨²nico capaz de torturar, de convertir la maldad que arrastra en algo que sobrepasa su propio ser para hacer sufrir a los dem¨¢s y, por supuesto, para mentir, para manipular, para calumniar, para matar. Este proceso creciente de corrupci¨®n real y, sobre todo, de corrupci¨®n mental tiene lugar, desde luego, por la inevitable lucha por existir en la naturaleza que nos constituye, y por el inmenso territorio social y pol¨ªtico que hoy m¨¢s que nunca nos asfixia. Un territorio donde se montan prestigios y desprestigios, se tergiversan los hechos, se trastornan los cerebros y se mantienen como verdades intocables palabras desgastadas y casi siempre vac¨ªas o, mejor dicho, vaciadas, como "democracia", "gobierno", "identidad", "libertad", "solidaridad", etc¨¦tera. A este desgaste se unen las frases hechas que al repetirse sin entenderlas o, mejor dicho, sin poderlas entender, acaban deteriorando nuestra ya naufragante capacidad de pensar.
Y es concretamente en el c¨ªrculo o mejor en el circo de la pol¨ªtica, ese necesario instrumento de la convivencia y la filantrop¨ªa -amar la vida, la vida de los otros y no s¨®lo la nuestra-, donde se presentan las m¨¢s sorprendentes patolog¨ªas en torno a estas cuestiones que se arrastran desde hace siglos por la historia. Esa tesis general a la que se ha aludido ser¨ªa el fondo que subyace en el territorio de la degeneraci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, de la corrupci¨®n de las personas y de sus cerebros.
El problema es delicado y dif¨ªcil, no s¨®lo de resolver, sino incluso de plantear. Porque, como dec¨ªa, la ignorancia y el olvido, que encuentran en la sociedad suficientes justificaciones para instalarse, tienen abundantes valedores que ocultan, tras ellas, su inmoralidad y el continuado y creciente cultivo de sus, digamos, fechor¨ªas.
La reflexi¨®n mucho m¨¢s detenida sobre estas cuestiones me las ha despertado, una vez m¨¢s, alguno de los excepcionales libros de Alejandro Nieto y concretamente su ¨²ltima obra, El desgobierno de lo p¨²blico. Por supuesto que la lectura de este libro viene ya de un largo trato con la inusitada, poderosa, libre, producci¨®n intelectual de tan ejemplar autor. No soy jurista para valorar todas las calidades de trabajos como Derecho administrativo sancionador o El arbitrio judicial, de cuya excelencia me inform¨®, hace tiempo, un magistrado alem¨¢n amigo para quien Alejandro Nieto era uno de los m¨¢s grandes juristas de nuestro tiempo. No es ahora el momento de referirme a los problemas que surgen de algunos de sus otros fundamentales trabajos como, por ejemplo, La Burocracia o Los primeros pasos del Estado constitucional, que mereci¨® el Premio Nacional de Ensayo. Adem¨¢s de estos y otros muchos libros estrictamente jur¨ªdicos, Alejandro Nieto ha publicado una serie de obras, digamos, marginales, como La ideolog¨ªa revolucionaria de los estudiantes europeos, escrito en 1969, Espa?a en astillas, o La tribu universitaria y en los que su agudeza y sus sinceros y, para alg¨²n cr¨ªtico, descarnados planeamientos levantaron algunas protestas que como sus obras tan, al parecer, pol¨ªticamente incorrectas desde distintas esquinas de la supuesta incorrecci¨®n, han ca¨ªdo en un injusto, lamentable, y por utilizar un t¨¦rmino que analiz¨® en un importante libro, corrupto olvido.
Pero no me parecer¨ªa saludable que m¨¢s que en el olvido se esfumase en la ignorancia el nuevo libro de nuestro autor. Hay en nuestro pa¨ªs tantas discusiones, propagandas m¨¢s o menos medi¨¢ticas, cotilleos rid¨ªculos, que realmente resulta escandaloso y lamentable el que se ignorase este libro. La ignorancia a la que me refer¨ªa sirve muchas veces de condimento para la hipocres¨ªa y la doble o m¨²ltiple moral. Una saludable prueba de sabidur¨ªa ciudadana ser¨ªa la discusi¨®n y reflexi¨®n sobre El desgobierno de lo p¨²blico. Su sorprendente 'Final' constituye algunas de las p¨¢ginas m¨¢s brillantes de la literatura pol¨ªtica. No deber¨ªa caer, sin m¨¢s, en la ignorancia o el olvido.
El desgobierno de lo p¨²blico. Alejandro Nieto. Ariel. Barcelona, 2008. 351 p¨¢ginas. 21 euros.
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