M¨¢s necesaria que nunca
En ¨¦pocas de crisis econ¨®micas, como la actual, conceptos como la igualdad de oportunidades, econom¨ªa social o responsabilidad social empresarial tienden a quedar relegados. De alguna forma inconsciente, consideramos que en tiempos de bonanza econ¨®mica podemos dedicarnos a equilibrar los mercados, avanzar en las pol¨ªticas redistributivas y favorecer la situaci¨®n de las personas m¨¢s desfavorecidas en la sociedad, pero cuando el contexto socioecon¨®mico deviene realmente grave, estos asuntos no deben estorbar a los principales ni en los discursos ni en las actuaciones.
Algunas voces se han alzado en las ¨²ltimas semanas contra esta deriva intelectual y pol¨ªtica. El profesor Vicente Navarro recordaba oportunamente un discurso del presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt en el Chicago de 1942, cuando alertaba: "Hasta ahora nos hab¨ªan dicho que el ego¨ªsmo y el individualismo eran necesarios para conseguir una econom¨ªa eficiente. Lo que hemos visto es que, por el contrario, es la solidaridad la que es condici¨®n necesaria para tener una econom¨ªa eficiente". Efectivamente, los ¨²ltimos acontecimientos, con estafas multimillonarias incluidas, nos muestran que la clave de la recuperaci¨®n y el ¨¦xito econ¨®mico pasa por incorporar los valores ¨¦ticos (convenientemente regulados para que no dependan de la buena voluntad de las personas individuales) a las actividades econ¨®micas y ello incluye sin duda la potenciaci¨®n de la econom¨ªa social. En el mismo sentido, el premio Nobel de Econom¨ªa Josep Stiglitz afirmaba recientemente que la econom¨ªa social es un sector fundamental que debe tener un peso creciente ya que favorece el equilibrio econ¨®mico. El experto propon¨ªa frente al "fundamentalismo de mercado" el fomento de una econom¨ªa equilibrada entre mercados privados, pol¨ªticas p¨²blicas desde las administraciones y la econom¨ªa social.
Tales afirmaciones, todav¨ªa minoritarias, son especialmente relevantes porque es precisamente en ¨¦pocas de crisis cuando la econom¨ªa social, la atenci¨®n a las personas m¨¢s vulnerables social y laboralmente, as¨ª como la igualdad de oportunidades, son fundamentales para mantener la calidad de vida social y el Estado de bienestar. Por ello es necesario reivindicar que la centralidad de las pol¨ªticas deben ser las personas y las pol¨ªticas redistributivas de tipo econ¨®mico, pero tambi¨¦n las de tipo simb¨®lico.
La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, extensiva a cualquier tipo de discriminaci¨®n entre seres humanos, no es una perspectiva que reste importancia a otros temas, sino que suma con cualquiera de ellos. La igualdad comporta mayores niveles de cohesi¨®n social, de productividad empresarial, de salud laboral y de calidad de vida. Parece claro, por tanto, que las pol¨ªticas sociales y las econ¨®micas pueden y tienen el deber de reforzarse mutuamente. De hecho, cabe afirmar que las pol¨ªticas sociales y econ¨®micas se retroalimentan las unas a las otras. ?sa es la causa de que los progresos en conseguir la igualdad entre mujeres y hombres hayan conducido a una extensi¨®n de los derechos para los dos sexos, a un mayor aprovechamiento del talento femenino y una mejora sustancial en la cohesi¨®n social. Estamos hablando, por tanto, del logro de beneficios personales, sociales y econ¨®micos. Por todo ello, no cabe olvidar la igualdad de oportunidades: precisamente en tiempos de crisis es m¨¢s necesaria que nunca.
Sara Berbel S¨¢nchez es directora general de Igualdad de Oportunidades del Departamento de Trabajo.
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