Veranos en Las Gacelas junto a Aznar
J¨®venes del PP aglutinados por Agag en el 'clan de Becerril' formaron un club pol¨ªtico con el que flirtearon Correa, ?lvaro P¨¦rez, L¨®pez Viejo y Jacobo Gordon
Cuando se acercaba la primavera y el verano, algunas personas sab¨ªan que ten¨ªan una cita obligada en la sierra madrile?a. Otras, esperaban una llamada. Si hab¨ªa suerte, al otro lado del tel¨¦fono sonar¨ªa la voz de alguien del entorno de Alejandro Agag. El mensaje era una invitaci¨®n al encuentro anual de Becerril de la Sierra con j¨®venes promesas del PP y al que acudir¨ªa el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Un encuentro por el que se dejaron caer en varias ocasiones tres de los imputados ahora por el juez Garz¨®n (Francisco Correa, ?lvaro P¨¦rez y Jacobo Gordon) y el ex consejero de Aguirre Alberto L¨®pez Viejo, obligado a dimitir por el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n.
En aquella ¨¦poca, finales de los noventa, Aznar consum¨ªa su primera legislatura. Un grupo de entre 10 y 15 j¨®venes del partido llevaba a?os celebrando una cena mensual en un restaurante cercano al Palacio Real. La bautizaron como la Polvera, en honor a una edici¨®n de la Constituci¨®n que se guarda en el Congreso. A la mesa se sentaban figuras destacadas de Nuevas Generaciones como Esteban Gonz¨¢lez Pons, Juan Manuel Moreno, Jos¨¦ Ignacio Ech¨¢niz, Francisco Camps, Sigfrido Herr¨¢ez o Tom¨¢s Burgos. Cada noche hab¨ªa un invitado distinto que daba una charla y al que se le hac¨ªan preguntas.
Agag, seg¨²n los asistentes, no era un habitual de la velada. "Quiz¨¢ vino alguna vez. ?l era m¨¢s joven que esa generaci¨®n", explica un asistente. Pero, a partir de 1996, el futuro yerno del presidente del Gobierno obtuvo un cargo de asesor en La Moncloa. Apoyado por Carlos Aragon¨¦s (asesor del gabinete de Aznar y marido de la consejera madrile?a de Educaci¨®n, Luc¨ªa Figar), y tomando como n¨²cleo original al de la Polvera, crearon lo de Becerril.
Entonces Agag era Alejandro y no era a¨²n el yerno de Aznar ni el amigo ¨ªntimo de Flavio Briatore o Silvio Berlusconi; ni siquiera el heredero natural del imperio de la F¨®rmula 1 o el due?o de un club de f¨²tbol. Era s¨®lo un joven del PP con talento desmesurado para las relaciones p¨²blicas que iba a cruzar la corta pasarela que une pol¨ªtica y negocios. Y todos los que estaban ya a un lado y a otro empezaban a querer un asiento junto a ¨¦l.
Los que se quedaban fuera de aquel clan lo consideraron un club demasiado selecto. "Se pavoneaban, parec¨ªa que si no eras de Becerril no eras nadie", explica un miembro del partido que ha ocupado cargos de responsabilidad en la Comunidad de Madrid. Los que asist¨ªan no ve¨ªan esa exclusividad. "No es que fuera cerrado, es que la relaci¨®n que ten¨ªamos entre nosotros era de una amistad muy fuerte". Porque ¨¦sos, los amigos, y no los 40 que pod¨ªan llegar a ir un fin de semana a la sierra, conformaban el n¨²cleo duro del clan, que se reun¨ªa en el hotel Las Gacelas, de tres estrellas y reformado hace 10 a?os.
Agag se convirti¨® en maestro de ceremonias de unos encuentros a los que no fallaban la actual consejera de Educaci¨®n, Luc¨ªa Figar; el diputado nacional Jos¨¦ Ignacio Ech¨¢niz; el ex concejal de Vivienda, Sigfrido Herr¨¢ez; el hoy jefe de Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas; el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps; el concejal de Madrid, Enrique N¨²?ez o Adolfo Su¨¢rez Illana. "La ¨²nica caracter¨ªstica de aquel encuentro era que todos ¨¦ramos menores de 35 a?os, militantes del PP y admiradores de Aznar", explica uno de los fundadores de la Polvera.
Un escenario perfecto para los que quer¨ªan mandar y para los que prefer¨ªan influir, como Agag. Seg¨²n varios asistentes consultados, Francisco Correa, presunto cabecilla de la trama corrupta y testigo de boda de Agag, se encarg¨® de organizar una de aquellas reuniones. "La relaci¨®n con Correa la ten¨ªa Agag. Y luego Correa la mantuvo como pudo con el partido. Pero ¨¦l no ten¨ªa amistad con tanta gente del clan de Becerril", explica un miembro de las reuniones. Tambi¨¦n se dej¨® ver por ah¨ª alguna vez ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, que adem¨¢s fue organizador de la ceremonia de boda de Agag. Pero ni ¨¦l ni Correa eran aceptados. "Ellos no ten¨ªan mucho que ver con aquello, que b¨¢sicamente eran unas jornadas pol¨ªticas", cuenta un diputado.
Unas jornadas que comenzaban el viernes por la tarde y conclu¨ªan con una comida dominical con el gran l¨ªder. En alguna ocasi¨®n se vio por all¨ª a Jacobo Gordon, amigo ¨ªntimo y compa?ero de pupitre de Agag y ahora imputado por su vinculaci¨®n con Correa. "Jacobo es una excelente persona. Quiz¨¢ tuvo la mala suerte de que le ofrecieran participar en un negocio sin saber que eran unos piratas", explica un amigo suyo. Otro de los que anduvo por la sierra fue Alberto L¨®pez Viejo.
Las reuniones se fueron apagando y Becerril se consumi¨® paralelamente al inter¨¦s de Agag por la pol¨ªtica y su creciente ambici¨®n por los negocios. "?l era el alma. El final de aquello debi¨® coincidir con su boda (2002) y su marcha fuera de Espa?a". Muchos de sus miembros ocupan hoy cargos importantes en el PP. El ¨²ltimo encuentro de los becerriles, seg¨²n uno de los asistentes, se celebr¨® en La Moncloa. Esta vez, Aznar fue el anfitri¨®n y no el invitado de honor.
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