"Hoy no vale la pena quedarse callado"
Las tropas alemanas acaban de entrar en Paris, y Elena Ribera de la Souch¨¨re se ve obligada a exiliarse en Londres, en donde es requerida por el exministro del Gobierno de la Rep¨²blica, Manuel Irujo, y con qui¨¦n va a protagonizar uno de los episodios menos conocidos de la segunda Guerra Mundial. Hoy, a sus 89 a?os, en su corta visita a Bilbao, rememora esos sorprendentes acontecimientos, que plasmar¨¢ en otro libro suyo.
Pregunta: Despu¨¦s de trabajar en la Delegaci¨®n vasca de Paris, ?C¨®mo volvi¨® a reunirse con Manuel Irujo en Londres?
Respuesta: Fue una odisea. Hu¨ªa de los nazis, y con pasaporte falso cruc¨¦ Espa?a para llegar a Gibraltar. Despu¨¦s de negarme a colaborar como esp¨ªa en el M15, los brit¨¢nicos me trasladaron a la capital inglesa en barco. Fue una traves¨ªa terrible, con grandes tormentas. Al llegar a aguas brit¨¢nicas no pudimos ni tocar tierra porque el puerto de Londres estaba ardiendo. Gracias a un agente del espionaje ingl¨¦s me sacaron del barco y me llevaron donde Irujo. Una persona formidable, con visi¨®n de Estado, que so?aba ya con la Europa de los pueblos, y con un Ejecutivo a nivel continental.
"Manuel Irujo, una persona formidable, so?aba con la Europa de los pueblos"
"La transici¨®n fue un periodo magn¨ªfico; permiti¨® olvidar los horrores"
P. ?En qu¨¦ consisti¨® su trabajo con el exministro republicano, por entonces presidente del Consejo Nacional Vasco?
R. A principios de 1940, el Reino Unido estaba preocupado por la posible entrada de la Espa?a franquista en la guerra, al lado de Hitler y de Mussolini. En esa ¨¦poca Irujo manten¨ªa buenas relaciones con el subsecretario de Exteriores ingl¨¦s, y encontr¨® apoyo para organizar batallones con vascos y espa?oles refugiados.
P. ?Con qu¨¦ misi¨®n?
R. La de desembarcar en el Pa¨ªs Vasco y organizar un inicio de resistencia contra Franco, para evitar que los alemanes, a trav¨¦s de los Pirineos, reciban refuerzos del Ejercito espa?ol, y conjuntamente ataquen e invadan Gibraltar. Era la llamada Operaci¨®n F¨¦lix-Isabel. Lo que nosotros negociamos en Londres con los ingleses y el general De Gaulle se centraba en crear dos batallones integrados por voluntarios que se iban alistando en Inglaterra, pero tambi¨¦n en M¨¦xico y Venezuela. Incluso, el coronel Segismundo Casado, pidi¨® el mando, a lo que se neg¨® Irujo que no quiso recibirlo, diciendo "que la persona que entreg¨® Madrid al ej¨¦rcito franquista no es la m¨¢s indicada para dirigir nuestras tropas".
P. ?C¨®mo se concret¨® el Plan?
R. El embri¨®n de lo que se llamar¨ªa el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Vasco-Espa?ol se constituy¨® en Camberlay, cerca de Londres. Los voluntarios llevaban el uniforme azul de la Marina francesa, aunque los oficiales eran de Tierra, y luc¨ªan en la solapa una insignia con el ¨¢rbol de Gernika. Al mando estaban el coronel vasco Juan Arce, y el coronel extreme?o Fernando Marenco Oreja. Yo, personalmente, participe en dos reuniones con el general De Gaulle.
P. ?Todo ello se concret¨® en un documento firmado?
R. S¨ª, y muy concreto. Se firm¨® en el edificio de las Fuerzas Francesas Libres en Londres el diez de mayo de 1941 a las cinco de la tarde, y fue rubricado por Ren¨¦ Cassin, secretario de Justicia de De Gaulle, y premio Nobel de la Paz en 1968, y por Jos¨¦ Ignacio Lizaso, el delegado vasco en nombre de Irujo, qui¨¦n, muy desconfiado, quer¨ªa contar con un documento oficial.
P. ?C¨®mo se ve¨ªa a Franco desde Londres?
R. Los ingleses en su mayor¨ªa despreciaban a Franco, mientras afirmaban que el ¨²nico estratega de la guerra de Espa?a hab¨ªa sido el general Vicente Rojo.
P. Hablando de Historia el debate sobre la memoria sigue abierto. Con ocasi¨®n de la presentaci¨®n de su libro La que han visto mis ojos sobre su experiencia durante la guerra civil en Espa?a, afirm¨® que "un pueblo sin memoria es como un ni?o indefenso".
R. Para m¨ª, el periodo de la transici¨®n fue magn¨ªfico. Permiti¨® olvidar los conflictos, los horrores, y las venganzas personales. Este silencio de tres d¨¦cadas ha sido positivo. Pero ?ojo! este silencio puede ser ahora peligroso porque permanecen los problemas. Sigue la pol¨¦mica en torno a los Estatutos, las leyes de Educaci¨®n, las relaciones con la Iglesia, y la amenaza terrorista de ETA. Hoy, no vale la pena quedarse callado. Se corre el peligro de caer otra vez en los mismos errores, y de padecer las mismas desgracias. Hay que pedir justicia para todas las v¨ªctimas, digo todas, tambi¨¦n del lado de los vencidos. Beatificar a los curas de un bando y olvidarse de los 16 sacerdotes vascos fusilados por Franco me parece un esc¨¢ndalo.
P. Y aqu¨ª todav¨ªa perdura otro tipo de violencia que es el terrorismo de ETA.
R. Hay que combatirlo. Si no llegamos a convencerles de que lo dejen, habr¨¢ que acabar con ello. En este momento, y objetivamente, son aliados de esa derecha m¨¢s nacionalista y centralista espa?ola.
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