Paro forzoso de los detectores
La aplicaci¨®n de la ley andaluza de Patrimonio deja sin actividad a los aficionados a la b¨²squeda de metales
Hace unos a?os a Manolete era dif¨ªcil verle con zapatos. Antes iba descalzo a buscar metales por la playa, su principal afici¨®n. Pero la aplicaci¨®n de la Ley de Patrimonio Hist¨®rico de Andaluc¨ªa la ha cortado de ra¨ªz. En realidad la normativa s¨ª permite estas pr¨¢cticas pero las condiciones que se imponen son tan restrictivas que muchos han dejado aparcados sus detectores en el garaje. ?l y sus compa?eros los mantienen ocultos y temen sacarlos a la calle. "No somos delincuentes", insisten.
A Manuel Mena sus amigos le llaman Manolete y no le pesan sus 71 a?os. Busca metales desde peque?o en playas de todo el litoral gaditano. El art¨ªculo 60 de la nueva normativa andaluza, la primera en regular concretamente el uso de detectores y otros instrumentos, vincula la actividad a una licencia expresa de la Consejer¨ªa de Cultura.
"Hemos pasado de la ausencia de legislaci¨®n a la prohibici¨®n"
Manolete y sus amigos, Rafael Montero, Francisco Endrina y Juan G¨®mez, no se oponen a la regulaci¨®n de los detectores. De lo que se quejan es de su estricta aplicaci¨®n. A la Delegaci¨®n de Cultura de C¨¢diz han remitido sus solicitudes pero, un a?o despu¨¦s, no ha sido autorizada ninguna. La ley marca que el permiso se debe estudiar y resolver en tres meses. Si no hay respuesta, se debe dar por desestimada. En este caso, el silencio administrativo les perjudica. "Hemos pasado de la ausencia de legislaci¨®n a la prohibici¨®n en la pr¨¢ctica. Deber¨ªa haber un t¨¦rmino medio", reclama Rafael Montero. Son 61 a?os a sus espaldas, media vida en los astilleros.
La Direcci¨®n de Bienes Culturales mantiene que s¨ª hay algunas autorizaciones concedidas. Reconoce que hay "numeros¨ªsimas" solicitudes pero que, antes de aprobarlas, han de ser estudiadas para que el patrimonio arqueol¨®gico no se vea afectado. Los aficionados a la detecci¨®n se quejan de la dureza de las condiciones. "Tenemos que especificar las coordenadas del terreno por cuatro puntos y detallar el plazo, que puede ser hasta un a?o", explica Endrina.
No s¨®lo ocurre en C¨¢diz. En Granada, el presidente de la Asociaci¨®n para la Defensa de la Detecci¨®n Met¨¢lica, Javier Matas, ha presentado varios escritos para acudir a Sierra Nevada durante el deshielo. Sigue esperando. El colectivo ya ha acudido al Defensor del Pueblo andaluz y aguarda reuniones con la Junta. La consejer¨ªa argumenta que en la elaboraci¨®n de la ley se escuch¨® a las asociaciones. "Entendemos que hay gente que ha expoliado. Pero no se puede prohibir conducir a todos porque uno cometa una infracci¨®n. Eso es lo que ha ocurrido aqu¨ª", se queja Rafael Montero.
Mientras llegan alg¨²n d¨ªa los permisos, los aficionados se han tenido que esconder. Le asustan las multas: Retirada del instrumento y 3.000 euros. Montero guarda el suyo en el garaje: "Hasta cuando lo he llevado en el coche me ha dado miedo". Temor a las consecuencias de la ley que le ha puesto los zapatos a Manolete.
Dentaduras y Rolex
La regulaci¨®n de la detecci¨®n de metales ha ahogado una afici¨®n cargada de an¨¦cdotas. Manolete y sus amigos no recuerdan, al menos en p¨²blico, haber hallado ning¨²n resto arqueol¨®gico en sus rastreos por playas y campos. Antes de que la norma les alejara de la arena eran los mejores aliados para b¨²squedas imposibles. Manolete ayud¨® a un hombre que perdi¨® una dentadura postiza. Rafael, Francisco y Juan contribuyeron a hallar el Rolex de oro que hab¨ªa perdido un turista en Chiclana. Gafas, carteras, llaves y anzuelos han aparecido bajo el zumbido de sus instrumentos. "No hacemos esto por dinero. Porque, como mucho, encontramos diez o 15 euros en monedas sueltas", explica Rafael Montero. La raz¨®n de su pasi¨®n est¨¢ en los largos paseos al aire libre, las charlas con los amigos y la intriga que genera la b¨²squeda. Los alrededores de los chiringuitos eran los lugares m¨¢s solicitados antes de aguarse la fiesta. "Nos ofrecemos a la Junta a delimitar zonas arqueol¨®gicas bajo su supervisi¨®n o a ayudar a limpiar las playas", invita Francisco Endrina. Todo sea por no quedarse en casa.
"A los jubilados nos est¨¢n dejando sin aficiones", protesta Manolete. "Nos van a quitar hasta de mirar una obra". Rafael Montero se ha comprado un kayak, aunque ya teme futuras legislaciones del nuevo medio de navegaci¨®n con el que calma sus frustradas ansias de detecci¨®n.
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