Mancebo hace sufrir a Armstrong
El ciclista de Navaluenga, uno de la Operaci¨®n Puerto, destroza al pelot¨®n en California
Quiz¨¢s habr¨ªa sido pecar de ingenuidad preguntarle a Lance Armstrong en su regreso c¨®mo se sent¨ªa en el pelot¨®n rodeado de jovenzuelos, de caras nuevas. ?J¨®venes?, podr¨ªa haber respondido el tejano, acentuando una sorpresa fingida; ?caras nuevas?, ?d¨®nde?
No en la Vuelta a California, seguramente. No entre los mejores de la primera etapa, por lo menos. All¨ª, bajo un diluvio helador, rodeando a Armstrong, indistinguibles bajo los chubasqueros grises, estaban dos que han vuelto tambi¨¦n de entre los muertos, Ivan Basso y Floyd Landis, tras dos a?os de suspensi¨®n, y otros que nunca se fueron, y permanecen, como Levi Leipheimer. Gente Tour, todos. Gente de la Operaci¨®n Puerto, tambi¨¦n. Como Tyler Hamilton, como ?scar Sevilla, como Enrique Guti¨¦rrez, a quienes dirige el mism¨ªsimo Rudicio en persona, Rudy Pevenage, el padre deportivo de Jan Ullrich. Gente que pele¨® con Armstrong en 2005, en las laderas de Courchevel, all¨ª donde gan¨® Valverde. Gente como Paco Mancebo, que levant¨® los brazos jubiloso en Santa Rosa, adonde lleg¨® solo despu¨¦s de atacar en los primeros kil¨®metros; despu¨¦s de, cabezota incorregible, a lo Arroyo, desarrollo exagerado, quitarse de encima a todos los que quer¨ªan unirse a su aventura a trav¨¦s de los vi?edos del valle de Napa; despu¨¦s de descender intr¨¦pido, admirable, el Bosque Petrificado; despu¨¦s de infligir un duro correctivo a todo el pelot¨®n, que lleg¨® roto. Un grupo de 20, a un minuto; los dem¨¢s, a m¨¢s de cinco. "Ha sido uno de los d¨ªas m¨¢s duros de mi vida", dijo Armstrong, quien debi¨® movilizar a todo el Astana para acabar con el testarudo chico de Navaluenga (?vila), quien ma?ana atravesar¨¢ el Golden Gate de San Francisco vistiendo un maillot amarillo que recibi¨® en el podio con la misma alegr¨ªa infantil con que vest¨ªa el maillot blanco de mejor joven en el Tour 2000.
Bajo la lluvia helada, el tejano dijo que fue uno de los d¨ªas m¨¢s duros de su vida
El abulense no ganaba una etapa desde la Vuelta de 2005
"Sal¨ª para entrar en calor y para mover un poco las cosas y me he divertido", dijo Mancebo, quien no levantaba los brazos victorioso desde una etapa en Ordino Arcal¨ªs en la Vuelta de 2005, la ¨²ltima que disput¨®, la ¨²ltima gran competici¨®n de un ciclista que conoci¨® en mayo de 2006 un punto de inflexi¨®n que le liber¨®, que devolvi¨® el rostro humano a su carrera.
"Desde entonces corro sin presi¨®n", dice Mancebo, quien con todo lo que ha cobrado en los dos ¨²ltimos a?os no habr¨ªa tenido ni para pagar la mitad de lo que le costaban los tratamientos de Eufemiano Fuentes, unos 50.000 euros en 2005, seg¨²n los papeles de un sumario que pueden narrar parte de la vida de aqu¨¦l que, seg¨²n el informe de la Guardia Civil, ten¨ªa el n¨²mero 17 en los listados del m¨¦dico canario y el sobrenombre de Goku, que no era el de su mascota, sino el del h¨¦roe de Dragon Ball, su juego favorito en la PlayStation. "Ahora corro porque correr es mi vida", afirma.
Desde que en mayo de 2006 la Operaci¨®n Puerto le expulsara del pelot¨®n de los ricos -lleg¨® a cobrar un mill¨®n de euros anuales en el Ag2r-, Mancebo ha corrido en un equipo espa?ol, el Relax, que le prometi¨® como paga un loft que todav¨ªa no le ha llegado; despu¨¦s, en uno portugu¨¦s que ni lleg¨® a pagarle el total de 10.000 euros que le prometi¨® al a?o, a 800 euros al mes y le deben dos; y este 2009 ha acabado en el Rock Racing, un equipo californiano que luce una calavera y una a ¨¢crata, rojo sangre sobre fondo negro; que s¨®lo tiene presupuesto para seis meses y que reagrupa, a las ¨®rdenes de Rudicio, a la flor y la nata de la Operaci¨®n Puerto: Hamilton, Sevilla, Guti¨¦rrez...
"Y, si se acaba el equipo, no importa; me recalifico de amateur", dice Mancebo, a punto de cumplir los 33 a?os, con la misma tozudez con la que este invierno ha practicado el duatl¨®n, el ciclocross con ruedas calzadas con neum¨¢ticos, el mountain bike, con la misma cabezoner¨ªa para caerse y volver a levantarse, para seguir adelante sin culpar a nadie de su penitencia. Con la misma cabeza, tan dura como el granito de su tierra, que hizo desesperarse al guardia civil que buscaba su colaboraci¨®n en los primeros momentos de la investigaci¨®n.
"?C¨®mo voy a declarar algo contra Eufemiano si yo acept¨¦ voluntariamente ir con ¨¦l?", cuentan fuentes de la investigaci¨®n que les respond¨ªa Mancebo, quien asumi¨® su castigo y tampoco dijo qui¨¦n le aconsej¨® recurrir a Fuentes. "Y eso", cuentan las mismas fuentes, "que un d¨ªa Merino Batres nos dijo: 'Pobre Mancebo, yo creo que le tim¨¢bamos un poco. No necesitaba para nada las transfusiones: ten¨ªa el hematocrito tan alto de forma natural que no le pod¨ªamos poner ni la mitad que a los dem¨¢s".
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