M¨¢s poder para Ch¨¢vez
El l¨ªder venezolano gana espacio pol¨ªtico y aspira a perpetuarse. Pero ahora viene la econom¨ªa
Con su neta victoria en el refer¨¦ndum del domingo, Hugo Ch¨¢vez ha conseguido eliminar las trabas constitucionales para su reelecci¨®n indefinida, y por extensi¨®n la de todos los cargos p¨²blicos electos. El presidente venezolano no s¨®lo ha logrado el objetivo del que sus compatriotas le privaron en diciembre de 2007. Al l¨ªder bolivariano, ya sin duda el m¨¢s claro referente izquierdista en Latinoam¨¦rica, le ha faltado tiempo para proclamarse ante sus enfervorecidos partidarios precandidato a la presidencia en 2012, y m¨¢s all¨¢. El "socialismo del siglo XXI", su ret¨®rica marca pol¨ªtica, tiene vida por delante mientras Ch¨¢vez contin¨²e ganando elecciones.
Es imposible felicitarse por una reforma constitucional que permite a un dirigente pol¨ªtico perpetuarse mediante las urnas. Ni en los pa¨ªses m¨¢s democr¨¢ticos la ciudadan¨ªa es inmune a la presi¨®n del poder de turno y sus vastos mecanismos de influencia para reproducirse. En Venezuela, donde las instituciones son m¨¢s bien figurativas, y al igual que los resortes econ¨®micos caen bajo la larga mano del Gobierno, el fen¨®meno es m¨¢s grave. Escarmentado por su fracaso hace poco m¨¢s de un a?o y con la benevolente complacencia de la autoridad electoral, Ch¨¢vez ha utilizado sin escr¨²pulos las palancas del Estado para conseguir su fin, incluyendo la enrevesad¨ªsima formulaci¨®n de la pregunta que los venezolanos deb¨ªan responder y en la que se evitaba cualquier referencia directa a su reelecci¨®n indefinida. Los huecos dejados por el formidable aparato propagand¨ªstico del r¨¦gimen han sido llenados por una contundente actuaci¨®n policial en marchas y m¨ªtines de sus adversarios, especialmente los estudiantes. Pese a todo ello, la oposici¨®n venezolana tiene pocos motivos para felicitarse. Ha perdido las ganancias de 2007 y se han evaporado sus pretensiones de llegar a 2012 sin tener que enfrentarse al carism¨¢tico Ch¨¢vez. Ha transcurrido una d¨¦cada, pero los rivales del presidente siguen sin l¨ªder y fragmentados. Y una vez m¨¢s, reproduciendo t¨¢cticas anteriores, han dejado que un movimiento estudiantil sin experiencia ni recursos se constituyese en vanguardia de su campa?a.
El l¨ªder venezolano ha ganado espacio pol¨ªtico con su triunfo, y no hay que descartar nuevos anuncios que -al igual que sucedi¨® tras su reelecci¨®n en 2006, con las nacionalizaciones energ¨¦ticas y de las telecomunicaciones- refuercen su imagen populista e izquierdista. En lo econ¨®mico, sin embargo, las cosas pintan diferente para Ch¨¢vez, al frente de un pa¨ªs en el que la pr¨¢ctica totalidad de sus ingresos exteriores provienen del petr¨®leo, su monocultivo. En una Venezuela que pierde fuelle, con una inflaci¨®n galopante en el 30%, la brusca ca¨ªda de los precios del crudo (casi 100 d¨®lares por barril en poco m¨¢s de medio a?o) forzar¨¢ al Gobierno a una pol¨ªtica fiscal m¨¢s estricta y a cortar el gasto en programas sociales, el elemento central de su autoproclamada revoluci¨®n. Ch¨¢vez, presumiblemente, tendr¨¢ que hacer ahora lo que ha evitado a toda costa durante los tiempos de bonanza.
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