Sus canciones favoritas
La otra noche, durante el concierto de homenaje a Francisco Casavella en la sala Apollo II, que por cierto queda tan cerca de su barrio de toda la vida, tuve ocasi¨®n de hablar con Miqui Otero, su "primillo", al que Francisco hab¨ªa enviado, para la revista de una "presentaci¨®n alternativa" de su ¨²ltima novela, en la que Miqui colaboraba, la lista de sus cinco canciones preferidas. "Francis dec¨ªa que no se puede escribir sobre m¨²sica, sino sobre lo que te pasa escuchando canciones", me dijo el primillo. En ese terreno Casavella se explicaba muy bien, como se comprueba consultando en la red algunos de los art¨ªculos que escribi¨® para EL PA?S, por ejemplo Buscando un eco o El diablo en la canci¨®n. Le ped¨ª a Miqui que me rebotase ese top 5 de la m¨²sica popular seg¨²n Casavella con sus suculentos comentarios, a lo que ¨¦l se prest¨®, muy cordial. A continuaci¨®n los reproduzco, abreviados por raz¨®n de espacio: con el n¨²mero 5, Gil Scott-Heron; The Bottle. Con el n¨²mero 4, The Fleshtones; American Beat 84. Con el n¨²mero 3, Eddie & The Hot Rots; Do anything you wanna do: ?c¨®mo esos granujientos, esos membrillos psic¨®patas de extrarradio, esos, que los ves en un pub y te dices: "Dale con la jarra en toda la cara antes de que te d¨¦ a ti, que est¨¢ muy loco", esos mismos t¨ªos, que ninguno se llamaba Eddie, que ya me dir¨¢s, pudieron hacer dos de las mejores canciones de todos los tiempos, ¨¦sta y Teenage depression? ?sa es la pregunta que se hacen muchos cretinos, que me hago yo: se llama rabia y se llama genio. Y eso no sale en las portadas.
"Francis Casavella dec¨ªa que no se puede escribir sobre m¨²sica, sino sobre lo que te pasa escuchando canciones"
N¨²mero 2, Joe Bataan; It's a good feeling (Riot), 1979-80. Durante un par de a?os en las sesiones de tarde de la discoteca Don Chufo se junt¨® lo mejor y lo peor de Barcelona. Los que viajaban a Londres y se tra¨ªan la mejor m¨²sica de los clubes, por un lado, y los macarras de, mayormente, alrededores del Paralelo, por el otro. Yo era del Paralelo, y no de los peores, que es a¨²n peor. Todo aquello resulta, visto en perspectiva, como un Nothern Soul extra?o. Los chicos de Wigan y los de Chelsea y los de Sheperd's Bush con m¨¢s ganas de bailar que de estar al d¨ªa, que tambi¨¦n, y sobre todo con ganas de todo lo dem¨¢s. Resultado: hostias a diario. Pero en aquellos sof¨¢s mullidos se pod¨ªan hacer maravillas -hardpetting y m¨¢s- con chicas que no se empe?aban en parecerse a Siouxie, sino a una chica, y encima se dejaban (o no). Y otra vez hostias, porque las chicas no se dejaban. Y, de fondo, el Rap-o-clap-o y Mestizo. Pero no s¨¦ por qu¨¦ la banda sonora ideal es este Riot. Al fin, Chufo lo cerraron para que los v¨¢ndalos no volvi¨¦ramos. Y no volvimos.
N¨²mero 1, Persuasions; Looking for an echo, a?o 1982. Mi amigo Montana (por entonces un rocker aseado) y yo salimos del Zeleste de Plateria. Hemos visto a uno de esos grupos intercambiables (Alaska o el Ardor, Polanski y Dinarama, no s¨¦...) pero nos da igual, porque el mundo se mueve y flota y es divertido. Entonces el Borne era, sustancialmente, callejas, hippies, ancianos ariscos y gatos... ?Por qu¨¦ nos ponemos a cantar canciones de los Moonglows, de los Harptones y los Dells? (...). Caminamos y cantamos por las callejuelas vac¨ªas. Los gatos, de fino o¨ªdo musical, arquean el lomo con escalofr¨ªo y repeluzno. Nos encontramos una bolsa tirada con ropa y una agenda. En la agenda, de piel, est¨¢ inscrito: My travel. La ex propietaria de esas pertenencias sali¨® de Auckland (Nueva Zelanda) tres semanas antes. Estuvo en Los ?ngeles, San Francisco, Nueva York, Londres y Par¨ªs. ?ltima anotaci¨®n: "Tomorrow: Barcelona". Pobrecilla...
Me quedo con la agenda. Nos ponemos a cantar I'm not a juvenile delinquent. Ajeno a las armon¨ªas y a esa b¨²squeda del eco, un vecino nos tira un cubo de agua desde una ventana (...). Los gatos nos ara?an. Despu¨¦s, en un bar, mi amigo Montana me dice: "Tengo nostalgia de un tiempo no vivido". ?Tengo ahora yo nostalgia de la nostalgia de un tiempo no vivido?
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