Barcelona, pacto o disputa

Empez¨® Manuel Delgado, antrop¨®logo y polemista, asegurando que no llegaba en plan combativo. Ferran Mascarell, historiador y ex pol¨ªtico, lo miraba incr¨¦dulo. Era el lunes por la noche y el auditorio, en una sala de la cafeter¨ªa de la librer¨ªa Laie de Pau Claris, estaba a rebosar. Se enfrentaban dos maneras muy distintas de mirar Barcelona. Basta echar un vistazo a los libros sobre el tema que han escrito: La ciudad mentirosa: fraude y miseria del 'modelo Barcelona' (Libros de la Catarata), de Delgado, y Barcelona y la modernidad: la ciudad como proyecto de cultura (Gedisa), de Mascarell.

Para este ¨²ltimo, el modelo Barcelona funcion¨® en la Transici¨®n por el pacto entre la ciudadan¨ªa y el gobierno municipal. En aquel momento se dignificaron muchos barrios y se opt¨® por mejorar la calidad de vida y de trabajo de sus ciudadanos, lo que, a juicio de Mascarell, permiti¨® concluir el proyecto de modernidad iniciado a principios del siglo XX. Desde poco antes de 2004, indic¨®, "Barcelona necesita reconstruir su relato" y un nuevo proyecto cultural com¨²n y compartido, para lo que, indica, har¨¢ falta por ejemplo "recuperar los mecanismos de la legitimidad pol¨ªtica".

Delgado ve el fracaso del modelo desde el inicio, desde antes de los Juegos Ol¨ªmpicos, y centra su mirada en la ciudad de los inmigrantes que sufren constantes controles policiales y en la de los j¨®venes que no encuentran piso. "El problema de tener un modelo es que esto te da permiso para perseguir a cualquiera que no est¨¦ de acuerdo con tu perspectiva. Vivimos en una ciudad monitorizada, una ciudad pensada para una clase media en la que hay normas sobre c¨®mo tienes que colgar la ropa, pero en cambio se desregulariza la especulaci¨®n salvaje. Y muchas veces la cultura, sus equipamientos, son la excusa".

Defendi¨® Mascarell, por ejemplo, la biblioteca Jaume Fuster en Lesseps, y Delgado afirm¨® que este centro se enmarca en la reurbanizaci¨®n de la avenida del Hospital Militar. Asegur¨® Delgado que el futuro de Barcelona no pasa por el consenso sino, tal vez, por el enfrentamiento, porque la suya es una historia de luchas, la de la rosa de foc y la Semana Tr¨¢gica. Contest¨® Mascarell que el problema es que entonces perdieron los humildes y eso pasa siempre si, aceptando el conflicto, no se buscan lugares de encuentro, pactos. ?l, dijo, es partidario de buscar las mayor¨ªas. Delgado, afirm¨®, de salvaguardar a las minor¨ªas.