"Soy el h¨ªgado de mi padre"
El hijo de Jodorowsky ejerce el arte de la provocaci¨®n en su primer ¨¢lbum
Se repasa las gre?as cuidadosamente despeinadas en los espejos del Caf¨¦ Comercial y anuncia con gesto de responsabilidad: "Tengo que pasar con urgencia por la peluquer¨ªa". As¨ª son las cosas de Ad¨¢n Jodorowsky (Par¨ªs, 1979), hijo del cineasta, dramaturgo y psicomago Alejandro Jodorowsky, que ejerce de jovencito transgresor, mordaz, deslenguado y canalla en El ¨ªdolo, su primer disco. Aqu¨ª importan las canciones, pero tambi¨¦n la actitud. Por eso comparece con chaleco, camisa bordada, bigotito ¨ªnfimo y el pecho y las manos repletos de amuletos. Y no, no tiene reparos en admitir que le encanta haberse conocido.
Inquieto, creativo y cosmopolita por una elemental cuesti¨®n gen¨¦tica (la madre es irlandesa-mexicana y el padre, ucranio-chileno), Adanowsky (su nombre art¨ªstico) descubri¨® que quer¨ªa dedicarse a la m¨²sica el d¨ªa que se tropez¨® con unas im¨¢genes de Elvis Presley entonando Love me tender. El Rey cantaba mientras una pl¨¦yade de muchachas hermosas le observaban con gesto obnubilado. Medio siglo m¨¢s tarde, cuatro manos femeninas acarician el dorso desnudo de Ad¨¢n en el libreto de El ¨ªdolo y una especie de Virgen Mar¨ªa g¨®tica y de pecho turgente le mece en la portada. "Me gustan mucho las mujeres, sentirme en buenas manos", resume el receptor de tanta caranto?a.
"He tenido sue?os er¨®ticos con toda mi familia y mis amigos"
Sus padres se separaron cuando ten¨ªa ocho a?os y Ad¨¢n pas¨® a residir con Jodorowsky. De su mano debut¨® en el cine a los 10 a?os (Santa sangre) y visit¨® la casa de George Harrison. El ex beatle le ense?¨® los primeros acordes a la guitarra. Con semejantes vivencias, dif¨ªcil haber sentido esa palpitaci¨®n freudiana de matar al padre. "Soy una prolongaci¨®n de ¨¦l, un h¨ªgado suyo. Ni quiero ni puedo evitarlo", proclama orgulloso.
A los 16 a?os se enrol¨® como bajista en una banda de punk-rock, The Hellboys, que terminar¨ªa ejerciendo como telonera de Joe Strummer, de los Clash. En aquellos largos a?os de giras y furgoneta se fue gestando la idea de El ¨ªdolo, un trasunto de Ad¨¢n, altivo y conquistador que se confunde con su creador.
"Claro que trato de amarme y respetarme. No pretendo destruirme ni jugar a ser humilde", proclama el autor de piezas tan transgresoras como Estoy mal, M¨¢tense ya o El muerto vivo. "Vivimos en una sociedad donde la mayor¨ªa de los seres humanos se desprecian. El sistema se esfuerza en que no creas en ti. Yo no me considero egoc¨¦ntrico, pero utilizo mi ego en lugar de rechazarlo". El ¨ªdolo muere al final del disco, como el Ziggy Stardust de Bowie, pero revivir¨¢ para las dos siguientes partes de la trilog¨ªa.
El repertorio incluye magreos, muertes, obsesiones y delirios de grandeza. Para ambientarse, Ad¨¢n recorri¨® todos los cabar¨¦s y prost¨ªbulos de M¨¦xico DF. Pero nada resulta en ¨²ltimo extremo tan perturbador como la incestuosa Mam¨¢. "Claro que de ni?o me quer¨ªa acostar con mi madre", admite Ad¨¢n.
Otea la glorieta de Bilbao y se explaya: "Me encantar¨ªa caminar en pelotas por la calle. Ser¨ªa una sensaci¨®n maravillosa". ?Ejercita Adanowsky el erotismo hasta cuando duerme? "?Sin duda! He tenido muchos sue?os er¨®ticos con toda mi familia y mis amigos. Alguna noche incluso me cog¨ª
a mi gato".
Ad¨¢n viajar¨¢ ahora a Los ?ngeles para dar forma a su segundo disco, pero en primavera emprender¨¢ gira espa?ola para llevar a los escenarios las andanzas de El ¨ªdolo. En el men¨² figuran bailes alocados, disfraces, ceremonias de vud¨² y un presentador travesti que termina haciendo un strip-tease. Cualquier cosa menos pasar inadvertido.
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