La Espa?a de la luz y el t¨®pico
El MNAC exhibe los espectaculares paneles sobre las geograf¨ªas y culturas del pa¨ªs pintados por Sorolla
Espect¨¢culo en estado puro. La exposici¨®n Sorolla. Visiones de Espa?a, que hoy abre sus puertas en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a, tiene todos los ingredientes para resultar, tambi¨¦n en Barcelona, un ¨¦xito de p¨²blico. En primer lugar, el acceso es gratuito, lo que ya es un punto. Despu¨¦s, sin llegar a los extremos de Valencia (donde convoc¨® a 452.000 visitantes), Sorolla sigue siendo uno de los artistas espa?oles m¨¢s populares y, aunque no se exhiben sus famosas escenas de playa, es la primera vez que se muestran en Espa?a los 14 monumentales paneles que pint¨® para decorar una sala de la Hispanic Society of America.
Coloristas y monumentales, los temas escogidos para ilustrar la diversidad geogr¨¢fica de Espa?a abundan en el t¨®pico folcl¨®rico, si bien hay algunos cuadros que sobresalen del conjunto (Ayamonte. La pesca del at¨²n o Sevilla. Los nazarenos) y dan cuenta de la maestr¨ªa del pintor, que, siguiendo con el t¨®pico, centr¨® gran parte de su est¨¦tica en el dominio de la luz.
De forma paralela una exposici¨®n de dibujos refleja su proceso de trabajo
El despliegue medi¨¢tico que el organizador de la exposici¨®n, Bancaja, ha realizado desde que comenz¨® la gira, en octubre de 2007, tambi¨¦n es otro factor que ayuda. La entidad bancaria, propietaria de una amplia colecci¨®n de sorollas que sin duda se revalorizar¨¢n tras esta operaci¨®n, ha tirado la casa por la ventana (el voluminoso cat¨¢logo incluye enormes reproducciones deplegables a todo color de los paneles) y en conjunto ha invertido m¨¢s de tres millones de euros en la restauraci¨®n de las obras, el traslado desde Nueva York de los paneles (fletando un Boeing 747) y el recorrido de la exposici¨®n por Espa?a.
El MNAC, que pese al inter¨¦s cient¨ªfico y art¨ªstico de su anterior exposici¨®n, dedicada a Julio Gonz¨¢lez, no consigui¨® ni la mitad de repercusi¨®n que ya est¨¢ teniendo esta de Sorolla, ha organizado una exhibici¨®n paralela, tambi¨¦n grautita, que recoge unos 50 dibujos preparatorios y bocetos procedentes del Museo Sorolla de Madrid y de la Hispanic Society que permiten conocer el proceso de trabajo del artista.
Es un buen complemento para entender c¨®mo enfocaba Joaqu¨ªn Sorolla (Valencia, 1863-Madrid, 1923) este proyecto que le encarg¨® en 1911 el mecenas y erudito Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society, para decorar una de las salas de la entidad. Seg¨²n explicaba ayer Felipe Gar¨ªn, comisario de la exposici¨®n junto con Facundo Tom¨¢s, en aquel momento Sorolla ya era conocido en Estados Unidos, donde hab¨ªa realizado seis exposiciones, y se encontraba en plena madurez creativa. "La suya es una visi¨®n muy personal y opinable de Espa?a", indica Gar¨ªn, que insiste en que el objetivo de Sorolla "no era reflejar la realidad, sino estructurar cuadros", es decir, le importaba la parte pl¨¢stica del tema.
Seg¨²n Gar¨ªn, a Sorolla se le ha menospreciado durante mucho teimpo acus¨¢ndolo de regionalista. "Es una visi¨®n despectiva fruto del regionalismo imperante durante el franquismo, aunque en el momento en que ¨¦l realiz¨® las obras era un movimiento com¨²n en toda Europa entre artistas que reivindicaban la tradici¨®n agraria y rural frente al mecanicismo de los nuevos tiempos".
En opini¨®n de Gar¨ªn, el ¨¦xito de p¨²blico y de mercado del artista -para pintar estos paneles cobr¨® nada menos que 150.000 d¨®lares de la ¨¦poca- tambi¨¦n fue motivo de cr¨ªtica para el grueso de la intelectualidad de la generaci¨®n del 98. "S¨®lo Azor¨ªn y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez lo defendieron, los dem¨¢s no le perdonan la alegr¨ªa de vivir de sus cuadros porque consideraban que lo que tocaba era reflejar la Espa?a negra que representaba Zuloaga, por ejemplo".
De hecho, cuando Sorolla acab¨® el encargo, en 1919, ya no contaba con tantos afines porque entonces empezaban a primar las vanguardias. "Hasta la revoluci¨®n ideol¨®gica de finales del siglo XX contra la dictadura de los cr¨ªticos, no ha vuelto a reivindicarse a Sorolla", a?ade Gar¨ªn, seg¨²n el cual estos paneles fueron la obra de su vida. Al poco de acabarlos tuvo un ataque de hemiplej¨ªa (los primeros s¨ªntomas del declive los tuvo ya en Barcelona cuando se instal¨® en un estudio de la Barceloneta para pintar el panel dedicado a Catalu?a) y tres a?os despu¨¦s, a los 60, muri¨®.
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