Villanos de la copia

Hay proyectos cuya semilla comercial va inseparablemente unida a su devaluaci¨®n art¨ªstica. Los responsables de marketing deben pensar que cuanto mejor se transmita la idea de que la pel¨ªcula va en la l¨ªnea de determinado ¨¦xito, m¨¢s ganancias econ¨®micas habr¨¢. Es lo que le ocurre a Push, sexta pel¨ªcula del impersonal y cargante Paul McGuigan, autor de El misterio Wells y El caso Slevin. Antes de ser disfrutada (?), la promoci¨®n de la cinta remite directamente a la estupenda serie de televisi¨®n H¨¦roes.

Despu¨¦s de sufrida, las l¨ªneas generales de la trama y el dibujo de los personajes hacen pensar m¨¢s en un plagio que en una semilla. Un plagio, por cierto, de mala calidad. Como en H¨¦roes, hay una serie de personas con alguna capacidad sobrenatural, una Agencia que pretende dominarlos, una serie de asesinatos, y hasta un pr¨®logo donde uno de los personajes avisa a otro sobre la obligatoriedad de un comportamiento futuro para el bien de la sociedad: "Si un d¨ªa una chica te ofrece una flor, c¨®gela", ¨¦mulo del "salva a la cheerleader, salva el mundo", de la primera temporada de H¨¦roes. Pero hasta aqu¨ª las coincidencias. La limpieza de la puesta en escena de la serie poco tiene que ver con la grandilocuencia de la pel¨ªcula de McGuigan, protagonizada por la ex ni?a prodigio Dakota Fanning, a la que no le vendr¨ªan nada mal unas horas de sue?o y unos potajes para borrar esa imagen de anor¨¦xica en ciernes. Y aunque la fotograf¨ªa de colores muy marcados y el exotismo de Hong Kong ofrecen al conjunto cierta vistosidad, con demasiada frecuencia se confunde la sofisticaci¨®n con la horterada.

Tr¨¢iler de 'Push'