Volver a Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos
Da escalofr¨ªo imaginar el purgatorio que ha de pasar la obra de tantos escritores si un narrador como Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos ha vivido hasta hoy, desde que muri¨®, el 2 de junio de 1988, en ese limbo.
De eso habla su viuda, Mar¨ªa Castaldi, italiana de origen, en una mesa del Caf¨¦ Gij¨®n, donde ella se encontr¨® con Jes¨²s en 1957, cuando acompa?aba a una cu?ada suya a ver a Rafael S¨¢nchez Ferlosio.
Italia, y Ferlosio, los juntaron, se casaron enseguida, en 1959. Jes¨²s hab¨ªa publicado ya Los bravos, la novela que lo habr¨ªa de distinguir siempre. Era "un chico introvertido, pero no con los amigos"; su car¨¢cter hab¨ªa sido atravesado por el recuerdo de la tuberculosis. Y era un observador.
Ignacio Mu?oz, autor de la edici¨®n cr¨ªtica, le ve como un escritor "que no hace nunca concesiones"
Jos¨¦ Luis Borau, que fue muy amigo suyo, desde la Escuela de Cine, lo recuerda contando im¨¢genes. En ese libro, Los bravos, que ahora aparece en edici¨®n cr¨ªtica de Ignacio Mu?oz en Castalia, se manifiesta como un escritor de raza, precursor aqu¨ª del neorrealismo italiano, aunque Jorge Rodr¨ªguez Padr¨®n, estudioso de su obra, dice que no, que Jes¨²s iba por libre.
Lo cierto es que Los bravos era la construcci¨®n de una historia de distintas soledades que tiene su territorio en Cerulleda, donde naci¨® el padre de Jes¨²s; Jes¨²s fue hu¨¦rfano temprano: el padre muri¨® en 1936, cuando empezaba la Guerra Civil, y su madre muri¨® a?o y medio despu¨¦s del nacimiento de Jes¨²s, en 1926.
Ese mundo de Cerulleda, y acaso la memoria com¨²n de los padres muertos, gravit¨® siempre sobre el modo de afrontar la realidad (y la realidad literaria) de Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos. El autor de la edici¨®n cr¨ªtica, Ignacio Mu?oz, fil¨®logo por la Aut¨®noma de Madrid, le ve como "un autor que no hace nunca concesiones"; Los bravos aparece en 1954 y coexiste en el tiempo con El Jarama, de Ferlosio. "Y la gente", dice Ignacio Mu?oz, "se olvida de Los bravos y hace hincapi¨¦ en El Jarama". No se trata, ni mucho menos, de hacer comparaciones, dice Mu?oz, pero es cierto que ese segundo rengl¨®n que siempre mereci¨® esa obra se junta ahora con el largo purgatorio de las obras de Jes¨²s.
Para salvarle de ese purgatorio no ha valido el curr¨ªculo: gan¨® varios premios nacionales y de la Cr¨ªtica, el Nadal, el Planeta..., era un hombre, adem¨¢s, dedicado con ¨¦xito al cine documental; hizo un centenar de pel¨ªculas, algunas de las cuales, como recuerda Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, se estudiaban en la vieja Escuela de Cine. Y fue cr¨ªtico de cine de EL PA?S. El primero; aqu¨ª ven¨ªa cada s¨¢bado, con sus cuartillas, casi hasta el final de su vida, que lleg¨® despu¨¦s de una enfermedad tremenda y perturbadora.
Entonces ?qu¨¦ pas¨® para que a su muerte aguardara el limbo a su escritura? Mar¨ªa Castaldi cree que Jes¨²s "no se sab¨ªa vender", que es un factor importante para el conocimiento de las obras cuando los autores est¨¢n vivos. Pero lo cierto es que as¨ª ha pasado y pasa con muchos otros, entre los que Jes¨²s se encuentra.
Ahora hay para esa obra esta luz que cae sobre Los bravos, la edici¨®n cr¨ªtica de Castalia. En el libro, Ignacio Mu?oz recuerda lo que Ferlosio escribi¨® cuando sali¨® la primera edici¨®n de la novela de su amigo: "Parece como si, con amoroso cuidado, con atenta obediencia, el autor se hubiese limitado a palpar y reconocer todas las cosas, respetando el lugar en que se hallaban colocadas; su lenguaje es, por eso, pura y cuidadosa fidelidad; el estilo desaparece de la pluma del autor, el estilo es el mundo mismo que se expresa en ¨¦l. El autor ha querido hacerse mudo, frente al sagrado mutismo del pueblo que nos revela; se ha colocado detr¨¢s de ¨¦l y lo ha dejado expresarse".
Mudo, un espejo viendo. Julio Llamazares, que recorri¨® los pueblos que rodean al Curue?o para El r¨ªo del olvido, estuvo ah¨ª, en la tierra de Los bravos, y hall¨® el silencio que se simboliza en la novela y que Ferlosio subraya, una novela en la que la tristeza parece un espejo preciso de la Espa?a de aquella ¨¦poca.
Guti¨¦rrez Arag¨®n lo conoci¨® en el rodaje de Furtivos, de Borau. "Era circunspecto, serio. Nos hab¨ªa impresionado Los bravos, y era un poco como el libro, adusto. Como adusto fue luego como cr¨ªtico de cine. Pero, claro, un d¨ªa hizo una buena cr¨ªtica de una pel¨ªcula m¨ªa y ya me cay¨® m¨¢s simp¨¢tico... Era un buen cineasta. Hizo un corto sobre la Espa?a de Goya que ve¨ªamos con pasi¨®n en la Escuela
... Hizo una pel¨ªcula, Llegar a m¨¢s, y la verdad es que lleg¨® tarde con el neorrealismo italiano. Pero en literatura lleg¨® a tiempo. Extramuros es un gran libro, y Los bravos es inolvidable".
Borau, que fue testigo de su boda, lo vio siempre como "esc¨¦ptico, ir¨®nico... Ve¨ªa las cosas con incredulidad. Ten¨ªa un enorme aprecio por sus amigos Ferlosio, los Aldecoa, Carmi?a Mart¨ªn Gaite...". Mart¨ªn Gaite dijo de ¨¦l en 1975 (y se recoge en la edici¨®n de Castalia): "Modesto, t¨ªmido y burl¨®n, hu¨ªa con marcada repugnancia siempre de todo exhibicionismo y apenas hablaba a nadie de sus escritos. Con Los bravos nos sorprendi¨® a todos y se situ¨®, a pesar de que el libro pasara pr¨¢cticamente inadvertido, en una plataforma donde ya no se sent¨ªa tan al raso y desde la cual pod¨ªa esperar, cosa que -dicho sea de paso- ha demostrado saber hacer".
Y tanto. Borau dice hoy que era un gran escritor "al que el tiempo no ha tratado bien; le perjudic¨®, acaso, que en sus libros hubiera protagonistas colectivos", y eso sucede en Los bravos, novela de la que uno se va sin saber a ciencia cierta qui¨¦n es el personaje. A Borau le contagi¨® una caracter¨ªstica: "Jes¨²s no cre¨ªa en nada, y a m¨ª me hizo descre¨ªdo. Cre¨ªa en su mujer, Mar¨ªa, de la que siempre estuvo muy enamorado; era una chica que siempre parec¨ªa tener diecisiete a?os".
Aqu¨ª est¨¢ Mar¨ªa, en el mismo sitio donde le conoci¨®. El autor de El hombre de los santos, Cabeza rapada y Jaque a la dama ten¨ªa 31 a?os; treinta a?os m¨¢s tarde, entre la neblina a la que le someti¨® la enfermedad, muri¨® en esta ciudad que am¨®. ?l no sab¨ªa que sobre su obra, durante tanto tiempo, iba a mantenerse un olvido que ahora alivia la edici¨®n preparada por un chico que podr¨ªa ser su nieto.
Los bravos. Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos. Edici¨®n de Ignacio Mu?oz L¨®pez. Castalia. Madrid, 2009. 288 p¨¢ginas. 12,50 euros.
![Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos (Madrid, 1926-1988).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FWPD3SERXMTEPMSRKLEOZTG7GM.jpg?auth=94ef0d1954cbcf7532d0ed3c17bc25b7b21347ff2cfc11d0d2488eb0b2e847c7&width=414)
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