El debate sobre el debate
Cualquier persona que siga con la m¨ªnima atenci¨®n las campa?as electorales en las democracias avanzadas sabe perfectamente que los debates en los grandes medios audiovisuales son una parte fundamental e inevitable del proceso electoral. Pero sabe tambi¨¦n que no existe un formato ¨²nico y generalizado para organizar esas confrontaciones democr¨¢ticas; que no hay un modelo exportable sino que ¨¦ste depende de las condiciones de cada pa¨ªs y del tipo de elecciones en cuesti¨®n. En ausencia de normas reguladoras, por otra parte muy dif¨ªciles de establecer, el problema suele resolverse recurriendo al sentido com¨²n y a elementales principios democr¨¢ticos.
Ahora bien, sea cual sea el modelo, en todos los casos existen uno o m¨¢s debates inexcusables, que constituyen el centro de la campa?a electoral. En el caso de Espa?a, por ejemplo, parece inevitable que se produzcan uno o varios cara a cara entre el candidato del PSOE y el del PP. Tal situaci¨®n se dio en el a?o 93 entre Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y volvi¨® a repetirse en 2008 entre Zapatero y Rajoy. Esta f¨®rmula tiene una l¨®gica aplastante en un contexto como el espa?ol en el que los dos grandes partidos, PP y PSOE, adem¨¢s de representar a m¨¢s del 80% del cuerpo electoral est¨¢n acompa?ados por una mir¨ªada de partidos, el mayor de los cuales no supera el 4% de los votos, lo que permite, tanto a socialistas como a populares, en el caso de no obtener mayor¨ªa absoluta, desplegar una pol¨ªtica de alianzas de geometr¨ªa variable que no los hace depender de un determinado partido pol¨ªtico.
Al no acudir al debate, Feij¨®o demuestra que a su talante democr¨¢tico le falta un hervor pol¨ªtico
Pero se comprender¨¢ f¨¢cilmente que este modelo en modo alguno pueda exportarse a Galicia. Aqu¨ª, salvo que quiera cometerse un fraude pol¨ªtico inadmisible, el debate central de la campa?a auton¨®mica, el ¨²nico inevitable, tiene que reunir a los tres candidatos a la presidencia de la Xunta. Varias razones pol¨ªticas avalan, creo, esta afirmaci¨®n. La primera, que el BNG es un partido -el ¨²nico partido- que puede decidir el gobierno de Galicia. Porque, en efecto, de su decisi¨®n depende que contin¨²e en el poder una coalici¨®n progresista o que exista un gobierno en minor¨ªa del PP. La segunda raz¨®n es que el Bloque lleva varios lustros acreditando un respaldo ciudadano que, con peque?as oscilaciones, ronda el 20% de los sufragios emitidos.
La tercera, y quiz¨¢ m¨¢s importante raz¨®n, es que la estable singularidad del mapa pol¨ªtico gallego exige que los debates, si se producen, sean siempre a tres bandas. En efecto, cuando los gallegos nos acerquemos a las urnas el 1-M lo haremos sabiendo con absoluta certeza que s¨®lo existen dos alternativas de gobierno: la continuidad de la actual coalici¨®n entre socialistas y nacionalistas o la mayor¨ªa absoluta del PP. En tales circunstancias, es necesario conocer de primera mano si los dos posibles socios de gobierno est¨¢n en condiciones de presentar un verdadero programa que dote de cohesi¨®n y estabilidad a la futura Xunta de Galicia. Un programa, obvio es decirlo, que no puede reducirse a una simple declaraci¨®n de intenciones o a un desider¨¢tum, si no que debe representar un proyecto en el que se definan prioridades, instrumentos y plazos, en el que exista, en fin, coherencia entre medios y fines. ?C¨®mo pueden testar los ciudadanos esa posibilidad si se margina del debate a una de las fuerzas pol¨ªticas que puede ofrecer dichas garant¨ªas?
Finalmente, debo reconocer que no alcanzo a comprender la decisi¨®n de N¨²?ez Feij¨®o. De hecho s¨®lo encuentro dos posibles explicaciones a su actitud de bloquear el debate. La primera, que no est¨¢ dispuesto, cueste lo que cueste, a favorecer una confrontaci¨®n democr¨¢tica que movilice al electorado y recorte la abstenci¨®n que, lamentablemente, parece ser su ¨²nico aliado pol¨ªtico. La segunda refleja que Feij¨®o teme que en el debate socialistas y nacionalistas muestren un grado de cohesi¨®n que desmonte toda la campa?a del PP, basada exclusivamente en denunciar la incompatibilidad pol¨ªtica de la coalici¨®n gobernante.
Sean cuales sean sus razones, Feij¨®o ha cometido un grave error . Pagar¨¢ por ello un alto precio pol¨ªtico adem¨¢s de haber liberado a Touri?o de un trance en el que el presidente de la Xunta ten¨ªa poco que ganar y mucho que perder. Con su decisi¨®n, Feij¨®o demuestra que, adem¨¢s de talante democr¨¢tico, le falta todav¨ªa un hervor pol¨ªtico.
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