Las facturas
Antonio Beteta, el consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, tendr¨ªa que pedirle a Ernesto S¨¢enz de Buruaga que le vuelva a llevar a Telemadrid para reconocer all¨ª que cuando dijo en el mismo sitio que se sab¨ªa las cuentas que pasan por sus manos no estaba diciendo todo lo que desconoc¨ªa. Su actuaci¨®n fue en una versi¨®n extra?a de Madrid opina, donde Buruaga arrop¨® lo que quer¨ªa que se dijera (contra EL PA?S, entre otras cosas) con un coro realmente extraordinario: un consejero de Hacienda y una consejera consultiva de Esperanza Aguirre.
Beteta no se sab¨ªa las cuentas, se las ha tenido que estudiar luego. ?l dijo, interrumpiendo aquel debate, que por sus manos pasaba todo y no hab¨ªa ocurrido jam¨¢s nada sospechoso en la Comunidad de Madrid; lo dijo cuando se hablaba all¨ª del espionaje, y ¨¦l y su compa?era de n¨®mina p¨²blica Cristina Alberdi (que en el programa de esta semana figuraba, discretamente, como abogada; ya no es ex ministra socialista, ni aparece como empleada de la Comunidad que controla la tele propiamente dicha) arremetieron contra lo que ven¨ªa (y viene) publicando EL PA?S al respecto. Fue un coro dispuesto para que luego Buruaga alimentara la pantalla con la revista de prensa que conven¨ªa al argumentario que el consejero y la consejera consultiva se llevaban preparado.
Fue un coro. El coro se ha repetido esta semana otra vez, pero en esta ocasi¨®n en torno a la corrupta cacer¨ªa de Garz¨®n y de Bermejo. No estuvo el consejero, pero estuvo la consejera consultiva, que ya ostenta en el aditivo de su identidad la simple condici¨®n de abogada. Un d¨ªa van a llevar all¨ª a Aznar y le van a poner debajo: "Inspector de Hacienda". Estaba Joaqu¨ªn Leguina, por cierto, que defendi¨® la extravagante iniciativa de pedir c¨¢rcel para el periodista que ha venido informando si no dice qui¨¦n le inform¨®. Me extra?¨® Joaqu¨ªn Leguina, pero, claro, es que es un novelista cuya indignaci¨®n convierte la ficci¨®n en griter¨ªo y el ruido en furia desatada.
Las cuentas de Beteta han cambiado; de aquellas pulidas de las que dec¨ªa disponer se ve que alguien le hizo borrones; su penitencia es estudiarlas porque se han convertido en un polvor¨ªn cuyas esquirlas han alcanzado a gente muy encumbrada y muy pr¨®xima a la presidenta Aguirre. Que vuelva ahora y las lleve en una carpeta, las deje all¨ª y se vaya, porque no resulta comprensible qu¨¦ hace un consejero como ¨¦l en una tertulia como ¨¦sa. Bueno, tampoco entiendo qu¨¦ hace Cristina Alberdi, pero a lo mejor ella tampoco. -
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