Un paseo mundano en cobla
Roger Mas exprimi¨® en un Palau de la M¨²sica lleno las posibilidades expresivas de la agrupaci¨®n folcl¨®rica
![Concierto de Roger Mas en el Palau de la M¨²sica.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4LJWR4IQ2VCJ3DM7DYOWNYBEA4.jpg?auth=620ee195b13867a5837b17d21cb5d309cef82c20c0ac348b2bfcec8d3f83bd03&width=414)
Como alguien que es a la vez una cosa y su contraria, una f¨¢brica de ant¨®nimos y de sin¨®nimos, un cosmopolita rural que, fijado a su tradici¨®n, que entiende y vive en un sentido amplio, canta en idiomas del arco mediterr¨¢neo sabi¨¦ndose m¨¢s catal¨¢n que un cal?ot. Atendiendo a esta mirada tan local como mundana, Roger Mas llen¨® el Palau de la M¨²sica en un concierto del festival Tradicion¨¤rius para presentar su segunda entrega de ese repertorio que ha pasado por el tamiz de la cobla, agrupaci¨®n musical que mam¨® en familia y que le suena a infancia y fiesta en plaza p¨²blica, para dar nuevo aire a unas canciones mayormente conocidas y, de paso, evidenciar que la cobla contempor¨¢nea tiene ilimitadas posibilidades expresivas m¨¢s all¨¢ de la sardana. Antes del concierto, su representante reconoc¨ªa que si al primer experimento, hace ahora 12 a?os, le cost¨® tomar vuelo, este segundo disco con la Cobla Sant Jordi-Ciutat de Barcelona tom¨® vuelo muy r¨¢pidamente. Merecido premio a una revisi¨®n nada apergaminada de una tradici¨®n que no le hace ascos a nada porque la m¨²sica popular, el rescoldo en el que Mas enciendo sus antorchas, atesora un mucho de verdad en su interior.
Elegante pero un poco de pueblo, como cuando los campesinos se mudan para ir de visita al m¨¦dico en la ciudad. El mismo traje azulado que luce en las fotos promocionales del proyecto, uniforme de faena para dignificar su propia presencia frente al respetable y que no es aventurado suponer es el que usa en casi todas sus puestas de largo. Por supuesto, calzando espardenyes, un signo de identidad que esta vez mostr¨® con orgullo, indicando al p¨²blico que las llevaba. Junto a ¨¦l, una cobla con once miembros m¨¢s un tr¨ªo de apoyo con contrabajo, bater¨ªa y su inseparable Xavier Guit¨® al piano como director musical y arreglista. Y, entre todos, complicidad y automatismos para abordar un repertorio en el que no falt¨® Fabrizio de Andr¨¦, uno de sus t¨®tems, con el que abri¨® el concierto con La canzone dell¡¯amore perduto. Desde este arranque, el concierto se antoj¨® un r¨ªo que iba a?adiendo a su caudal canciones de todo ¨¢mbito y lugar, desde la Llorona al chansonier quebequ¨¦s Raymond Levesque, del que cant¨® junto a Marina Rosell Quan tothom viur¨¤ d¡¯amor, pasando por canciones populares como Aqueres Montanhes, que en condici¨®n de himno del Valle de Ar¨¢n fue interpretado en pie por toda la formaci¨®n, o La Santa Espina.
Con su anterior disco con cobla representado por siete temas, burbujeante la toma de L¡¯home i l¡¯elefant e infalible su Oda a Francesc Pujols, vino a la cabeza que este es un gu¨ªa del pensamiento de Roger Mas, a caballo entre el aparente disparate y el m¨¢s f¨¦rreo sentido com¨²n. Todo ello suavemente espolvoreado por un humor que no se sabe si viene o va, un humor en ocasiones ocurrente en sus juegos de palabras: vamos a hacer una copla con cobla, dijo antes de abordar La bien pag¨¢, con m¨²sica de Javier Mostazo, a la saz¨®n nombre muy de Ib¨¢?ez y sus mortadelos. Es ese juego de espejos, esas alocuciones que buscan sutil sonrisa y no estruendosa carcajada, ese tomarse muy en serio lo que se explica y presentarlo sin soflama son algunos de los activos de Roger. Otro es la capacidad de armonizar canciones distintas en un lenguaje de cobla, con esa mezcla entre madera y metal, dulzura y empuje agudo, ceremonia y fiesta popular en una muestra de ductilidad que hace de la cobla una formaci¨®n todo terreno.
No ser¨ªa necesario a estas alturas acabar ponderando la voz de Roger Mas, una voz varonil y c¨¢lida al mismo tiempo, voz enguantada por la elegancia y bendecida por una dicci¨®n precisa que desarma todas y cada una de las veces que hace suya Sota una fina capa de cendra, cuyo arranque a piano y letra recitada desemboca conducida por vientos de cobla en una suerte de est¨¢ndar local para un crooner de Solsona. Una se?ora adaptaci¨®n sobre un tema propio que son¨® en la parte final del concierto, un concierto sin fronteras como corresponde a un mundo que en el fondo no es tan grande y donde las similitudes, a menudo escamoteadas, nos conciernen como ciudadanos de un mismo pueblo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.